Infancia Trans, dejemos a los niños ser niños

Por: Fernando Torres Mejía

Algunos de ustedes se sorprendió cuando en 2017, la prestigiosa revista “National Geographic” dedicaba su portada a la «infancia trans», donde aparecía una fotografía de «Avery Jackson» de tan solo 9, sentado sobre un sofá donde costaba trabajo identificar que se trataba de un niño, lo que a la postre se convertiría en un icono del movimiento de lo que hoy conocemos como la identidad transgénero.

De igual manera tomo fuerza la teoría de que las personas que querían anunciar su tendencia transgénero podrían tener trastornos mentales tales como depresión, ansiedad, pero que la real causa de esto se originaban por el rechazo social y la violencia que se desataría posterior al anuncio y no antes, por lo cual insisten en que esta es la verdadera razón que les impide “salir del closet” para evitar las consecuencias futuras.

Avery, quien a sus escasos 9 años de edad y con el apoyo de sus padres, le contó al mundo que se sentía una niña, pero a sus 15 añitos reconocieron que él ya no se consideraba un activista transgénero. Al principio decía “estoy ayudando a otros y quiero cambiar el mundo, para que otros niños puedan ser tan felices como yo”, pero a medida que pasaba el tiempo, se produjo el cambio, e incluso en algún momento le preguntaron, ¿te gustaría volver a la escena pública después de todo lo que ha sucedido?, respondió, «no lo sé, pero quiero que mi trabajo se realice en mis términos y no quiero que necesariamente se trate de personas trans. Hay otras personas que sufren».

En otras palabras, los padres al igual que él, se dieron cuenta de que habían cometido un grave error y ahora Avery reflexionando sobre esa decisión que tomaron cuando apenas era un niño sin experiencia ni con la capacidad de entender el daño que había cometido, hoy se autorreprocha afirmando, «me ha arruinado la vida», lo que demuestra que ahora se está replegando de la decisión que tomo en su momento.

En 2023, él y su familia no quisieron participar en una entrevista que un prestigioso medio les quería realizar, aunque su madre indicó, “ya no usa los pronombres femeninos, y hoy en día no se considera transgénero.

Esta historia ha sido muy dolorosa para Avery, quien hizo un video en el que por petición de su madre le sugirió escribir un libro relatando su historia y este le contesto «no quiero tener un libro. He hecho demasiado daño, me he arruinado mucho la vida y si lanzo un libro estará en las noticias y yo también y solo hará que mi vida sea peor», aunque tan solo un par de años atrás, si quería que la gente supiera su historia. «Quería, pero fue un error estúpido y ahora no quiero», sentenció Avery.

Inicie esta columna contando un poco sobre el caso del niño Avery quien a su corta edad sus padres le permitieron tomar una decisión apresurada donde tanto él como su familia, unos años después se reprochan y se arrepienten del daño tan grave y grande que cometieron, y esto es precisamente lo que sucederá por cuenta del polémico borrador de decreto del gobierno Petro que permitirá cambiar el sexo en el registro civil a partir a los siete años de edad, así que ¿no sé hasta cuando Petro y sus “discípulos” quieren acabar con los valores y principios de las familias colombianas, y lo peor, seguiremos callados y aceptando todos estos atropellos?

De aprobarse esta propuesta de la ministra de justicia Ángela María Buitrago, los niños a partir de los 7 años, podrían cambiar su género en el registro civil con un simple trámite notarial, y más grave aún, este cambio lo pueden hacer con la anuencia de un defensor de familia, dándole mayor “superpoderes” a un personaje de estos por encima de los padres, porque su decisión tendrá una prioridad sobre la opinión de estos, bajo el argumento de que la función del estado es proteger a los niños, en otras palabras un “aparecido” por ahí nombrado por el estado es quien sabe y conoce mejor lo que conviene a nuestros propios hijos.

El estado decidirá como tenemos que criar y educar a nuestros hijos, por lo que vale la pena preguntarnos, ¿vemos a nuestros niños con la capacidad de tomar una decisión tan trascendental como esta, que los marcara y les definirá su conducta para siempre?, esto más bien parece una iniciativa destinada a “moldearlos” y adoctrinarlos desde sus primeros años de vida.

No soy psicólogo ni tampoco tengo estudios en el conocimiento y comportamiento de niños y adolescentes, pero es claro que cuando se es niño, el círculo donde se mueven es precisamente con compañeritos de su mismo sexo y cuando se les habla sobre las niñas las ven como “seres extraños” y es el mismo caso que les sucede a las niñas, pero cuando se llega a la época del colegio y la universidad se generan una relación diferente, el vínculo la atracción y las relaciones son distintas.

Los niños viven en un mundo de fantasías por eso no es raro que se presenten comportamientos extraños que nos parezcan raros, pero son puntuales como que el niño se ponga la ropa de la mama o la niña la de su papá, pero esos son cosas fugaces y cuando esto ocurre, aparecen los oportunistas, llámense sus propios padres, familiares, amigos, activistas con tendencias trans quienes de inmediato salen a decir “es que si ven, ellos(as) quieren ser esto o lo otro, hagámosle tratamiento”, lo que en realidad son circunstancias que no necesariamente es lo que realmente ellos quieren, por lo que es una gran equivocación generarles una confusión muy grande y tal vez irreversible.

El gobierno se está aprovechando de esto para empezar con sus adoctrinamientos y lograr crear una población que esté al servicio de sus propósitos como ya lo viene haciendo con las comunidades indígenas y los afros, o de que otra manera se podría explicar está nefasta propuesta, aunque si repasamos el gabinete y una gran mayoría de funcionarios de esta administración, estos hacen parte de la comunidad LGBTIQ+, entonces se entienden las verdaderas razones, hago la aclaración que no tengo ninguna prevención contra estas tendencias ni movimientos, pero en lo que no estoy de acuerdo y ahí si me paro en las de atrás, es que quieran instrumentalizar a los niños, si los que hacen parte de esta comunidad se sienten y viven felices, me alegro, ya que cada quien puede hacer lo que quiera con su vida, pero, dejemos a los niños tranquilos.

Esta decisión del gobierno es la más retrógrada de todas las que quiere imponer, porque es cobarde y demuestra, por el contrario, que solo busca acabar con la niñez, al entrometerse con la mejor época de sus vidas, por eso, infancia Trans, dejen a los niños ser niños.

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