Por: Fernando Torres Mejía
En 2016, Juan Manuel Santos traicionó a todo un país firmando los Acuerdos de Paz, porque a partir de ese momento arrancó un proceso de desconfianza en la justicia, la prueba está que nadie cree en esta y por eso la delincuencia se ha tomado el país, porque la gente sabe que si se porta bien le va mal, pero si se porta mal, le va bien y esa fue la herencia que nos dejó ese gobierno, que premio toda clase de delito en cabeza de los grupos terroristas.
Luego aparece Petro y sigue por la misma línea, esa de la impunidad de no hacer nada para acabar con ese flagelo, porque es cierto que aquello de la Paz Total es una simple farsa, una mentira que se ha convertido en una alcahuetería, donde se dan prebendas y prebendas, a unos personajes que han demostrado que no les interesa para nada, únicamente quieren un estado arrodillado que los deje hacer sus fechorías y poco a poco tomarse el poder, como está ocurriendo en 29 de los 32 departamentos de nuestra geografía y sumado a esto, los gestores de paz que no son más que otros que no quieren hacer nada y ven la oportunidad de recibir ingresos a cambio de seguir delinquiendo.
Ahora en escena está el alcalde de Cali, a quien es bueno recordarle que fue elegido para ser el mandatario de todos los habitantes (2.280.000), de la ciudad y no para unos cuantos, y eso no significa que tenga que ir a atacar ni maltratar ni mucho menos violentar a esos que se dicen llamar jóvenes de la Primera Línea, pero tampoco hay motivos para celebrarles nada, como lo hizo el fin de semana pasado bajo el pretexto de una “reconciliación” que no existe.
Claro que los ciudadanos necesitan esa reconciliación, pero para lograrla se requiere ser objetivo e imparcial y no estar solamente de un lado, porque le recuerdo que la inmensa mayoría de caleños no estuvo de acuerdo y no lo está con la forma como este pequeño número de delincuentes, se tomó la ciudad, donde hubo asesinatos, pretendían que la gente se muriera de hambre evitando el ingreso de alimentos, se impedía el desplazamiento de ambulancias, etc., entonces Eder, se equivoca porque está enviando un mensaje para que se escojan las vías de hecho, sumándose al mismo proceder de Santos y Petro, donde la gente que respeta la institucionalidad y la ciudad es la que le toca poner el pecho, pagar impuestos, aguantar secuestros, asesinatos, todo lo que los delincuentes quieren Imponer, a cambio de seguir agachando la cabeza.
Entendemos que la reconciliación es una de sus banderas, pero se debe ser coherente y en este caso usted no lo está siendo, por cierto ese nuevo eslogan “Cali, Ciudad Pacífica” no ha tenido el impacto que se pretendía, precisamente por esta incoherencia de no contar con todos los habitantes sino con una minoría.
Cuando usted dice “Invito a los colombianos a que no aceptemos más que nos conduzcan a la confrontación como único camino. Los problemas que enfrentamos y debemos resolver son demasiado serios y requieren de un liderazgo amplio y contundente, no permitiré es que sigan intentando incendiar nuestra ciudad desde afuera, promoviendo el odio y el radicalismo”, le recuerdo que hoy los grupos al margen de la ley están presentes en el 91% de los departamentos del país, lo que demuestra que se han fortalecido, y esto tiene su origen en la falta de autoridad y respeto a la ley.
Lo que no se puede continuar haciendo es pisotear a la gente de bien, porque están ofendidas y molestas porque se entiende que un grupo puede estar inconforme con el gobierno, pero eso no les da licencia para irse en contra de sus propios coterráneos contra el mismo pueblo y resulta que ahora los mandatarios los están premiando y festejándoles sus hazañas, con lo cual se está enviando un mensaje negativo y en contra del resto de colombianos y esto se puede salir de las manos y porque no, terminar en una guerra civil.
Alejandro, lo eligieron en Cali, para su recuperación, para luchar contra la corrupción, la seguridad, para mejorar la malla vial, para generar empleo para una verdadera transformación, y aunque estamos en el quinto mes de su administración donde no se ha visto mayor avance, se tiene la esperanza que las cosas van a cambiar y que de verdad la ciudad será distinta y que los cambios que prometió serán una realidad y claro saben que cuatro años son muy pocos para reparar lo que dejo su antecesor, pero se espera que usted dejará cimentada las bases para ese sueño que tienen todos de volver a sentirse orgullosos de la sucursal del cielo.
Lo que es una realidad, es que si a Cali le va bien a todos les va bien, por eso es fundamental trabajar por y para todos, por eso Eder, no repita los errores de Santos y Petro.