Por: Fredy Garzón – El Denunciante
El pasado 20 de diciembre Bucaramanga fue testigo de un hecho que no solo genera inquietud, sino también una profunda reflexión sobre la responsabilidad política, 13 de los 19 concejales de Bucaramanga decidieron no asistir a la sesión extraordinaria donde se iba a debatir el empréstito de 350 mil millones de pesos solicitados por la alcaldía municipal para desarrollar obras de impacto requeridas apremiantemente.
Esta inasistencia, que involucra incluso a miembros de la bancada de gobierno, ha generado una serie de preguntas difíciles de ignorar. La versión oficial de la oposición asegura que los concejales no asistieron por desacuerdo con el empréstito, pero parece que hay factores más profundos detrás de su ausencia.
En un contexto de presiones políticas y con un alcalde enfrentando un fallo en segunda instancia por posible doble militancia, la falta de presencia de los concejales podría no ser solo una postura en contra del préstamo, sino una estrategia para evitar debates incómodos o presiones políticas con carácter burocrático.
El papel de los concejales es representar a la ciudadanía, asistir a las sesiones y generar los debates necesarios. No pueden simplemente ausentarse sin dar explicaciones claras, pues su labor es fundamental para la transparencia y el funcionamiento del cabildo municipal.
La falta de asistencia no es solo un acto de desinterés, sino una muestra de desprecio por el proceso y por la confianza depositada por los electores. Bucaramanga merece concejales comprometidos, que asuman su rol con seriedad, participen activamente y ofrezcan respuestas claras a la ciudadanía.
Lo que ocurrió no es solo una falta de responsabilidad, es una desconexión peligrosa entre los gobernantes y los gobernados, son ustedes concejales los que deben asumir con seriedad la aprobación o no de los proyectos, pero no ausentarse y evadir responsabilidades; concejales denle la cara a Bucaramanga.