Por: Luis Alfredo Ramos
El país entra en una etapa preelectoral de un año, cuando elegiremos en mayo 2022 un nuevo presidente de la República. Un año es un periodo muy largo para una campaña, pero muy breve para todo lo que hay que hacer en una democracia que enfrenta muchos problemas, algunos por resolver desde hace varias décadas como son el narcotráfico, la corrupción y el tema fiscal, para no mencionar el relacionado con la desinstitucionalización o desintegración de los partidos.
Estos cuatro asuntos están pendientes y son, en la mayor parte, la causa del malestar y la inconformidad que vive el país, agravados por la pandemia que hoy padecemos y que acentúa los problemas económicos y el desempleo, como lo muestran todas las investigaciones de opinión.
Y serán estos temas los que muevan la opinión pública, sobre la cual habrá una influencia mayor de la juventud, con sus manifestaciones de inconformismo, rebeldía y como protagonista del paro que el país enfrenta y que marca en un momento de crisis un camino que todavía no está claro.
Los jóvenes, hablamos de los menores de 45 años, constituyen más del 70% de la población. Serán entonces la fuerza decisoria al momento de escoger, un nuevo presidente que recibirá un país con unos pendientes que no pueden quedarse en meras discusiones o debates. Saben las nuevas generaciones que si los cultivos ilícitos y el narcotráfico continúan, no habrá gobierno que acabe con la corrupción y nuestro país no saldrá de una crisis que abarca cuatro décadas.
Será la juventud la decisoria frente a las alternativas que se presentan a los colombianos en el manejo político Por un lado la opción de una izquierda, con unas inclinaciones al socialismo del siglo XXI, y de otra parte la opción de centro derecha con su orientación a la defensa de la libertad, el orden y la inversión privada. No cabe duda de que la votación de los jóvenes inclinará la balanza hacia donde se dirigirá el país en los próximos años.
Nunca antes los jóvenes tendrán tanta responsabilidad y los partidos y movimientos políticos tanta incidencia. Porque los que realmente está en juego es la suerte de la democracia, este sistema político que es insatisfactorio como dijo CHURCHILL, pero que sigue siendo el predominante en el mundo porque hasta hoy no se ha inventado uno mejor.
Ante este panorama, podemos concluir que restan 365 días para que Colombia escoja un nuevo gobierno, desafío en el cual los jóvenes tendrán el voto, para decidir que quieren en los próximos años.
Solo queda esperar que el centro derecha, con un candidato único, vincule los jóvenes a un compromiso por el país, por la democracia y por las libertades, para evitar que haya un régimen nefasto como el de Venezuela, Nicaragua, Cuba o Bolivia.
¡LOS JOVENES TIENEN LA PALABRA! ¡Y EL VOTO!