Por: Duván Idarraga
Como escribí en mi última columna del año 2024, en materia económica y fiscal las noticias para Colombia no fueron positivas; las cifras fueron muy negativas y contundentes, hablan del desastre en ambos aspectos durante el gobierno Petro.
Ya habiendo pasado más de medio mes de enero del 2025 empiezan a preguntarse los diferentes actores económicos del país (inversionistas, Calificadoras de Riesgo, analistas, periodistas especializados, etcétera) si ¿la confianza inversionista, tan deteriorada desde agosto del 2022, se va a recuperar en el 2025?
Los primeros anuncios y noticias que se han conocido no son halagadores, incrementan el ambiente de incertidumbre sobre la economía del país y ratifican que el gobierno actual no está haciendo lo adecuado, ni lo suficiente, ni con la oportunidad que se requiere, para devolver a los diferentes actores del sistema económico y financiero las condiciones de tranquilidad y confianza que les permitan visualizar que las cosas en el 2025 pueden ser mejores en estos frentes.
Empecemos por las primeras decisiones del gobierno. Solicitó la renuncia del director de la DIAN, Jairo Orlando Villabona, culpándolo por el desastroso resultado en recaudo de impuestos durante el 2024 ($267.2 billones, frente a $279.4 billones en 2023, una caída del 4.3%).
Extrañamente no culpó de ello a Mr Taxes (hoy Ministro de Industria y Comercio), el verdadero responsable. Por supuesto, el señor Villabona salió a defenderse y dijo dos cosas que yo había comentado en columnas anteriores:
La primera, que los cálculos de los ingresos por parte del equipo económico del gobierno para el 2024 estuvieron totalmente desfasados. Segundo, como era de esperarse, en virtud al pésimo resultado macroeconómico del país y por ende la reducción de las utilidades de las empresas (recordemos que las personas jurídicas representan más del 90% del recaudo anual del impuesto de renta) durante ese año, hubo un impacto proporcional y una disminución significativa del recaudo de impuestos.
Segunda, durante varios días todo el equipo de gobierno con el señor Petro a la cabeza, realizó una especie de “retiro espiritual” para ajustar planes y definir estrategias con miras a afrontar las dificultades económicas y fiscales del país. Los anuncios después de esta costosa e inútil reunión no fueron los esperados; no tuvieron ni la profundidad, ni la contundencia requeridos. Llama la atención que fuera Laura Sarabia la vocera de los mismos, no el señor Petro; es más, en redes sociales se observaron videos de Laura liderando reuniones y Petro haciendo lo que más le gusta: Escribir en el celular. Mas que el presidente de un país actúa como un locuaz influencer, su esencia.
De fondo, inquieta que de esta reunión no hayan salido acciones contundentes que apunten a corregir la grave situación fiscal y económica del país; simplemente, algunos anuncios sobre austeridad con decisiones bastante flojas y sin contemplar la reversión de las tomadas durante este gobierno como el desproporcionado incremento de la burocracia durante el lapso 2022 a 2024; igualmente, suspender la creación de embajadas y consulados que el país no requiere. Frente a los desbordados niveles de corrupción de este gobierno, nada en concreto, ni siquiera anuncios para la opinión.
Para rematar el complejo panorama, comentar la reciente columna de Valora Analitik y su preocupación por las decisiones que han tomado inversores globales de abandonar los bonos colombianos; precisamente, por temores frente a la gestión económica y fiscal del gobierno actual, tema que he comentado en múltiples ocasiones: Hay enormes dudas sobre la sostenibilidad fiscal de Colombia en el corto y en el largo plazo ante el crecimiento desbordado de los gastos versus las deficiencias en recaudo de impuestos, por ende, el incremento considerable del déficit fiscal del país tanto en el 2024 (estimado en el 5.6% del PIB) y con cálculos de que se mantendrá y podría acrecentarse en el 2025. Valora Analitik expresa:»Los bonos denominados en pesos, conocidos como TES, han registrado pérdidas significativas convirtiéndose en los títulos de deuda local con peor desempeño de América Latina en los últimos tres meses después de Brasil.
Los TES han acumulado una pérdida del 3.5% en contraste con la ganancia promedio del 1.6 del índice más amplio de Bloomberg. Esta caída está impulsada principalmente por la desinversión extranjera, llevando su participación en el mercado a nivel más bajo desde febrero de 2016″.
Para rematar el panorama de incertidumbre, hay que mencionar que el gobierno Petro acaba de nombrar a dos miembros de la Junta Directiva del Banco de la República cuyos periodos terminaron.
Fueron nombrados Laura Moisa y César Giraldo como codirectores. Las dudas surgen en especial ante los comentarios del Ministro de Hacienda respecto a aprovechar esta mayor presencia de codirectores cercanos al gobierno para acelerar la caída en las tasas de interés, algo que podría ser contraproducente (como ha sucedido en otros países).
En el fondo, la gran preocupación que tienen los diferentes actores, es saber, si con esta mayoría, el gobierno Petro podría tomar decisiones como emitir dinero, con las graves y nefastas repercusiones en materia de inflación que eso conllevaría. Esperemos, por el bien de Colombia, que la sensatez y el conocimiento técnico de la Junta Directivas prevalezcan sobre los intereses políticos del gobierno.
En conclusión, ni las acciones, ni las decisiones, ni lo que viene sucediendo genera expectativas positivas que contribuyan a recuperar la confianza inversionista; en este tema, el gobierno Petro no solo no hace la tarea que el país requiere; por el contrario, sigue incrementando la incertidumbre.
Nota: Se conoció el resultado de la inflación en el 2024, el 5.2%. Un buen resultado al comparar con el 2023 cuando estuvo en el 9.28%; una reducción de 408 puntos básicos. Pese a que el gobierno pretende sacar pecho con este logro, es una gestión totalmente atribuible a las acciones y decisiones de la Junta Directiva del Banco de la República.