Por: Laura Pinzón
¡Indignante! Esta expresión se queda corta al observar cómo las mujeres en Afganistán están siendo víctimas de los talibanes, los “castigos” que van desde ser apedreadas por no portar de forma adecuada la Burka, salir a comprar bienes básicos solas o, perder sus dedos por pintar sus uñas, para mi, van más allá de una creencia cultural, pues, la integridad de todo ser humano debe primar.
Sin embargo, hemos visto como el silencio de aquellas quienes más reclamas los derechos de género alrededor del mundo, ha sido evidente. Y, con ello me refiero no al feminismo ilustrado (primera ola), sino más al feminismo marxista y radical. La Real Academia Española (RAE) define al feminismo como “el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre, así como el movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo”. Por otro lado, Maria Moliner lo considera como una doctrina encaminada a conseguir la igualdad. Pero ¿qué tienen en común estas últimas dos olas del feminismo? Señalan una radicalidad basada en el supremacismo, resentimiento y evidente pertenencia a la ideología de género. Aún así, ninguna declaración, voz de protesta o cita masiva en redes sociales para rechazar la situación de las mujeres en Afganistán… Cuanta incoherencia.
Y, es que se necesita verdadera valentía para enfrentarse a un mundo donde constantemente se está bajo ataque, y, con ello refiero no tener necesariamente que rechazar al “macho opresor” o, ser “víctima del sistema”, sino reclamar con sus acciones bajo principios universales, su valor como mujer, con miles de habilidades en pro de la sociedad. Si revisamos la historia, mujeres como Artemisa de Caria, las hermanas Trung o Juana de Arco alzaron su voz para combatir con valentía, no necesitaron esconderse detrás de discursos trasuntos para mostrar rechazos y reclamar derechos faltos de racionalidad.
Bueno, de mi parte seguiré rechazando con vehemencia a este colectivo social que no me representa, porque las mismas mujeres, al otro lado del mundo, están sufriendo, están padeciendo a causa de las costumbres extremas de un grupo radical y aún así no están recibiendo ningún tipo de apoyo de aquellas que se autoproclaman grandes defensoras del género. Ustedes feministas han querido destacar el papel de la mujer y lo único que han hecho es humillarnos. Ustedes han sido las violadoras de la maravilla que significa ser mujer. Prefiero el feminismo que componen todas aquellas mujeres que allá, en Afganistán, soportan todas estas inclemencias por respeto a sus tradiciones, eso para mi, es valentía; prefiero a todas aquellas mujeres cabeza de familia, berracas, que han sacado a sus hijos adelante con gallardía, a las dueñas de empresas que han encaminado proyectos con su preparación profesional, a las damas que guardan la feminidad al vestir, hablar y actuar y, a todas aquellas mujeres que celebran los triunfos de otras, que no tienen envidia y prefieren trabajar en equipo con su mismo género o también hombres, para sacar adelante una sociedad.