Por: T.Coronel (r) Gustavo Roa C
Las Reserva de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional de Colombia, conformada por aquellos ciudadanos, hombres y mujeres que han integrado con orgullo, las filas de las tres fuerzas Militares, Ejército, Armada y Fuerza Aérea y también de la Policía nacional, organizan con espíritu patriótico para esta semana, manifestaciones y concentraciones públicas, en las principales ciudades de Colombia, para honrar a sus héroes, que han entregado sus vidas y otros que con una juventud promisoria, han resultado mutilados por las arteras y criminales armas de los grupos de narcoterroristas.
Son centenares de jóvenes colombianos, casi niños y adolescentes que, como defensores a ultranza del orden constitucional, la paz, la convivencia y la tranquilidad de los colombianos, han resultado directamente afectados, sin que el Estado y el gobierno, reconozcan con justicia y equidad está patriótica labor.
El objeto de estas concentraciones masivas es también recordar las innumerables historias de terror, impuesta en ciudades, pueblos, campos vías y alejados rincones de la patria, por los grupos subversivos, unos engañosamente desaparecidos y otros vigentes, con el contubernio de sectores oficiales, afines, a sus extremas ideologías.
Tristemente Colombia ha olvidado los actos criminales que durante más de 60 años han sido ejecutados por grupos terroristas como las FARC, el ahora resurgido M-19, el Eln, el Epl, el Quintín Lame, este último que ha dado origen a violentos grupos de supuestos indígenas del suroccidente del país, con terribles manifestaciones delictivas, cómo bloqueo de vías, tomas de propiedad privada, ocupación ilegal de áreas productivas, secuestros y torturas de soldados y policías, generando con la anuencia del gobierno, la creación de una especie de “microestado del delito”, con leyes y normas inconstitucionales y fundamentadas en verdaderas aberraciones pseudo legales, fraudulentas teorías ancestrales, absurdas razones sociales e inocultables intereses económicos, basado en el pútrido negocio del narcotráfico, llegando incluso a pretender conformar un ejército o guardia privada, con la anuencia de un sector político, afín a las ideologías de izquierda, menoscabando y evitando, la acción legal del Estado.
El comportamiento terrorífico de los extremistas, protegido por sectores políticos de izquierda, ampliamente reconocidos y financiado por grupos de narcoterroristas, han asolado al país, durante más de 60 años, no solo en grandes ciudades, sino también, en apartados pueblos, caminos, veredas y sitios inhóspitos, donde la gran mayoría de los colombianos citadinos no conocen, su ubicación y menos los terribles hechos de violencia. Pero lo más grave, es que organizaciones simpatizantes y al servicio de la extrema izquierda, han evitado a propósito, que los estudiantes y las nuevas generaciones, tengan la información de quiénes han sido los más reconocidos terroristas, corruptos y tramposos y que hoy aparecen en el escenario político, como cínicos representantes de la ética, comportamiento moral y transparencia administrativa.
Las familias de los héroes de nuestras Fuerzas Militares y de la Policía, que pueden contarse por miles en toda Colombia, vienen exigiendo, con sobrada razón, por parte del actual gobierno, una acción eficiente de carácter jurídico y legal, contra los autores de un centenar de actos criminales, violatorios del derecho internacional humanitario y otros de lesa humanidad, cometido contra los servidores colombianos, no solo de las Fuerzas Militares y de la Policía, sino de otras entidades del Estado.
Ante este creciente inconformismo de la sociedad colombiana, representado en las familias de militares, parece que tanto el presidente como el ministro de defensa, siguen mirando con notable desdén, las crecientes quejas e inconformismo de los colombianos y en cambio parece que minimizaran, las conductas repetidas de los criminales y antisociales, que actúan con sevicia contra los diferentes estamentos y organizaciones sociales, pertenecientes a las comunidades urbanas y rurales.
Las manifestaciones que se llevarán a cabo, a partir del mes de mayo del 2023, vale la pena que sean apoyadas, por todos los estamentos de la sociedad, medios de comunicación, fuerzas vivas, políticas y sociales, sectores productivos, industriales, trabajadores, obreros, estudiantes, pensionados y en fin, hacer todos los colombianos causa común, lo cual permitirá demostrar, una poderosa e inocultable unidad, de la fuerza pública y de la sociedad entera, demostrándole a la opinión internacional, que Colombia ha conformado unas Reservas, con una evidente fortaleza democrática, cada vez más cohesionadas, coherentes y decididas a defender con la vida misma la democracia y las instituciones.
A partir de mayo y periódicamente los miembros de la reserva de la fuerza pública, empezarán a hacer presencia en calles, avenidas, campos y ciudades de nuestro país, incluso accediendo a escenarios e instancias internacionales, como foros, eventos, seminarios y manifestaciones, que seguramente tendrán un creciente apoyo de todos los colombianos, tanto en nuestro país como, en muchas ciudades del mundo.
Contrario a lo que ha ocurrido en otras épocas, donde los vándalos y delincuentes afectan la propiedad pública y privada, la Reserva de las Fuerzas Militares y de la Policía de Colombia, no conformarán una “primera línea” de desadaptados, como cínicamente denominan y aplauden, políticos y dirigentes populistas, estimuladores del odio y el rencor, pidiendo aplausos para estos criminales; sino que las Reservas Unidas de la Fuerza Pública y la sociedad democrática, sin armas físicas, que atenten contra la integridad de otras personas, pero sí, con armas, éticas y morales y un inmenso potencial de patriotismo, conformarán, un gigantesco movimiento democrático, con fundamentos legales, pero con objetivos férreos e innegociables, en la defensa de las instituciones, el orden, la democracia y los derechos de la fuerza pública.
Vale la pena estimular este naciente y próspero movimiento de colombianos, defensores de la constitución y las leyes, y que esta inmensa ola democrática vaya creciendo, con la adhesión y participación de todos los sectores de la sociedad colombiana, sin distingo de partidos o movimientos políticos, religiosos, ideológicos o cualquier otra diferenciación, para conformar en cambio, una fuerza gigantesca de poder democrático, no intimidatorio, ni amenazante, como lo hacen los defensores de la ilegalidad, la violencia y la delincuencia, sino organizada irrespetuosa del ordenamiento jurídico y constitucional, creado para defender con la vida misma, a nuestra nación, nuestra constitución, nuestro Estado de derecho, sociedad e instituciones.
El gigantesco sacrificio de antiguos integrantes de las Fuerzas Militares y de la Policía, no puede quedar en el olvido y ostracismo y menos aún, aceptando que la impunidad, se siga pavoneando cínica y descaradamente, por los despachos oficiales, ante la mirada complaciente del gobierno y dirigencia política sectaria.
Conformaremos un ejército de millones de soldados colombianos y ciudadanos, defensores de la democracia y que rechacen de tajo, la acción y la impunidad de narcoterroristas, criminales, corruptos, populistas y mentirosos, así como todos los excesos de poder, de aquellos politiqueros populistas, qué a nombre del pueblo y engañando a éste, sin ningún tipo de vergüenza, hoy están viviendo como una de las más rancias aristocracias comunistas.
Como dice, un aparte de la oración patria, que antes enseñaban en colegios, escuelas y universidades; y hoy se reza diariamente en todas las unidades militares y que dice: “LLEGADO EL CASO, MORIR POR DEFENDERTE, ¡MI AMADA COLOMBIA”!