Por: Fernando Torres Mejía
Cali, esa hermosa ciudad enclavada en el sur occidente colombiano, la capital del Valle del Cauca, la de la caña de azúcar, la del verde de sus valles, donde aún queremos y podemos demostrar que los caleños somos gente de bien, que si bien es cierto la izquierda recalcitrante se la ha tomado y la quiere destruir e incluso hacerla ver como la capital de la resistencia, la cuna y el refugio de grupos de vándalos y terroristas que buscan cualquier excusa para acabar con su infraestructura y con su tranquilidad, aún algunos pocos con tesón y valentía continúan trabajando para arrebatársela a todos estos grupos, como en el 2002, el presidente Álvaro Uribe se la arrebató a los narcoasesinos y narcoterroristas de las FARC.
Cali, la ciudad de las universidades de prestigio y reconocimiento tanto nacional como internacional, la del Pondaje, la del Distrito de Agua Blanca, la de Valle Verde donde viven desplazados por la violencia pero trabajadoras honradas y con cualidades excepcionales, porque a pesar de sus condiciones económicas, son responsables y cumplidoras de sus obligaciones y compromisos, de hecho son los que mejor pagan sus obligaciones, aunque les toca recurrir al perverso negocio del gota a gota porque los gobiernos prometen y prometen, pero no les dan soluciones para este terrible y peligroso flagelo, la de las clínicas y hospitales reconocidos como de los mejores de Latinoamérica, aunque para el ministro de salud, Guillermo Alfonso Jaramillo en las clínicas y hospitales “montaron un negocio con el covid-19, triplicaron las unidades de cuidado intensivo (UCI) y nadie dijo nada. Ahí estuvo uno de los más grandes negocios” por lo que me gustaría que miráramos, y lo voy a hacer, solamente por ejercicio, cuántos salieron vivos de esas unidades de cuidados intensivos, lo más peligroso es tener una UCI sin tener la gente entrenada y capacitada para poder atender eso”, que comentarios más desobligantes de quien está a cargo de esta cartera.
Cali, es tan importante y su alcaldía tan apetecida, que 43 precandidatos quieren ocupar esa “dignidad”, pero claro, muchos están ahí para que les den un puesto en ese “bus” por los próximos cuatro años y por eso toma importancia hablar de quien sin duda será el que tiene la mayor opción para ser el alcalde, aunque por ahí estén buscando “jugaditas” jurídicas para “sacarlo” del medio, pues saben que frente a él, los demás no la tienen nada fácil. Pero miremos.
El América, más conocido como la “mechita” en tan solo la ciudad de Cali, cuenta con 1.800.000 hinchas, (6.400.000 en todo el país), el 70% son mayores de edad, es decir 1.260.000, a esto restémosle el 48% de abstencionismo, nos quedan 655.200, descontémosle un 10% de los que no marcaron o no supieron hacerlo y que por lo tanto, se consideran votos nulos, digamos también que se les “tuerzan” 200.000, con lo cual llegaría a 389.680, lo que es suficiente para ganar, esto, sin contar con los empresarios, y aquí viene un cuestionamiento ¿Armitage no le fue bien, entonces por qué ahora con Tulio las cosas serían diferente?
No se puede confundir, hay dos tipos de empresarios, los industriales quienes tratan de mejorar su producto, abaratar los costos y tratar bien a sus empleados, mientras los comerciantes tienen contacto directo con la gente todos los días, les toca trazar estrategias casi que a diario porque el precio de los productos que venden hoy no es el mismo de mañana, no depende como los industriales de uno, dos o tres proveedores o acreedores, depende de miles de ellos y de los negocios que giran alrededor de sus empresas, esta es tan solo una de las grandes diferencias.
De otra parte, la polarización entre izquierda y derecha y sus respectivos intereses están a la orden del día, por lo cual se está generando una mayor motivación para salir a votar, lo que muy seguramente llevará a que el abstencionismo disminuiría y se ubicaría en un 40%, lo que quiere decir que la votación podría estar por el orden de 1.050.000, frente a los 829.513 de 2019, pero es que además la alcaldía ha sido, nefasta y la gente quiere algo diferente, distinto, y por eso se escucha en las calles, “esta vez si voy a votar”
¿Pero, Petro se dejará quitar a Cali, la “joya de la Corona”?, y aquí les recuerdo que el fenómeno del Pacto Histórico es de caudillismo y el único que logro unirlos fue él, pero hoy vemos que en Cali, cada quien va por su lado.
“Llegue a Cali con una caja de cartón todo lo que soy, todo lo que tengo se lo debo a esta ciudad, quiero dejarle un legado a Cali, yo he estado en contra de todo lo que le está ocurriendo, por lo que no soy inferior a lo que me sucedió y sé que tengo que ayudar a quien me ayuda, pero bajo mis condiciones, vamos a trabajar por Cali, vamos a escoger los mejores y vamos a halar todos para el mismo lado”: Tulio Gómez.
Cali tendrá la mayor votación en su historia y todo por cuenta de este líder que los caleños estaban esperando y que ahora, muchos políticos lo están buscando porque, todos quieren con Tulio, pero Tulio solo quiere con Cali.