Por: Andrés Villota
Estados Unidos y China Popular, los dos principales socios comerciales de Colombia están en serías dificultades. Aunque los medios de comunicación tradicionales de nuestro país no lo digan, Estados Unidos enfrenta una crisis económica, social e institucional que se agrava con el paso de los días. La China Popular, a pesar de haber sido el único país que creció durante la pandemia, afronta la caída de varios de los monopolios estatales.
La desastrosa gestión de Joe Biden que inicialmente fue justificada por su avanzada edad y demencia senil, hoy no tiene justificación alguna dada la gravedad de las consecuencias de tanta improvisación y de la ineptitud de su equipo de gobierno que ha llegado incluso a que los estadounidenses de los Estados republicanos empiecen a hablar de secesión. Barack Obama, el titiritero de Biden, criticó el desastre humanitario que se está presentando en la frontera sur de los Estados Unidos. Los congresistas Demócratas, también, le están dando la espalda para la aprobación de la Ley de Infraestructura porque es una gran estafa que solo destinará el 30% del total del presupuesto para la construcción y modernización de la infraestructura nacional, el resto es para gastarlo en humo.
Esa ley es la Patente de Corso de Joe Biden para dilapidar el dinero de los contribuyentes estadounidenses, y poder repartirlo por el mundo entre los activistas a favor del aborto, entre los “expertos” del cambio climático, los teóricos de la raza, los prohibicionistas de comer carne y azúcar, y las histéricas de la igualdad de género. Algunos analistas dicen que es la forma de pagar las ayudas recibidas de su equipo de asesores internacionales durante su campaña presidencial del año 2020. No es casualidad que la mujer más influyente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, la ex mesera, Alexandria Ocasio-Cortez, propusiera que a Colombia le entreguen una ayuda por $500 millones de dólares americanos “para lo de los Derechos Humanos”.
La tendencia actual para saquear el erario público es gastar en análisis, encuestas, estudios o consultorías, nada que signifique comprar algo, un herbicida o maquinaria y equipos o hacer una carretera o construir un puerto. Nada que genere empleo o inversión productiva. El gasto público que pretende reactivar la economía de los Estados Unidos se va a gastar pagándole a todos los consultores varados para que se lleven su botín a algún paraíso fiscal y aparezcan dentro de 10 años en los Pandora Papers VI. O averigüen con algún periodista, cantante o actriz, beneficiaros de los contratos para aunar esfuerzos por la paz de “con paz haremos más”, cuántas empresas montaron o cuántos empleos generaron en Colombia.
Lo anterior puede generar una fuerte caída en la demanda de productos colombianos en Estados Unidos y una caída en los flujos de inversión estadounidense llegando a Colombia. Con la emisión de dinero desbordada, tal vez por sugerencia del colombiano Gustavo Petro tan cercano a Joe Biden, la inflación está disparada en los Estados Unidos lo que le quita competitividad a sus exportaciones que, para los colombianos, se vuelven costosas al momento de hacer importaciones desde los Estados Unidos.
Esa caída en los ingresos de los Estados Unidos, sumado al enorme gasto del gobierno federal desde hace 9 meses cuando llegó Joe Biden a la Casa Blanca, llevó a la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, a enviarle una carta de emergencia al Congreso en la que, palabras más, palabras menos, dice que le tienen que ampliar el cupo de endeudamiento o los Estados Unidos van a dejar de pagar sus obligaciones. Yellen hace una confesión desesperada: El flujo de caja bruto diario del gobierno federal (excluyendo el financiamiento) es de USD$300 mil millones. Creció el 600% frente al gasto de USD$50 mil millones diarios durante el gobierno del presidente Donald Trump.
La secretaria Yellen sentencia en su carta: “puede causar un daño grave a la confianza de las empresas y de los consumidores, aumentar los costos de los préstamos para los contribuyentes y afectar negativamente la calificación crediticia de los Estados Unidos en los próximos años. No actuar con prontitud también podría provocar perturbaciones sustanciales en los mercados financieros, ya que una mayor incertidumbre puede exacerbar la volatilidad y erosionar la confianza de los inversores”.
El gobierno federal de nuestro principal socio comercial está a punto de colapsar y si a eso le sumamos las acciones legales que el fiscal general de Arizona emprendió contra los que participaron en el fraude electoral a favor de Joe Biden, tras conocerse en el Senado de Arizona el resultado de una auditoría hecha a los resultados de las elecciones presidenciales del 2020, el panorama institucional no puede ser peor. La grave afectación económica e institucional tiene en jaque el papel hegemónico de los Estados Unidos en el mundo que, ya mostró su debilidad en el caso de Afganistán.
Contrario a lo que muchos analistas afirman, la China Popular no es capitalista. El capitalismo es imposible en medio de una dictadura comunista que restringe las libertades y los derechos del ser humano. La economía china es una economía dependiente de la demanda del mercado mundial ante la ausencia de un libre mercado local. El dueño de todo es el PCCh lo que elimina la propiedad privada, elemento determinante para lograr la eficiencia, la libre competencia y la asignación óptima de los precios.
El PCCh es el dueño hasta de la información. El Banco Mundial sacó a la China Popular del ranking de Doing Business porque los descubrieron presentando información falsa. La caída del monopolio estatal Evergrande parece ser el derrumbe de un castillo de naipes, una situación igual a la desaparición de ENRON. Nadie entiende cómo la única economía que no fue afectada por la pandemia, supuestamente, tiene empresas en una situación financiera calamitosa como la de Evergrande.
El PCCh declaró ilegales a las criptomonedas en la China Popular, un país en dónde estaban asentadas las más grandes “granjas” de producción de criptomonedas, o mejor, la producción en serie de humo en forma de algoritmos lo que podría mostrar la caída de la farsa económica china, en todos sus frentes. Solo falta que el enorme patrimonio de los 5 bancos más grandes del mundo, que son chinos, esté representado en billetes de Monopolio o en monedas de chocolate.
En una actitud pragmática ante la quiebra de la economía de Venezuela, nuestro segundo socio comercial en esa época, Colombia resultó haciendo negocios con la China Popular en un momento en el que los chinos demandan enormes cantidades de materias primas pero, con el tiempo, nos están pasando la cuenta de cobro.
La intromisión diplomática de la China Popular en los asuntos internos de Colombia nos ha costado que los empresarios de la República de China (Taiwán) no pudieran construir un gran hub de tecnología en el Caribe colombiano, como ha sido su intención desde hace varios años, o que una empresa taiwanesa implementara sistemas de generación de energía limpia a partir del tratamiento de la basura orgánica.
El final de los rellenos sanitarios, el final de la contaminación del medio ambiente y la caída en el costo del servicio público de recolección de basuras. Ninguno de esos argumentos convenció a los miembros del Establecimiento colombiano, lo importante era congraciarse con los diplomáticos de la China Popular, no sabemos a cambio de qué pero sabemos que no fue para favorecer los intereses estratégicos colombianos.
En el mundo, hay escasez de microchips, de carros y de contenedores para transportar las mercancías pero eso parece no ser importante para el colombiano promedio cuya prioridad es ver videos en Tik-Tok. Supongo que tampoco es relevante entender las graves consecuencias para la economía colombiana que sus dos principales socios comerciales estén al borde del colapso.
En el último mes, el índice de la Bolsa de Valores de Shanghai, el SSE Composite Index ha caído el -1,48% y el Hang Seng Index de la Bolsa de Valores de Hong Kong ha caído el -8,13%. De nada sirvió que Joe Biden fuera el mejor amigo de Colombia, como tampoco fueron ciertos los ríos de leche y miel que prometieron Residente, Shakira y Juan Manuel Santos para América Latina con el dinero de los contribuyentes estadounidenses, si ganaba Biden. Al parecer, Joe Biden es a los Estados Unidos y el COVID19 es a la China Popular, lo que Chernóbil fue a la Unión Soviética. Tocó salir a conseguir socios nuevos.