La Fiscalía General de la Nación tiene en su poder un cúmulo importante de carpetas con soportes de las denuncias que distintos oficiales activos y retirados forzosamente del Ejército han presentado contra el comandante general de las Fuerzas Militares, el General Alberto José Mejía. Los procesos no avanzan y los fiscales esperan a que el nuevo gobierno del Presidente Iván Duque ordene un cambio en la cúpula para poder avanzar de manera segura con las investigaciones; no es fácil procesar a un comandante de las FFMM en ejercicio y con el respaldo del Presidente de la República.
El Expediente conoció buena parte de esas denuncias con soportes y pruebas cuyo contenido también le fue dado a conocer en días recientes a la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez y al Procurador General Fernando Carrillo por parte de los propios oficiales que han solicitado protección para poder seguir aportando pruebas y sirviendo como testigos y parte en los procesos presentados ante la Fiscalía.
El corazón de la presunta red de corrupción es el Comando de Aviación de las Fuerzas Militares, dependencia que estuvo a cargo del general Mejía entre 2013 y 2014 y que maneja desde entonces a través de oficiales leales a su causa.
Son distintos casos, totalmente documentados, que tienen como protagonista al contratista Óscar Bily López, uno de los más beneficiados proveedores de las Fuerzas Militares en el tema de Aviación con negocios de repuestos, aeronaves, entrenamientos y hasta hangares. Es propietario de la firma ASERPA y representante en Colombia de distintas firmas rusas que proveen servicios y equipos a las fuerzas militares.
La primera de las denuncias que serán reveladas y explicadas por El Expediente hace referencia a la contratación de ‘Simuladores de vuelo MI17’ para los pilotos de la Aviación del Ejercito realizada con la firma ASERPA entre 2011 y 2014, con un costo total de USD 15 millones de dólares y aparentes sobrecostos por más de USD 10 millones de dólares según las denuncias que reposan en la Fiscalía.
Todos los pilotos de las fuerza pública deben cumplir con una serie de horas de vuelo en simuladores especializados, una oportunidad de negocio que encontró el contratista Óscar Bily López quien se metió, de la mano del general Mejía, de llenó a la contratación de las fuerzas militares en este caso para proveer los entrenamientos en Estados Unidos y no en Colombia como se podían hacer sin ningún impedimento.
En el año 2011 la empresa del señor Óscar Bily López se ganó el primer contrato, el numero 114 JAVE 2011 con la empresa Avia Baltika, cuyo representante en Colombia es Aserpa, por un valor de USD 670 mil dólares, unos $1.340 millones de pesos.
En el 2012 fue el contrato 031 JAVE 2012 por valor de 3.8 millones de dólares, es decir $7.750 millones de pesos. Se trató de un entrenamiento de tan solo diez horas para 44 pilotos a razón de USD 88 mil dólares por piloto. Según expertos consultados por El Expediente, un valor a todas luces inflado y por encima del costo del mercado.
En el 2013, 2015, 2016 y 2017 la misma empresa del contratista Óscar Bily López volvió a ganarse de manera directa éste mismo contrato pero con aumentos muy notorios en el costo año a año.
El total de los contratos entregados a ASERPA por simulación de vuelo a ASERPA fue de USD15 millones de dólares con aparentes sobrecostos estimados en USD10 millones de dólares por el entrenamiento de 173 tripulantes o pilotos.
Solamente en el año 2014 cuando el general mejía salió del Comando General de la Aviación el nuevo comandante tomó cartas y abrió la licitación cambiando el modelo de contratación de ´directa reservada’ a ‘selección abreviada’. Ese año aparecen cinco empresas distintas a ASERPA con capacidad de entrenamiento en distintas partes del mundo incluyendo la empresa colombiana PTC la cual ofertaba un simulador de vuelo de última generación por un valor de USD 45 mil dólares por tripulación frente al simulador menor funcional de ASERPA que el año anterior lo cobró por USD 120 mil dólares tripulación.
Sin embargo éste intento de abrir el mercado fue torpedeado y el proceso de selección en el 2014 fue declarado desierto por una serie de observaciones presentadas por SEARCA que en el 2015 logró nuevamente quedarse con el negocio mediante una Unión Temporal con la UT (70%-30%) con la firma colombiana PTC.
El empresario Óscar Bily López consuegro del General Javier Enrique Rey, tiene la contratación de todo lo relacionado con ‘entrenamientos en altura’ y su influencia en el comando de aviación ha sido tal que incluso repercutió en la salida del coronel ELIOT TORRES, comandante a cargo de la Operación Jaque quien posteriormente como miembro del comité de contratación presentó observaciones en contra de éste modelo de contratación en los equipos de simulación de helicópteros y vuelos de altura en los que según las mismas denuncias se estiman sobrecostos por USD 5 millones de dólares.
En diciembre de 2017 el portal Los Irreverentes también llamó la atención sobre las denuncias contra éste mismo contratista, Óscar Bily López, en relación con un Hangar que le alquiló y después vendió a las Fuerzas Militares: ‘’ un hangar que el cuestionado empresario en 2015 ofrecía para la venta por $16 mil millones de pesos y que dos años después le vendió a la aviación del ejército por $30 mil millones. De acuerdo con la denuncia, aquella adquisición se realizó desconociendo otras alternativas en las que se ofrecía hangares de menor valor y mayor espacio construido’’.
Son muchos los cuestionamientos que pesan sobre el general Alberto José Mejía en relación con la contratación en la aviación de las Fuerzas Militares que conoce el alto gobierno que aún no toma medidas frente a una tropa en la que en los últimos ocho años del gobierno Santos se le permitió manejar a su antojo la contratación, no se sabe si con el visto bueno del ministro Juan Carlos Pinzón y del Presidente Juan Manuel Santos a cambio de su silencio frente a la capitulación ante las FARC organizada en la Habana con la participación de algunos generales de la República.