El presidente Juan Manuel Santos siempre ha tomado como referencia el proceso de paz y de postconflicto de la República de El Salvador con el grupo guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Su fijación con ese proceso ha sido tal que varios de los negociadores y firmantes de la negociación de paz en ese país terminaron contratados por el gobierno para asesorar la mesa de diálogos de La Habana. También, convencido de los resultados en el país centroamericano, en el año 2011, durante el Gobierno de Mauricio Funes del FMLN hoy prófugo de la justicia y asilado en Nicaragua, Santos convenció a varios grupos empresariales de Colombia para que hicieran fuertes inversiones en El Salvador, con nefastos resultados, como fue el caso del Grupo Empresarial Antioqueño que sembró buena parte de su capital en tierra no tan fértil.
(ver “Los problemas económicos del Grupo Empresarial Antioqueño en El Salvador”).
Lo que Juan Manuel Santos pretendía era decirle al mundo que si en países como El Salvador se pudo poner final al conflicto, Colombia podría seguir su ejemplo. Sin embargo, la realidad en el país de Centro América, calificado internacionalmente como un Estado fallido, gobernado por los antiguos guerrilleros, devorado por la corrupción, la debacle económica, la crisis de la educación y la feroz criminalidad, muestran un panorama alejado de la versión que Santos ha presentado en Colombia.
La percepción también proviene desde casa. Varios firmantes salvadoreños, presentes en los diálogos con las FARC en Cuba, han advertido de los graves errores que se habrían cometido en la negociación en Colombia: «Cuando uno desmonta un conflicto y cree que al día siguiente tiene paz, está cometiendo el mayor de los errores», dijo Deysi Cheyene, exmilitante del FMLN, en entrevista El Espectador, 8 junio 2016.
“En mi país hay una guerra que ya no es la guerra civil en la que participamos, sino una guerra social en la que las fuerzas en pugna están vinculadas al narcotráfico, al crimen organizado. Eso ha complejizado todo el panorama, porque esas fuerzas no tienen un proyecto político, pero actúan con estrategia militar, lanzan ofensivas y controlan territorios, algo que no se había visto en los últimos 10 años. Hoy el control territorial es tremendo», agregó.
En efecto, en El Salvador también ha aplicado el doble rasero: muchos militares resultaron condenados en condiciones de justicia desiguales frente a los guerrilleros del FMNL que terminaron gobernando el país: Su actual presidente, Salvador Sánchez Ceren, fue comandante guerrillero con el alias de Leonel Gonzáles. Es el mismo caso del vicepresidente Óscar Ortíz, conocido en la guerrilla como el comandante Guillermo Rodríguez, formaron parte de la primera linea de los frentes guerrilleros que ahora ocupan puestos en el alto gobierno y en los cuadros diplomáticos salvadoreños en el mundo.}

En Colombia se ha insistido por parte del gobierno y los defensores del proceso de paz que la posible llegada de la guerrilla al poder no es más que un mito. El proceso que Santos ha utilizado como ejemplo, muestra otra cosa.
Desde la otra orilla, las conclusiones del proceso de paz en El Salvador tampoco son las mejores. El General Mauricio Vargas, Comandante del Ejército salvadoreño cuando terminó el conflicto y firmante de los acuerdos de paz, advirtió sus preocupaciones en una entrevista en El Tiempo el 8 de marzo de 2015: “La Comisión de la Verdad en el Salvador fue un desastre, su conclusión fue que toda la culpa viene del Estado y de los agentes del Estado. Sostienen la tesis de que los derechos humanos los viola el Estado porque los ciudadanos no violamos los derechos humanos sino que cometemos delitos, y para eso están los jueces. La teoría de la verdad es correcta, con algunos elementos básicos, como la reparación de las víctimas y la reparación de la sociedad, sin carácter punitivo sino para eliminar todo lo que permitió en el pasado que las cosas sucedieran y establecer que en el futuro ello no se repita; pero nuestra comisión no lo vio así. Las comisiones de la verdad que yo he conocido en Argentina, Chile, Guatemala, Sudáfrica y la de El Salvador no han funcionado. En ningún lado. Todas han traído problemas. Yo les aconsejo a los colombianos: no se metan en ese laberinto. ¿Conocer la verdad de cincuenta años? Mucha gente, que ya no existe, no nos va a poder decir la verdad; por tanto, vamos a tener historias omitidas y verdades unilaterales”
La paz no es ausencia de guerra
Si bien en cierto que en El Salvador terminó un conflicto armado con la desmovilización del FMLN, surgieron muchos más de carácter social, económicos, políticos y de seguridad
La Calificadora de riesgo Fitch (2017) , indica que El Salvador es el país con mayor riesgo crediticio de latinoamérica
El Salvador de antaño que era considerado como una despensa agrícola de la región, era productor y exportador de café, tabaco, caña de azúcar y cacao, hoy se ubica como uno de los países más pobres de América Latina
según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2015, realizada por la Dirección General de Estadística y Censos del Ministerio de Economía de El Salvador entre los hogares formados por una sola persona, por ejemplo, solo el 13 % vive en pobreza; entre los hogares con dos a cuatro miembros, la pobreza sube al 31.9 %; y en los hogares de 10 a 12 miembros, la pobreza es de 70.7 %.
La violencia e inseguridad no dan tregua. El país hoy está catalogado como uno de los más violentos del mundo. En el año 2015 tuvo un cifra récord de 104 homicidios por cada 100.000 habitantes, la cifra más alta en 24 años de postconflicto, de acuerdo con la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), que agregó “las muertes son una respuesta de la misma situación de impunidad, falta de justicia y desigualdad que estamos viviendo”.
Por otro lado el Fondo Monetario Internacional (FMI) sitúa a El Salvador como el segundo país con mayor tasa de desempleo de Centroamérica.
El panorama es más ocuro de lo que parece; el actual gobierno del FMLN, cuyo Presidente Salvador Sanchez Ceren estado de “impago” , esto luego de que “hayan tomado prestado” 230 millones de dólares de los ahorros de los trabajadores que cotizan a los Fondos de Pensiones.
En el Salvador, ejemplo del proceso de paz, 25 años después no hay para pagarles a los maestros. Un espejo de la nueva realidad en Colombia. pic.twitter.com/uPNO6JHIg5
— Gustavo Rugeles (@GustavoRugeles) 30 de julio de 2017
¿Por qué el Presidente Santos pone como ejemplo de postconflicto a El Salvador?
