Por: David A. Rosenthal
“Tenemos que respetar la verdad despiadada de la guerra”.
-Vasili Grossman.
El “Oso ruso”, como se le conoce dentro del imaginario a Rusia, representa entre otras cosas al mito del siglo XVI, sobre que estos animales abandonaban los bosques durante el invierno para dirigirse a las casas en búsqueda de comida, lo cual generaba que las familias abandonaran sus hogares por el horror y fallecieran luego por el frío. De hecho, el partido político del terrible, despiadado y peligroso Putin utiliza un oso como imagen. “Rusia Unida”, bajo ese nombre el nuevo tirano tomó el poder de la nación que antes había sido gobernada también por un monstruo: Stalin.
No es la primera vez que Rusia hace estragos. Las violaciones masivas que perpetuaron los soldados y oficiales rusos a mujeres y niñas alemanas tienen un lugar oscuro en la historia contemporánea. Hay quienes calculan que los soviéticos pudieron haber abusado sexualmente de hasta 2 millones de mujeres y niñas alemanas, dentro de esas cifras también niños fueron abusados y en muchos casos asesinados. Además, en buena parte de los casos hubo “violación masiva” en donde la víctima era violada por el mismo o diferentes hombres hasta 70 veces o hasta que diera su último suspiro, e incluso hasta después de eso.
Por ejemplo, de la cifra estimada de mujeres violadas solo en Berlín, luego de la caída del Reich, por lo menos 100 mil mujeres fueron abusadas, de esa cifra, 10 mil asesinadas a causa de esa transgresión. Así es que un 10% de las víctimas no resistió a este vejamen, que más que placer físico, daba al perpetrador una satisfacción perversa como si de un trofeo se tratara. La humillación, la ira, el miedo, la prepotencia, el asco, entre otras tantas cosas, es lo que aquellas mujeres, niñas y niños sintieron. Así hubieran sobrevivido a tan horrible hecho, deshumano, así como despiadado, una parte de su vida murió en aquel siniestro.
La corresponsal de guerra rusa Natalya Gesse afirmó que el Ejército Rojo era un “ejército de violadores” que accedía carnalmente a niñas desde los 8 años hasta mujeres de 80. Para el profesor Alexander Statiev, los soviéticos encontraron en la agresión a los civiles su festejo de victoria.
La violencia nutría su ego de vencedores, así que, entre más despiadados fueran, más victoriosos se sentirían. Y, tomar a las mujeres y a las niñas, siendo las más frágiles y desprotegidas de la historia, demuestra en sí un gran nivel de cobardía y de deshumanización. Aunque no solo fueron los soviéticos los únicos ni los primeros que se aprovecharon de las mujeres y de los niños, sino que otras tropas hicieron lo mismo, y la historia conduce a episodios muy similares en otros tiempos, pero, los soviéticos fueron y son de los más despiadados. Las violaciones masivas o grupales les identifican en su accionar de guerra, así como las torturas.
Los historiadores alemanes de la Segunda Guerra Mundial: Theodor Schieder y Hans Rothfel, documentaron los testimonios de las mujeres víctimas del ejército soviético en 1953 bajo el nombre de “Documentación sobre la expulsión de los alemanes de Europa central y oriental” (Documentation of the Expulsion of Germans from East‐Central Europe). Allí, Anna Schwartz, una de las víctimas, arguyó que “la ocupación soviética de Europa oriental comenzó, literal y simbólicamente, con la ocupación por la fuerza de los cuerpos de las mujeres alemanas”.
También quedó grabado para la memoria en esta recopilación escrita que las imágenes visuales y el trasfondo sexual también estaban presentes allí, ya que las mujeres alemanas llevaban las cicatrices de las violaciones de los soldados del Ejército Rojo como heridas de guerra. De hecho, el consenso general de las mujeres entrevistadas se centró en cómo, una vez que llegaron los rusos, “ninguna mujer o niña estaba a salvo de los liberadores”.
Luego de una cantidad absurda de mujeres y niñas violadas, torturadas e incluso asesinadas, la historia se repite. ¿Acaso no fue suficiente con lo que las mujeres de un par de generaciones atrás vivieron?; y aún más, ¿estos hechos se encuentran ahora en el olvido?
Pues bien, los eventos sucedidos en Bucha no tienen lugar a una explicación razonable. Quien niegue este genocidio también niega su capacidad de entendimiento y atenta contra su conciencia.
Gente quemada, mutilada, torturada, por su puesto, mujeres violadas y niños, eso es lo que sin pudor dejaron las tropas rusas al descubierto, entre la amenaza y la crueldad. Un mensaje para Ucrania claro está, pero más allá de eso, un mensaje para Europa y Estados Unidos.
Putin ha dado la orden de destrozar al pueblo ucraniano, y dentro de esa cruzada, los civiles son uno de los objetivos principales, en la búsqueda de desmoralizar y agazapar a los valientes ciudadanos ucranianos que, junto con su presidente, han demostrado, una capacidad de resistencia y resiliencia suficiente, a pesar de estar defendiéndose a solas y en gran desventaja contra la nueva maquinaria del terror. Tal como la maquinaria del terror nazi, así Putin llame a Zelensky con este adjetivo, es más bien él mismo junto a sus colaboradores los nuevos nazis.
Las mujeres y las niñas ucranianas se convierten en unas de las principales víctimas de la guerra, por medio de abusos sexuales como arma de guerra por parte de los perpetradores. A medida que se ha ido develando lo que sucedió en los territorios que ocuparon los rusos, se encontró que, hay agresiones sexuales a punta de pistola, violaciones masivas, torturas e inclusive violaciones cometidas delante de niños. Las mujeres y niños que han sufrido estos terribles sucesos, algunos están siendo acompañados por profesionales, sin embargo, las cifras no están claras y además hay mucho silencio.
Lo que queda es la esperanza de que haya un juicio eventual pues las violaciones y las agresiones sexuales se consideran crímenes de guerra y están en contra del derecho internacional humanitario. Tendrán que haber una clase de nuevos juicios de Nuremberg esta vez en contra de Vladimir Putin y su escuadrón del terror.
En Bucha, importante ciudad del Óblast de Kiev, ocurrió un genocidio. 400 civiles al menos fueron asesinados vilmente. Las mujeres en su mayoría fueron abusadas sexualmente antes de ser ejecutadas, que fueron encontradas desnudas con disparos y quemadas. Hay casos de personas calcinadas y hasta de familias enteras que vieron su final así. También, ancianos que murieron de inanición. Los huérfanos fueron secuestrados, además, se llevaron a los niños. Perros que murieron de inanición en el refugio de perros, eso también pasó.
Cuando Zelensky y su gobierno hablan de un genocidio están diciendo la verdad, quien no quiera ver en estos sucesos un genocidio, es que algo no está bien. Asimismo, el gobierno ruso ha creado una propaganda desde el Kremlin y la FGB (Servicio Federal de Seguridad, antigua KGB) exacta a la nazi de desmitificar e intentar ocultar los horribles crimines contra civiles ucranianos que están cometiendo. El hecho de que aún no se pueda comparar las masacres con el genocidio más terrible de la historia contemporánea, es decir, el Holocausto o la “Shoah”, no significa que lo que haya sucedido en Bucha, Mariúpol y Volnovaja, etc., no sea un genocidio, y aún más, que se llegará a convertir en un nuevo Babi Yar, aquel barranco de la muerte a las afueras de Kiev que posee una cifra de hasta 150 mil civiles inocentes asesinados, en su mayoría judíos ucranianos, pero también prisioneros de guerra soviéticos, partisanos, gitanos y comunistas.
A su vez, la coartada de Putin es decir que esta “desnazificando” a Ucrania, utilizando de chivo expiatorio al escuadrón Azov, que, si bien es neonazi, también es resultado del hostigamiento histórico de Rusia a Ucrania. Azov es una milicia civil que ahora hace parte de la defensiva militar ucraniana y que ha logrado darles una buena respuesta a las tropas rusas. Putin aprovechó esta situación para justificar las masacres que han ejecutado y son más de una.
En otro orden de ideas, Putin utiliza mercenarios a los que no les interesa en lo más mínimo el tipo de conflicto sino el dinero y la sangre. Entre el sinfín de mercenarios y ejércitos extranjeros que utiliza Putin en su plan de invasión a Ucrania y quizá luego a Europa, está el grupo Wagner, un verdadero escuadrón nazi. Su nombre es evidencia de esto incluso, pues Wagner es por Richard Wagner el compositor favorito de Hitler, el mismo de la “Cabalgata de las Valkirias”.
Este grupo paramilitar no oficial fue fundado por Dmitri Valérievich Utkin, un despiadado ex militar ruso que ha participado en horrendas operaciones en la zona y que ahora protagoniza el terror en Ucrania. Se sabe que Utkin es un amante de Hitler y del Tercer Reich, tiene tatuajes de las Waffen-SS y de la Reichsadler en su cuello y pecho.
Asimismo, los cabecillas del Grupo Wagner han sido fotografiados y grabados con uniformes nazis, también así, recreando acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo es claro, replicar los terribles sucesos que bañaron de sangre a Europa en aquellos días. . Utkin ha sido acusado de ser “responsable por graves abusos contra los derechos humanos, incluyendo tortura y ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias”. De hecho, el 13 de diciembre de 2021, el Consejo de la Unión Europea impuso medidas restrictivas contra Utkin y otros individuos relacionados con el Grupo Wagner.
Wagner al ser un grupo mercenario “secreto”, y no tener relación oficial con el gobierno, actúa de una forma despiadada sin lecciones de humanidad, solo con interés por el dinero. Yevgeny Prigozhin, más conocido como el “chef de Putin”, es el hombre detrás de Wagner. Este oligarca ruso esta inmiscuido en varios asuntos del régimen, sobre todo este de los mercenarios.
En fin, los crimines de guerra que hasta el momento cobran por lo menos 2 mil vidas y han obligado a que cientos de miles de personas hayan tenido que emigrar forzosamente, en algún momento tendrán su respectivo juicio. Estamos frente a un nuevo genocidio y no se puede callar, a pesar de que hay quienes lo niegan o no le quieren dar la suficiente atención o simplemente se abstienen. Bien dijo el genio del siglo pasado que vivió el terror de la maquinaria exterminadora nazi, Albert Einstein, que: “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”.
(*) Politólogo, periodista y analista internacional.
Twitter: @rosenthaaldavid