Rafael Cantillo el falso empresario que logró estafar a capos y ciudadanos en Barranquilla y La Guajira

Por: El Expediente

Rafael Cantillo, un residente del barrio Boston en Barranquilla, ha estafado a decenas de personas al presentarse como un empresario y líder Wayuu de La Guajira. Es conocido en los centros judiciales de Barranquilla por múltiples denuncias de estafa. Entre sus víctimas se encuentran desde poderosos capos de la mafia guajira hasta ciudadanos comunes. El Expediente tienen su poder la larga lista de denuncias presentadas en su contra y que figuran en los archivos de la Fiscalía General de la Nación.

Cantillo, originario del barrio Boston, residía en una casa en el conjunto residencial Tenerife Club House, en Villa Campestre, Puerto Colombia. Desde allí, habría orquestado su esquema de estafas. Prometiendo inversiones millonarias, convenció a empresarios, inversionistas y figuras del bajo mundo para que le entregaran grandes sumas de dinero, asegurando multiplicarlas.

Según fuentes de inteligencia vinculadas a esa investigación hay dos reconocidos capos de la mafia en La Guajira quienes le confiaron grandes sumas esperando retornos significativos. Sin embargo, Cantillo desapareció con el dinero. A pesar de sus actividades en el ámbito criminal, Cantillo logró evadir la vigilancia de las autoridades y obtuvo protección de la Unidad Nacional de Protección (UNP), con dos escoltas y un vehículo oficial. Estos recursos fueron utilizados más como parte de su estilo de vida que para su protección.

Uno de los escoltas, Walther, convenció a su esposa para invertir en el esquema de Cantillo, resultando endeudados. Hoy, trabaja como conductor de InDriver y escolta privado para pagar las deudas. El otro escolta, tras perder dinero, vende ropa en la calle mientras sigue cobrando su sueldo sin proteger a Cantillo. El vehículo oficial de la UNP, un Mitsubishi, fue empeñado como garantía a un comerciante que aún espera recuperar su inversión.

Detrás de Cantillo estaba la cooperativa Futurcon, una fachada donde las inversiones prometidas eran un espejismo. Luz Adriana Bula, entonces esposa de Cantillo y representante legal de la empresa, también fue afectada. Tras el colapso, se declaró en insolvencia, se divorció y vive en un apartamento modesto. Incluso su padre, Oswaldo Bula, fue víctima de las estafas de Cantillo.

Lo que parecía la vida de un magnate resultó ser una de las mayores estafas en la historia reciente de Barranquilla. Mientras muchos buscan recuperar lo perdido, Rafael Cantillo sigue campante.

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