Por: Jazmín Balaguer
Las elecciones del pasado 29 de mayo, demostraron que el electorado, no sólo actúa por sentimientos, también se actúa sincronizadamente de forma eficiente y racional, hacia el candidato que más opciones tiene de ganarle a Gustavo Petro, quien es leído por un importante porcentaje de colombianos, como un peligro para la democracia.
Rodolfo Hernández, tampoco es el presidente que quisiera el país, porque no tiene un gran plan de Gobierno, no ha demostrado capacidad argumentativa, y ha tenido varias salidas en falso, que en conjunto y hasta hace poco tiempo, lo hacían ver como un candidato sin viabilidad en la contienda electoral.
No obstante, existe una inteligencia colectiva, y fue entendiendo que Federico Gutiérrez era el candidato que más le convenía a Petro para ganar, encontrando en el ascenso de Hernández, esa alternativa más eficaz para impedirlo.
La estrategia del Pacto Histórico a cabeza de Petro, consistía en ganar en primera vuelta, principalmente, para destronar al expresidente Álvaro Uribe, como el único que lo ha logrado en la historia reciente. Para este propósito, se necesitaba mantener el discurso antiuribista hacia Gutiérrez, que le ajustaba muy bien, porque nunca se desmarco de él, ni siquiera realizando criticas certeras al Gobierno del presidente Duque. Si no se cumplía ese objetivo, al menos en segunda vuelta se enfrentaría con un candidato hecho a su medida.
El resultado truncó ambos objetivos. En menos de un mes, se desarrollaron una cadena de circunstancias que llevaran a la izquierda radical, a enfrentar un outsider que le quito el discurso antiuribista, y anti establecimiento. Poder ajustar la estrategia, a este nuevo panorama en tan poco tiempo, será muy difícil.
El mal calculo por parte de la izquierda, se da por la preocupación ante la importante intención de voto que tenia el candidato antioqueño, y en su afán de disminuirlo, ayudaron a visibilizar al Ingeniero Hernández, quien para entonces no era una amenaza. Resultaba lógico. Pero esto ayudó a que los colombianos, voltearan a ver al candidato santandereano con más atención.
El Ingeniero fue constante en mantener, más allá de un elaborado discurso, uno de simple recordación basado en la anticorrupción, sin enmarcarse en derecha o izquierda, con una firme distancia con la política tradicional, con frases cortas y directas. Además, la estrategia de teñir su pelo de rubio, acompañado de un carácter recio, actitud de mando, y visibilizarse como un exitoso empresario, evocó al expresidente de Estados Unidos Donald Trump, y al propio Álvaro Uribe. Una mezcla exitosa para un electorado conservador, que busca autoridad y prosperidad económica.
Esto se tradujo, en su ascenso en las encuestas previas a las elecciones, que dieron el impulso de votar por él, sopesando sus males, pero con la convicción que puede derrotar a Gustavo Petro. La inteligencia colectiva determinó, que a pesar que Gutiérrez hubiera sido mejor presidente, Hernández tiene más probabilidades de ganarle a Petro, y proteger el hilo constitucional. En otras palabras, se sacrifica un presidente con mas capacidades, pero se asegura la protección de la democracia.
Así, Rodolfo se volvió una opción para los uribistas molestos con Duque, que buscan determinación en asuntos de seguridad pública y seguridad ciudadana; para los votantes de centro izquierda; y para los indecisos y abstencionistas, que llevó a que tuviéramos en las elecciones el domingo pasado, el abstencionismo más bajo en 20 años.
Esas son algunas de las razones, por las que el Ingeniero tiene más probabilidades de ganar la Presidencia el próximo 19 de junio. Sumado, al público apoyo sin condiciones de Federico Gutiérrez, como un entendido que sus más de 5 millones de electores ahora votaran por él. Le favorece también, que continúa siendo la novedad con gran cubrimiento mediático, a diferencia de Gustavo Petro, que con 30 años siendo parte del establecimiento, no resulta precisamente alguien que despierte interés suficiente, en electores diferentes a los que ya tiene, y que no ha podido aumentar significativamente en 4 años. Esto, a pesar que casi todo el país lo conoce, según las mediciones, en cambio Hernández al ser menos conocido, puede seguir creciendo en su intención de voto.
Otro indicio, que apunta a que el Ingeniero podría ser el presidente de Colombia, es la reacción del mercado de valores, que tuvo un brusco movimiento que valorizó el peso colombiano frente al dólar. Es decir, que el sistema financiero asumió una estabilidad y seguridad en las inversiones en el país, ante un eventual triunfo de Rodolfo Hernández. Esta inteligencia colectiva, proyecta con baja probabilidad, la llegada de un gobierno que pueda afectar gravemente la economía nacional, como pasaría con Gustavo Petro.
En estas dos semanas que faltan para la elección, el Ingeniero Hernández deberá enfocarse en seguir conquistando a los abstencionistas de forma personalizada, y actuar con prudencia, como lo esta haciendo al no volver a debates en televisión o radio, pues su adversario no busca conocimiento, sino sus equivocaciones para viralizarlas. Así lo que suceda en redes sociales, no sea determinantes para definir masivamente una contienda electoral, se debe evitar.
Su campaña no debe preocuparse por hacer nada extraordinario, ni hacer modificaciones como lo propone Sergio Fajardo y compañía para dar su apoyo, pues no lo necesita. Los votantes verdes mayoritariamente, de acuerdo a las encuestas, se irán con él. Esta situación, le dio incluso una nueva oportunidad para rechazar al establecimiento, más que al mismo Fajardo, pero que también cae ahí, por el lamentable daño que le provoca esa compañía. Quienes votaran por Hernández, no lo hacen por sus propuestas, sino porque a pesar de él mismo, es mejor opción frente a lo que seria un gobierno populista de izquierda con Gustavo Petro, con el agravante de estar rodeado de políticos tan cuestionados como Roy Barreras, Armando Benedetti, Piedad Córdoba, y Ernesto Samper. Así las probabilidades jueguen a favor del Ingeniero, el riesgo aun persiste.