Por: T. Coronel Gustavo Roa C.
Ahora que Colombia tiene un gobierno de corte socialista, es pertinente hacernos esta pregunta y la respuesta es simple y evidente. La razón de este profundo antagonismo, es que el socialismo, especialmente el latinoamericano, pretende mantener el monopolio de todos los estamentos del Estado, a pesar de no contar con el conocimiento, la experiencia, la capacidad de innovación, el ingenio y el talento para administrar adecuadamente los medios de producción.
Estas falencias las hemos apreciado en varios funcionarios integrantes del actual gobierno, que más bien buscan con esto, generar un autoritarismo económico y obtener poder político omnímodo, incluso por tiempo indefinido. Recordemos, la definición de capitalismo.
La universidad de Oxford, nos ofrece una definición perfecta, donde integra, no solamente la filosofía del capitalismo en sí, sino también la mecánica de funcionamiento, su objetivo y su razón de ser. Lo define como: “Sistema económico y social basado en la propiedad privada de los medios de producción, en la importancia del capital como generador de riqueza y en la asignación de los recursos a través del mecanismo del mercado.
En contraste con la economía agraria, el capitalismo está fundamentado sobre la posibilidad de hacer fructificar el dinero, obteniendo intereses”. Adam Smith, es sin duda el padre del capitalismo, dentro de los economistas famosos en el mundo, también se menciona a Carlos Marx, sin embargo, este último sostuvo, que el capitalismo era un sistema socialmente injusto.
Otros economistas que han aportado interesantes teorías al capitalismo son: David Ricardo, Alfred Marshal, Irving Fisher, John Maynard Keynes y Joseph Schumpeter, entre otros. Según él materialismo histórico propuesto por Marx, el capitalismo es un sistema de producción inherentemente injusto, en el que las clases proletarias son explotadas por la burguesía como mano de obra. A cambio, de esta supuesta explotación, obtienen un salario que usan para consumir, entre otras cosas, los bienes que ellas mismas produjeron.
Es evidente que la revolución industrial, permitió sacar a la humanidad de la miseria. Los seres humanos básicamente producían en ese entonces, solo lo que consumían. En el siglo XX, la instauración del socialismo, en varios países del mundo, originó que los gobiernos eliminaran la propiedad privada, sobre los medios de producción, centralizando el poder económico de este, razón por la cual desapareció la competencia y también el concepto de libre mercado, como proceso de intercambio de bienes o servicios.
El capitalismo, ha buscado mantener los mercados libres, abiertos y flexibles, es decir sin el monopolio impuesto por los estados socialistas, los cuales conllevan excesivas regulaciones laborales, imposiciones sanitarias y tributarias, que implican demasiados costos para una libre y sana competencia. Es allí, dónde encontramos la afectación a los emprendedores, innovadores, creativos y empresarios, que con mejores ideas que el Estado, hacen que los bienes y servicios producidos, lleguen hasta las clases populares.
Por esta razón, es que vemos actualmente algunos bienes y servicios, qué antes estaban dirigidos por sus altos costos de producción, hacia las clases más pudientes, pero hoy, gracias a los innovadores, pueden llegar a las manos y al alcance de las clases más populares. Ejemplo de ello, tenemos a la tecnología, los textiles, los vehículos, la vivienda, los electrodomésticos, el turismo, los viajes, la educación, la cultura, las oportunidades de innovación y otra cantidad de bienes y servicios que al ser comercializados con facilidades de oferta y demanda y gracias a la libertad de los mercados y competencia, estén llegando a las clases populares.
Esto se conoce como el fenómeno del libre mercado. Es aquí donde nace la necesidad de incentivar, la tesis económica que demuestra, que “los lujos de hoy, son las necesidades del mañana”. Este otro axioma, que ha sido identificado por otros economistas cómo la “masificación de la exclusividad”, pero esto solo lo permite, la libertad, competencia, ingenio y pericia en los mercados.
Por esta razón el socialismo y los países de América Latina con gobiernos de izquierda, han combatido con hipócrita ferocidad el capitalismo, con el fin de mantener el monopolio de la producción y desechar virtudes productivas exclusivas de los privados, tal como lo demuestra la inventiva, pericia, creatividad, imaginación, talento, experiencia e innovación, del sector privado. Este tipo de características de emprendimiento, por obvias razones, no las poseen estos gobiernos, donde los integrantes de estos estados socialistas, adolecen de estas capacidades y experiencia en esta materia.
Los gobiernos socialistas, generan entonces un atraso social y evolutivo con relación a la ciencia y a la tecnología y también a la investigación y el desarrollo, el cual es monopolizado por el estado, generando empobrecimiento de las clases sociales, las cuáles no encuentran satisfacción a sus necesidades primarias y a la libertad de consumo, de bienes y servicios.
Es por esta razón vemos que, dentro de las políticas del actual gobierno colombiano, y través de acciones populistas, le apuesta a que la producción y comercialización del libre mercado y de la propiedad privada existente, sean desestimuladas y castigadas con altas cargas impositivas, cómo primer paso para lograr en el futuro, el monopolio total del estado, sobre los mercados y la producción.
La reciente reforma tributaria es una demostración inequívoca de la considerable carga impositiva y restricciones operativas, qué sufrirán no solamente los contribuyentes, incluyendo la inversión extranjera y la clase media, sino también los sectores productivos nacionales, a través de políticas económicas con altos impuestos, que desestimulan la innovación, creatividad e ingenio del sector productivo. Si los gobiernos socialistas, practicaran una eficiente administración pública, a través por una política transparente, justa, incorruptible y con sentido de equidad social, mejoraría la condición de vida de sus habitantes y el nivel socioeconómico de todos los colombianos.
El sector productivo privado, ha mantenido a flote la economía colombiana, a pesar del poder aniquilador de los agentes desestabilizadores, cómo la corrupción oficial y generalizada en todos los sectores y tendencias políticas, el narcotráfico, el terrorismo y el paternalismo estatal qué fomenta en las nuevas generaciones, el facilismo, donde se le exige al Estado el cumplimiento ilimitado de derechos, pero en cambio, se omiten las obligaciones ciudadanas.
Colombia, como muchos países en el mundo, adolece de justicia social, el abismo de las clases sociales, no es nuevo, pero la oposición y las fuerzas vivas de la sociedad deben insistir con firmeza, a pesar de la absurda terquedad del gobierno izquierdista de Petro, que ese abismo no es producido por los ricos, ni por los empresarios que practican la economía de mercados; la pobreza tiene como principal protagonista, la corrupción oficial, esa corrupción qué los políticos, en época de elecciones prometen combatir y tan pronto llegan al poder, como buenos populistas, terminan convirtiéndose en promotores de hechos inconstitucionales, generando un peligroso autoritarismo económico, asociado a un poder político omnímodo, incluso por tiempo indefinido.