El proceso electoral en Estados Unidos, dio una sorpresa al mundo por un masivo apoyo al Presidente Trump, que se tradujo en la segunda votación más alta en la historia de ese país. Esto, porque la mayoría de analistas y medios daban como ciertas las encuestas que vaticinaban como ganador a Biden por una cómoda diferencia el mismo día de las elecciones. Pero al haber pasado ya 4 días, con estrechos márgenes llenos de denuncias, y un oponente, que se pensaba era muy sencillo de derrotar, el candidato demócrata aún lucha por lograrlo.
Derrotar a un candidato en medio de una crisis económica no es difícil. Por eso, vencer a Trump, como inquilino de la Casa Blanca justo cuando la pandemia del Covid-19 azota el mundo, ha cobrado la vida de 230.000 de sus nacionales, contrajo su economía, ayudado por una narrativa persistente sobre su gestión y estigma sobre sus votantes desde los medios, era prácticamente un hecho. Si había un momento para que Biden o cualquiera en su lugar, ganara la Presidencia fácilmente, ere este.
Había algo más que apoyaba esa teoría, que al haber aumentado la cantidad de inscritos para votar, eso significaba más descontento con Trump, por lo que se asumían iban para Biden. Lo que se les olvido tener en cuenta, y es un error común a la hora de analizar, es creer que una sociedad en conjunto piensa y se comporta de acuerdo a lo que se habla en los medios, redes sociales o por un grupo de personas mediáticas, como si tuvieran la misma visión de los hechos. Por eso, al hacerlo, es muy probable que haya esas asimetrías con la realidad.
En la columna pasada titulada ¨Las razones por la que ganaría Trump¨ se expuso que era muy probable que esto fuera a ocurrir, porque los encuestados tenían incentivos para ocultar sus preferencias y que eso se comprobaría si Biden no ganaba holgadamente.
Esto, genera interrogantes como: ¿quién tiene la razón sobre Trump? ¿Acaso, esos casi 70 millones de votantes son como él y entran en el mismo saco de falta de moral, conocimiento y desastre que le adjudican al Mandatario? ¿Quizás no son como él, y solo ignoran sus actuaciones y cayeron en su discurso como candidato? Realmente, ninguna de las anteriores. Sería volver a caer en los perjuicios que quieren encasillar los hechos a las teorías, y no al contrario como debe ser.
Para los norteamericanos, como para el resto de los ciudadanos de las democracias, la economía tiene un peso fundamental a la hora de elegir. Antes de la pandemia, Trump había logrado cifras record y beneficiado los bolsillos de sus connacionales. Por lo que sin Covid, la reelección, hubiera estado asegurada. Los desastres en su gestión internacional que le critican, trajo resultados de reducir el terrorismo internacional; con dos órdenes ejecutivas prácticamente desapareció el Estado Islámico; estabilizo relaciones con Corea del Norte y redujo presupuesto para la OTAN. Pero sus críticos se quedaron con sus formas. Se le criticó por el manejo de la pandemia, pero lo cierto y duro decir, es que esas muertes representan el 0.07% de su población, y por ello, no iba sacrificar la economía para que millones cayeran en la pobreza, incentivara la violencia y produzca al final muchas más muertes, problemas y crisis institucional.
Sus votantes valoraron su pronta recuperación cuando se contagió, y sintieron esperanza frente a ese virus por el mensaje de un líder fuerte. Se le criticó su falta de apoyo a la reducción de emisión de gases efecto invernadero por energías limpias, y aceptación del cambio climático. Esto no es una prioridad para sus votantes, con o sin argumentos.
Se le acusó de ser un insensible deportador de inmigrantes y tener un discurso antiinmigrante.
Sus votantes son muy parecidos a los demócratas, en querer tener controladas las fronteras y la inmigración ilegal. Además, Trump siempre habló de los latinos que cometían delitos, no de todos. Algo que los mismos latinos entendieron y por eso votaron masivamente por él en la Florida, sin contar la parte económica de la cual se han beneficiado. El discurso ¨castrochavista¨ de su campaña, quizás sedujo a unos, pero no se puede asumir sean todos o la mayoría. Ni que un votante solo tenga en cuenta lo que vive durante la campaña.
Se le acusó de ser racista, la verdad es que casi el 35% de los Afrodescendientes votaron por él, según cifras electorales. Sus votantes, entienden que ese flagelo ha existido con o sin el mandatario, y que las cifras de actos racistas vienen en descenso, a pesar de los casos mediáticos. Lo curioso, es que afrodescendientes por evitar apoyar a un candidato, que parece racista pero que no lo es, terminan apoyando a un candidato, Biden, que no parece, pero si lo es. En 1975, siendo Senador en Delaware, se opuso radicalmente a la desagregación en los colegios, cuando se pretendía que buses llevaran a niños negros a escuelas en barrios de blancos, y compartieran el mismo medio de transporte. Algo que se lo recordó, su hoy Vicepresidente Kamala Harris, al inicio de la campaña. Así como su apoyo a la ley contra el crimen de 1994 que creó incentivos para que se encarcelaran masivamente esta población.
Hoy la realidad golpea a muchos sobre lo ocurrido con Trump, y crearan más teorías para explicarlo. Recordando el principio metodológico y filosófico de Ockham, la explicación más sencilla suele ser la más probable. Los votantes del candidato Presidente, votaron por sus resultados de 4 años, a los cuales dieron más importancia que a sus desaciertos, que no tienen que ver necesariamente con lo que sus críticos hablan. Quizás también porque se identifican con sus formas.
Por su parte, Los medios de comunicación dieron por ganador a Joe Biden como próximo Presidente de los Estados Unidos, en la mañana del sábado, pero hay que aclarar que lo elige y declara oficialmente, es el Colegio Electoral que se reunirá este 14 de diciembre. Se debe tener en cuenta también, que su Corte Suprema de Justicia ordenó en la noche del viernes a Pensilvania, separar todos los votos por correo que llegaron a partir de las 8 pm del martes, día de las elecciones. Esto con el objetivo de declararlos nulos, si se logra demostrar que no se cumplió con la ley electoral, así como las múltiples denuncias de fraude e irregularidades. Si se llegaran a declarar nulos, se convertiría en jurisprudencia aplicable al resto de Estados con casos similares. Con lo cual se alteraría el total de votos para cada candidato y con ello un giro en la declaración del Colegio electoral. Lo cierto, es que en este momento, la elección presidencial no ha terminado, y está en manos del Alto Tribunal.