Por: Fernando Torres Mejía
En los últimos 22 años, las administraciones locales de Cali, han sido perversas, la han convertido en su propio fortín político, arrastrándola a padecer de un deterioro y abandono “alcanzando” los más “altos estándares” de inseguridad, de criminalidad, con deficiencia en su infraestructura, con un sistema de transporte masivos ineficiente, costoso, mal prestador de servicio y uno de los tantos laboratorios de corrupción donde se les paga a los operadores por kilómetro recorrido, por lo que se explica el deambular de buses vacíos que circulan por el sur de la ciudad en especial por el sector de las universidades y otros lugares, sin que les interese ni les importe el impacto sobre las finanzas del sistema, que a la larga tenemos que padecer los caleños.
Después de ser una ciudad cívica, con un reconocimiento a nivel nacional de pujanza y creatividad, hoy se nos reconoce por nuestra incultura, donde impera la ley del más fuerte, el que más insulte, el que más grite, donde se erigen monumentos a la violencia al terrorismo, ya no se nos reconoce como la otrora capital de la salsa, sino como una ciudad insegura, donde las universidades que deberían dedicarse a su razón de ser, se han vuelto centros de adoctrinamiento en favor de grupos guerrilleros, donde se perdió el respeto por los demás, no se respetan los carriles del MIO, donde después del estallido social, cada quien hace lo que se le da la gana, los conductores andan en contra vía, los motociclistas se toman los espacios públicos y las vías para hacer lo que a ellos les satisface, vulnerando los derechos de los demás.
A finales de los ochenta, EPM y EMCALI, tenían un desempeño financiero, operacional y administrativo similar, comparable con las mejores empresas del sector privado y de las más destacadas en el sector de servicios públicos de América Latina, ¿qué paso?, ¿cómo es posible que en el pasado, los señores se EPM, vinieron para que los capacitáramos en la administración y manejo y ahora ellos nos superan con creces, y se dan el lujo de entregarle “billones” de sus utilidades a la ciudad de Medellín, mientras la nuestra, solo traslada lástima, lágrimas, tristeza y desolación?. Para no ir muy lejos, llevamos años solicitando que el componente telefónico requiere una “cirugía” de “corazón abierto”, pero los Roy, los López, los Martínez, los Abadía, los Ospina, entre muchos otros clanes, se han encargado de saquearla, no solo la ciudad, sino esta joya de la corona, estos personajes se han confabulado para quedarse con los recursos, y ni que hablar de los 16 sindicatos, que es el otro “cáncer” que ya hizo metástasis.
Se requiere que la administración y el Concejo vigilen y estén atentos para no permitir y denunciar los abusos, aunque a veces de nada sirve denunciar, pues las mismas IAS (contralorías, fiscalías, procuradurías) son igual de y corruptas, pero si se hace una estricta vigilancia, con el concurso de los medios de comunicación y las redes sociales, podemos evitar que sigan la firma de contratos y despilfarro como ha venido sucediendo.
Cali es una ciudad que está empobrecida (Francia Márquez), tenemos que generar empleo, disminuir la delincuencia, que los motociclistas circulen con prudencia, que se ganen el respeto de los demás, aclaro que no tengo nada en contra de las motos, por el contrario, me parece un medio de transporte eficiente, eficaz, donde la inmensa mayoría de los propietarios, no cuentan con los recursos para comprar un automóvil, pero así lo tuvieran saben que es más viable movilizarse de esta forma, porque la ciudad es un caos, pero si tienen que poner de su parte y debemos invertir en educación para que todos pongamos un granito de arena.
Como me hubiera gustado postularme la alcaldía, pero para esto se requiere un buen músculo financiero, para competir con las maquinarias que se aceitan y reinician su “trabajo” en épocas electorales, que eligen a los que tienen con que comprar conciencias, pues, saben que esa plática no se pierde, sino que, por el contrario, se recupera y con creces. Uno quisiera hacer una campaña transparente y limpia, pero sabemos que no funciona y menos ahora que el próximo alcalde será del Pacto Histórico, quienes cuentan con todos los recursos que direccionaran de “presidencia”.
Tengo guardado o mejor dejé mis sueños y mis aspiraciones políticas en el último rincón del cuarto de san alejo, pero en estos días me están insistiendo en que no descarte la posibilidad de volver a la contienda electoral, lo cual me llena de satisfacción ver que la gente cree en uno, que valoran quien soy, no solo por mi trayectoria en lo público sino en lo personal, que he sido una persona que ha luchado por mi país, que le duele la ciudad, que quiere trabajar y aportar, por eso, estoy desempolvando y evaluando una invitación para postular mi nombre al Concejo.
Requiero el acompañamiento de ustedes, porque no cuento con maquinaria ni recursos, necesito que me ayuden a mirar si realmente vale la pena que haga el ejercicio y esto se me facilitará si ustedes me quieren acompañar, pues mi campaña será de opinión, Cali no puede continuar endeudándose con vigencias futuras sin que tengamos resultados, no podemos tener un Concejo cómplice, que le permite y aprueba todo lo que este alcalde ha querido hacer, aunque algunos dirán, “es que era necesario” pero no ha habido vigilancia ni control y claro el mandatario sigue con sus fechorías.
El Concejo es una junta directiva que está para evitar el despilfarro y la malversación de los recursos, y hacer verdaderas denuncias, sin tratar de hacer lo mismo que Alexander López, quien protagonizo un show mediático en contra de Ospina porque quería aspirar a la gobernación, pero se dio cuenta que en sus 20 años de congresista no ha hecho nada y sabía que su contendora si tiene que mostrar, por lo cual decidió declinar.
Necesitamos recuperar nuestra ciudad, vivir con tranquilidad y no con la zozobra y la sensación de inseguridad de hoy, nos merecemos una mejor movilidad, pero para esto, se requieren personas que no lleguen a la administración y al Concejo para saciar su apetito personal, por eso me la quiero jugar por Cali, ¿me acompaña?