Por: Laura Pinzón
Erróneamente, algunos ciudadanos consideran que por rechazar la impunidad, corrupción, los privilegios a los vándalos de Primera Línea, las acciones terroristas de los grupos armados, las ofensas a los soldados y policías, la distorsión de la historia y la perversión a la moralidad, se es uribista o, de extrema derecha…Se equivocan, esto, es simple cuestión de coherencia y principios.
Lamentablemente, con el Gobierno de Gustavo Petro, esta falsa premisa se ha fortalecido y, para la desgracia de quienes la defienden, los actos de su “Mecías” y sus discípulos nada ayuda. Para empezar, la “paz total” anunciada, fue pronto desmentida por uno de los grupos terroristas que supuestamente pertenecen a este “Pacto Criminal”, el ELN.
Por otro lado, Petro prometió cambiar los aviones de la Fuerza Aérea por Rafale, máquinas potentes que mejorarían las capacidades de las Fuerzas Militares. Una propuesta que cabe mencionar, no salió de la brillantez del actual Gobierno, sino de mandatarios anteriores, pero que, por no contar con el sello del “Pacto Histórico” fue rechazada. Ahora, ¿qué “le tendrán que agradecer las esposas de los pilotos” al presidente?
Si seguimos ejemplificando temas de seguridad nacional, recientemente se le ocurrió al presidente entregar solamente una batería mensual para los radios de los soldados, herramienta clave para la comunicacíón de las tropas, ¿será que Petro piensa que ellos se comunican como él, por twitter?
Además, los actos de desigualdad en el “Gobierno de la igualdad” continúan, a los vándalos que destruyeron, asesinaron, incendiaron, robaron y amenazan al pueblo colombiano, se les premia con libertad y hasta una mensualidad ¿por qué no se les premia también a los miles de jóvenes que lo único que han roto ha sido la alcancía para pagar la cuota del ICETEX?
Lo cierto es que, los actos hablan por si solos. Se aprobó la Reforma Tributaria que lo único que hace, es atracar el bolsillo de todos los colombianos, porque eso de que solamente es para “los más ricos”, es otra mentira del Gobierno actual pues, el mercado, el transporte público, el turismo y demás servicios se están volviendo un privilegio. Pero, eso fue lo que decidieron quienes votaron por Petro ¡vivir sabroso!
Finalmente, si transpasamos fronteras y vemos qué hace Gustavo Petro, no es de sorprendernos: defiende a sus camaradas del Foro de San Paulo. En Perú, el presidente de manera irrespetuosa, se opuso a una decisión que los mismos peruanos tomaron, buscar que Castillo pagara por sus faltas; en Venezuela, decide apoyar al dictador Maduro; se fue a Brasil a visitar a su amigo Lula, político socialista, que se ha dedicado a fortalecer estos ideales con la ayuda de la corrupción en toda América Latina.
En conclusión, “no hay más ciego que el que no quiere ver” pues, los hechos están. Sin embargo, el petrista promedio prefiere vivir en Macondo que fiarse de la realidad y por tanto, le cuesta creer que su “Mecías” se equivoca y, para seguir sentado en su terca e ignorante posición, prefiere tildar de extrema izquierda y de uribista a todo aquel que solamente busca evidenciar estos actos carentes de toda coherencia, falta de liderazgo y amor patrio.