El colegio Jardín Abrakadabra ubicado en Chia es uno de los mejores y más costosos de Bogotá; su lema es ‘un lugar mágico donde los niños son felices’, por eso los señores Weimar Gónzales y Sandra González inscribieron a su hija Karen* de cuatro años de edad con una pensión mensual que ronda los dos millones de pesos. Todo había salido bien hasta el día que recogieron a la pequeña y la encontraron con unas lesiones en sus manos.
Ese mismo día la señora Sandra notó un enrojecimiento en las manos de la menor y dificultad para sostener los colores a tal punto que no pudo seguir coloreando. La madre le preguntó que le había ocurrido y la menor contestó que se había machucado con una puerta, jugando con su compañera, más no informó a ninguna profesora porque no le había dolido. La madre notó inconsistencias en la historia, pero aun así no le preguntó más.
Al siguiente día, la madre de la menor se percató de las ampollas que aparecieron en los dedos de la mano de su hija. Identificó de inmediato que la herida no correspondía a un machucón sino a una quemadura. Angustiada le pregunta a su hija “¿alguien te dijo que me dijeras mentiras?” finalmente la menor acepta que se había quemado con una plancha en la oficina de la Directora y que le habían dicho que no dijera nada, porque sus padres se iban a preocupar mucho.
Los padres de la menor procedieron a llevarla ante varios especialistas: la prescripción del médico de la EPS y el dictamen del Instituto de Medicina Legal, establecieron que la lesión correspondía a una quemadura grado 1, y como consecuencia, el Instituto le dictaminó 15 días de incapacidad.
El padre de familia se comunicó por teléfono con el preescolar, reclamándoles por lo sucedido, y la respuesta de las docentes fue que allí en las instalaciones del jardín no había sucedido nada.
Los padres, preocupados, llevaron a la niña al psicólogo. La menor, quien cursa grado jardín en dicha institución, con espontaneidad relató su propia versión de los hechos, y de la misma se puede evidenciar que si se quemó y que identifica claramente que fue con una plancha de ropa que se encontraba usando una de las profesoras del jardín. Adicionalmente identifica a los compañeritos que jugaban con ella.
Sin embargo, la institución y su rectora Ángela Spataro, no han aceptado los hechos. El colegio, por el contrario, ejerció una manipulación psicológica en la menor para que guardara silencio y mintiera sobre los hechos ocurridos.
El día 2 de mayo de 2017, los padres de los menores del grupo del salón de la menor -excepto sus padres-, fueron citados a una reunión en la que fueron informados del accidente con Karen*, insinuando que nunca tuvo lugar en el jardín y que tomarían las medidas al respecto con los padres.
En virtud de lo anterior, actualmente cursa una denuncia por por lesiones personales y agravadas ante la Unidad Local de la Fiscalía del Municipio de Chía, bajo el radicado No. 251756000390201700182, fiscal 03. La fiscalía citó a las partes a una audiencia de conciliación fallida. La representante legal se mantuvo en la versión que desde el principio entrega el preescolar, que no ocurrió en el jardín y que allá no pudo ser, toda vez que no se explica que haya sido con una plancha de ropa.
Esta situación genera muchas dudas en torno a lo sucedido, sin embargo los dictámenes de medicina legal, de la EPS, la versión de la menor y la similitud entre las versiones de los menores que presenciaron los hechos, desvirtúan la versión de las directivas del Abrakadabra. Los padres de muchos de los compañeros de la menor involucrada, se solidarizaron con la situación, y allegaron manifestaciones juramentadas de acuerdo con lo que los menores relataron.
La historia se pública con la autorización de los padres de la menor cuyo nombre se protege