Por: Andrés Villota
Hace unos meses que Barack Obama estuvo de visita en la Casa Blanca y trató de vicepresidente al presidente de los Estados Unidos. Un comentario que causó revuelo por el evidente liderazgo que mostró Obama durante una reunión en la que Biden fue relegado a un segundo plano, fue ignorado y se le vio errático y disminuido. Pareciera que es verdad, lo que dicen, que este es el tercer mandato de Barack Obama.
Obama, que pasa el tiempo y no se quiere ir del poder, aparte de seguir dominando a su antojo a los Estados Unidos y seguir siendo el manda más, al parecer, se convirtió en coleccionista de mansiones.
Barack Obama compró en Hawái una mansión por $8,7 millones de dólares. Adicional a la mansión hawaiana, tiene una en Chicago, la más modesta, por la que pagó $1,6 millones de dólares, tiene otra en Washington DC que le costó $8,1 millones de dólares y tiene otra en la exclusiva y aristocrática isla de Martha’s Vineyard que le costó $11,75 millones de dólares.
El total del portafolio de bienes raíces de Barack Obama, que se le conoce, suma la astronómica cifra de $130.000 millones de pesos colombianos. La opinión pública mundial trata de entender, con enorme curiosidad y suspicacia, la forma en la que Obama multiplicó su fortuna de manera exponencial, después de haber llegado a la Casa Blanca en el año 2009 con un patrimonio de, solamente, $1,3 millones de dólares e incrementó su fortuna más de 200 veces en pocos años, según estimaciones hechas en un estudio realizado por la Escuela de Negocios de American University.
Se cree que en el año 2017, Barack Obama, tenía un patrimonio neto de $242,5 millones de dólares ($1,04 billones de pesos colombianos)
Que en el presupuesto general de los Estados Unidos se incluya partidas millonarias para museos, oenegés y causas inexistentes como el cambio climático, la justicia climática, los viajes a Marte y otras causas creadas por las minorías supremacistas para justificar el expolio a los contribuyentes, deja enormes interrogantes sobre el destino real de esos miles de millones de dólares que le roban, descaradamente, a los estadounidenses.
Muchos han recordado lo que dijo el presidente Harry Truman: «Muéstrame un político que se hizo rico mientras estaba en el cargo y te mostraré un ladrón».
Colapsó el sistema de aumentar el cobro de impuestos sin límite, endeudarse y emitir billetes sin respaldo para repartir el erario público a los burócratas locales y globales por culpa del aumento de la inflación que hacía más pobres a todos (incluidos los burócratas corruptos) y del aparente levantamiento de la reserva bancaria en los paraísos fiscales.
Todos los días aparecen reportes de las cuentas que tienen los burócratas corruptos y sus familiares en bancos ubicados en diferentes paraísos fiscales alrededor del mundo.
Gracias a la enorme ola de revelación de información que está ocurriendo en el mundo, se supo que María Gabriela Chávez Colmenares, la hija preferida de Hugo Chávez Frías, tiene una fortuna de $4.197 millones de dólares ($17,957 billones de pesos colombianos) en sus cuentas de Andorra y Estados Unidos, según la revista Forbes, que la convierte en la persona más rica de toda Venezuela, aunque jamás ha trabajado para producir un solo dólar en toda su vida, superando por mucho a la fortuna de los grandes empresarios de antes que la desgracia llegara a Venezuela de la mano de su padre (el de María Gabriela).
Algunos corruptos, para hacerle el quite a esa situación, habían empezado a usar las cryptomonedas porque, supuestamente, eran anónimas. Se trató de utilizar el Bitcoin hasta que se dieron cuenta que tener una cuenta bautizada con un código alfanumérico no evitaba que fuera fácilmente ubicada y quedara registro de toda las operaciones hechas a través de esa cuenta. Increíble que asesinos que decapitaban gente como los de La Primera Línea y criminales abominables que raptan niños para venderlos, fueran tan inocentes como para creerse el cuento que una transacción electrónica no deja trazabilidad plena.
El burócrata de alta gama, hoy, aumenta su fortuna de una manera más sutil, más técnica y menos evidente. Sacan ventaja del conocimiento que tienen de información privilegiada y de sus relaciones de muy alto nivel para, a través de personas cercanas, manipular los mercados y hacer operaciones bursátiles con base a la información que poseen sobre futuras regulaciones o cambios estructurales de los mercados con base a las políticas públicas, creadas por ellos mismos.
John Edmonds, ex trader del venerable banco de inversión, JP Morgan, confesó que realizaba “spoofing” con el objetivo de manipular los mercados de todo tipo de metales preciosos, creando falsos rumores, ofertas o demandas ficticias y en general “hacer lo que fuese necesario para ganar dinero», le dijo Edmonds a Bloomberg. Creaban tendencias del mercado para comprar o vender y obtener utilidades sabiendo de antemano el rumbo que iba a tomar el mercado.
Dicho de otra manera, ellos leían hoy, el periódico de mañana porque eran ellos mismos los que creaban el contenido del periódico. Los que formulan las políticas públicas, que generan las expectativas que hacen mover a los mercados, también, pueden leer hoy el periódico de mañana y se pueden anticipar a tomar decisiones, sabiendo de antemano la tendencia que tomarán los mercados cuando se haga público el anuncio sobre alguna regulación, impuesto, arancel o política comercial. Hunter Biden, el hijo preferido de Joe Biden, es el dueño del 10% de la empresa Contemporary Amperex Technology (CATL), una empresa china que fabrica baterías de litio, las que le ponen a los carros eléctricos que los miembros del partido Demócrata de su papá, Joe Biden, obligan a usar.
Explica la obsesión de los miembros del Partido Demócrata como Al Gore con la estafa del Cambio Climático y la de los fósiles de dinosaurio derretido. Paul Francis Pelosi, el esposo de Nancy Pelosi, la presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, compró $5 millones de dólares en acciones de Nvidia, una empresa de chips, justo antes de que fuera aprobada una ley de subsidios para impulsar la fabricación de chips. Pelosi también vendió parte de sus acciones en Apple y Visa.
Existe una plataforma que se llama Quiver Quantitative (se las recomiendo) que suministra “datos alternativos”. Todo lo que los Estados Financieros no dicen, información pública y relevante que no tiene la misma difusión que la información financiera periódica. Muestra en tiempo real las inversiones de los Congresistas estadounidenses y el comportamiento de los precios de las empresas que cotizan en la bolsa de valores que contratan con el gobierno de los Estados Unidos.
La plataforma vuelve accesible los datos alternativos de alta calidad y permite ver las macro tendencias en materia de inversión con base a las decisiones de inversión que toman los que saben para dónde va el mercado, los que leen hoy, el periódico de mañana. Les paso un dato: Muchos comprando oro y cerrando sus posiciones en acciones.
Los precios en los mercados caen mucho más rápido de lo que suben por el impacto que causan los anuncios que generan expectativas negativas. El precio de las acciones de Ecopetrol cayeron en pocas horas mientras que el precio de las acciones había llegado al nivel en el que estaba antes del «triunfo» de Gustavo Petro tras el anuncio de acabar con la exploración de petróleo por “lo del clima”, después de varios meses. Las operaciones cortas son magníficas para los que leen hoy el periódico de mañana.
Grandes ganancias en el corto plazo, fácil. En Colombia, los anuncios de lo que van a hacer los pre Ministros cuando se posesionen, tienen un impacto negativo entre los inversionistas. Expropiaciones selectivas, alza inconmensurable en los impuestos que incluyen uno por hablar por teléfono celular, prohibiciones a las libertades económicas para la industria petrolera colombiana y toda una larga lista de avisos que han presionado el alza del precio del dólar y la caída en el precio de los TES. Algún colombiano que hubiera leído el periódico del 20 de junio del 2022, el viernes anterior, el 17 de junio del 2022, hoy sería un colombiano inmensamente rico.