Por: Jazmin Balaguer
El Presidente de Estados Unidos enfrenta un proceso de reelección electoral complicado. Las mediciones demoscópicas dan una ventaja a su contrincante, el demócrata Joe Biden por mas de 7 puntos, de acuerdo al índice de Real Clear Politics, que agrupa las encuestas que se realizan. Sin embargo, las mediciones nacionales no terminan siendo un buen predictor, debido a que el censo electoral es muy heterogéneo por la forma en que está distribuida la población de los 50 Estados de la Unión Americana. Así, el mismo índice, pero a nivel estatal, muestra una brecha de tan solo 2 puntos porcentuales en lugares claves como la Florida. Se puede afirmar que las encuestas están en contra de las posibilidades de que Trump sea reelecto para un segundo periodo. Incluso modelos estadísticos mas refinados, como el elaborado por Nate Silver, toda una autoridad en esta área, da una probabilidad a Joe Biden de ser electo del 89%.
Todos estos cálculos de predicción se deben tomar con cuidado. Trump desde que fue electo Presidente el 8 noviembre de 2016, ha sido atacado sin compasión por los medios de comunicación, que mayoritariamente son liberales en Estados Unidos. Los mismos, que durante cuatro años han remarcado que su votante promedio es una persona con baja educación, xenófoba y racista. Incluso afirmaron que su triunfo fue debido al uso de firmas de markerting político, que emplean big data y algoritmos de inteligencia artificial. Desconociendo que este tipo de tecnologías han sido empleadas de forma recurrente por todas las campañas políticas, incluyendo la de Barack Obama en 2008 y 2012, creando una aplicación que recogió millones de datos para perfilamientos. Trump ha utilizado esa aversión mediática para estar en el centro de atención de forma permanente, llevándolos al terreno donde él se siente cómodo, que es, la confrontación.
Esa maltrecha relación, con medios como la CNN, el New York Times, el Washington Post, y otros, lleva a que los sondeos de opinión política estén en su contra, sumado al estigma sobre sus votantes. Teniendo en cuenta eso, ¿los votantes cuando son encuestados, revelan sus preferencias reales? Los economistas descubrieron que, al realizar investigaciones sociales, los individuos cambian su comportamiento, al saberse observados. Fenómeno que se repite en el reino animal. Paul Samuelson, Nobel de Economía, formalizó el concepto de preferencias reveladas sobre la base del comportamiento del consumidor, no, sobre lo que decían que iban a hacer. En palabras del personaje, de una popular serie de televisión, el Dr. Gregory House: “Todos Mienten”. Esa premisa es el meollo del asunto de las encuestas. Si los encuestados, dieron información armónica entre los hechos (por quien votaron) y lo que expresaron al encuestador, Donald Trump recibirá una paliza electoral el próximo martes 3 de noviembre. Si por el contrario, hay un problema de preferencias no reveladas, el resultado puede ser diametralmente opuesto a lo pronosticado.
Pero, ¿por qué los encuestados no dirían la verdad?. La respuesta es, que si durante cuatro años les han dicho que votar por Trump es de personas maleducadas, racistas y demás, se dudaría mucho en admitir que se siente algún tipo de simpatía por el Mandatario. Lo cierto, es que mas allá de sus formas, lo mas importante son sus logros, como el rumbo que ha tomado la economía desde que fuera elegido. El índice Dow Jones creció en 7653 puntos, frente a un crecimiento del mismo indicador, de 4596 puntos bajo el primer mandato de Obama, quien no enfrentó una crisis sanitaria mundial. Obama a diferencia de Trump, recurrió al gasto público y aventuras militares internacionales para lograr este crecimiento. Trump por el contrario, retiró las tropas de Siria, Iraq y Afganistán; no incursionó en nuevas guerras, siendo este mandatario el primero en no hacerlo, en casi 80 años. Eliminó la política de bombardeos con drones; redujo la tasa de deportación de inmigrantes que tenia Obama; recortó impuestos y por ende los gastos del Estado, por lo que también recortó el presupuesto de la OTAN. Es decir, su gobierno dejó el dinero de los contribuyentes donde mejor puede estar, en sus bolsillos. Eso llevó a la economía a alcanzar niveles record de empleo y bienestar generalizado. Claramente, los receptores de subsidios de la era Obama no andan muy felices con los recortes de gastos federales que impuso la actual administración. Sin embargo, el sector de pensionados, incluida la generación del “baby boom” que se declara liberal, ha sido benefactora de la política económica de Trump. Por lo tanto, tienen los incentivos para votar por el Presidente, pero afirmar, que su intención de voto es por Joe Biden.
La pandemia de Sars-Cov2, desaceleró la economía de Estados Unidos, pero aun así, el crecimiento de ese país ha sido notable. Entre abril, el peor mes económico y octubre 30 de 2020, su economía se recuperó, por encima de las predicciones que vislumbraban un desastre superior a la gran recesión de 1929. Los datos muestran que la tasa de desempleo es de 7.9%; las reclamaciones por seguros de desempleo descendieron entre marzo y octubre, en 88%; y el indicé de confianza al consumidor muestra una recuperación significativa para los próximos meses. Eso explica el comportamiento del mandatario, al desafiar los estudios epidemiológicos y los constantes choques conceptuales con su asesor en estos temas, el Dr. Anthony Fauci. Mientras el “Show Man” Trump absorbía el impacto de la crisis sanitaria, pudo mantener una economía pujante. La administración republicana decidió mantener el rumbo de la economía. Ese es su principal legado, y la carta que puede terminar derrumbando las predicciones estadísticas, que apuntan a su derrota.
A lo anterior se suma, que en 2016 se realizaron modelos que empleaban teoría de redes, logrando predecir de forma muy precisa la victoria de Donald Trump. En esta ocasión, ha aparecido una predicción del politólogo Helmut Norpot, que ha medido el resultado de las elecciones desde 1912, equivocándose una sola vez. El modelo consiste en predecir el resultado electoral sobre la base de las elecciones primarias de ambos partidos. Trump en las primarias de New Hampshire obtuvo 85% de la votación, mientras Joe Biden logró solo 8.4% de los votos. Además, este rastrea las elecciones primarias de todos los Estados. El resultado predice que Donald Trump ganaría las elecciones con 362 votos electorales, con una probabilidad del 91% de ser reelegido. Esto demostraría el problema de las preferencias no reveladas en las encuestas y confirmaría, que la ciudadanía en conjunto y su sabiduría colectiva es superior a la individual, incluyendo la de los medios.