Por: Germán Senna Pico
La utilización de narrativas que a diario usa la izquierda e insurgencia política, a veces disfrazada de líder de opinión, periodista, maestro “educador”, o su brazo armado llámese FARC o ELN, hace parte de la combinación de todas las formas de lucha, hace poco y debido a la virtualidad de los colegios, mire como un profesor de secundaria de mi hija, del área de sociología aseveraba en su clase, que las cooperativas de vigilancia y seguridad privada para la defensa del agro y Servicios Comunitarios de Vigilancia Privada (CONVIVIR), fueron creadas por Álvaro Uribe durante el periodo de gobierno como gobernador de Antioquia, también dijo que las CONVIVIR fueron el origen del paramilitarismo en Colombia.
Desde luego mi hija que conoce muy bien el origen de las AUC, y el nacimiento de las CONVIVIR, lo increpó diciéndole que esa información no era cierta y que ella a su corta edad estaba en capacidad de probar, que lo que él afirmaba, no era cierto, el profesor se quedó callado y dijo que no iba a dar replica a intervenciones pero que cada quien podría hacer su discernimiento cuando ya él había dejado en la mente de muchos jóvenes, que lo que él dijo, era la purita verdad, de todas maneras, mi hija dejo un precedente con sus compañeros de colegio y les dijo que les enviaría vía whatsapp, el decreto que las reglamentó desde el gobierno del entonces presidente César Gaviria Trujillo en 1994, de la mano de su Ministro de Defensa Rafael Pardo Rueda, mediante Decreto Ley 356 de 1994 que estableció las condiciones de los «servicios especiales de seguridad privada» en zonas especiales de orden público.
De esa manera, vemos como desde la academia se utilizan narrativas que mimetizan el proselitismo y activismos de cuadros o militantes de facciones de la insurgencia armada o de la insurgencia política en diferentes campos de la educación, formación, periodismo y hasta en el campo eclesiástico usando los viejos bastiones del concilio Vaticano II y la teología de la liberación a la cual fueron fieles los curas Manuel Pérez Martínez y Camilo Torres.
La pretensión de imponer estas narrativas también se ha usado en la rama judicial, cooptada por esa insurgencia política que quiere reescribir la historia imponiendo una postverdad donde según ellos, los crímenes y actos de terrorismo de la izquierda son legítimos y merecen la benevolencia de la justicia y, los de sus contendores, son actos de barbarie que merecen ser castigados severamente, y así como escuché a ese “profesor” en un acto de abierto proselitismo mimetizado de catedra de sociología y ciencias políticas, también escuché a una magistrada de un tribunal, decir que las CONVIVIR son las semillas del nacimiento de las AUC y el paramilitarismo en Colombia, creí que esa narrativa la iba a imponer en la sentencia, agradecí que no lo hubiera hecho.
Hemos escuchado últimamente sobre la guerra de grafiteros en Europa y en Colombia, recuerden la denuncia que realizó el concejal de Bogotá por el partido de la U Rubén Torrado, que denunció el despilfarro en algunas entidades del Distrito, con pagos de afiches desde la alcaldía para desprestigiar al presidente Iván Duque, al expresidente Álvaro Uribe y la vicepresidenta y Marta Lucía Ramírez.
Podemos ver en un paseo por la capital, como nuestra ciudad está llena de mensajes de odio con enormes grafitis que ocupan incluso manzanas enteras, los más populares en esas narrativas de odio que pretende imponer la insurgencia política son:
“Duque HP, Uribe Paraco HP, Muerte al Tombo HP, nos están Matando, Camilo Vive, Patria o Muerte, Muerte a Uribe”, ¿Pero se han preguntado de donde sale el dinero para financiar a estos grafiteros y creadores de mamarrachos de odio hacia un determinado sector político en Colombia?
Hace poco el ex presidente Andrés Pastrana en una intervención desde Madrid España, aseguró que la tiranía de Nicolás Maduro y el ELN financiaron desde Venezuela las marchas y paros en Colombia y otras regiones del sur del continente americano, sin dudas las marchas y paros que en verdad son tomas guerrilleras de ciudades y vías, con la intención de destruir la infraestructura pública y privada de la nación, está siendo financiada por actores externos, donde están metidos las FARC, el ELN y el régimen de Venezuela.
Es esa una de las razones de la guerra de grafiteros en Bogotá y otras ciudades del país, especialmente en Cali y Medellín, se disputan espacios porque la paga está asegurada a través de cuadros del ELN y las FARC, dinero que viene de narcotráfico de los grupos armados y de Venezuela, espero que nuestros agentes de inteligencia de la policía y fuerzas militares, pongan el OJO en los grafiteros que puntualmente pintan mensajes de odio hacia nuestra fuerza pública y hacia un sector político para estigmatizarlos.
Hace falta que las capacidades de inteligencia se fortalezcan para hallar a los financiadores, ya que sabemos el gobierno anterior abolió la inteligencia militar y destruyó la mortal de nuestros soldados y policías, moral que se destruye con mensajes de odio, como los que todos los días vemos en paredes y muros de nuestras ciudades, puentes y carreteras. Hay que buscar y llevar a juicio a los financiadores o enlaces para los pagos que éstos reciben para escribir arengas, dibujos y grafitis incriminatorios que imponen a la vista de todo transeúnte, jóvenes y ancianos, visitantes extranjeros.
… El congreso de Colombia está en mora de legislar sobre la penalización a la contaminación auditiva y visual en nuestras ciudades, al igual que se penalice los mensajes de odio con utilización de narrativas incriminatorias sin prueba judicial alguna.
Germán Senna Pico
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