La Mujer, ícono de productividad y toda una joya del desarrollo humano sostenible

Por: Germán Valencia Castro

Una columna de opinión dedicada a ese maravilloso ser, la mujer, quien por años de estigmatización, hoy rompe esos tejidos obtusos del machismo con demostraciones amplias de actitud, aptitud, conocimiento del saber y auténtico valor. El machismo en el mundo ha sido un tumor maligno que ha obstaculizado el paso hacia la evolución de la mujer como figura hábil en las diferentes industrias y campos laborales.

Por ejemplo en Colombia antes de 1954 , las mujeres no contaban con el derecho al voto. Sin duda alguna, el rol de las mujeres hoy como líderes políticas y sociales, así como potenciadoras del desarrollo del país es evidente y contundente, pero no ha sido un trabajo fácil.

Ha sido arduo y complicado, pues durante mucho tiempo la mujer fue invisibilizada y relegada a un segundo lugar. Las mujeres que buscaban una igualdad, una equidad, las que se hicieron oír influyeron de una manera contundente y rotunda en decisiones de alcance político, económico y social, marcaron un camino de dolor, burla y abuso de todo tipo, pero sembraron una semilla de fortaleza, fuerza y determinación en el país y el mundo, que es inevitable no aceptarlo.

Como muestra de ello, el censo de mujeres que lideran creación de empresas en Colombia es plausible y admirable. Por ejemplo, en 2022 el 62,5% del total de empresas fueron creadas por mujeres. 143.466 empresas de personas naturales fueron iniciativas lideradas por mujeres. Estas empresas generaron en 2022 más de 92 mil puestos de trabajo.

Todo un fortín de desarrollo humano sostenible!! Pero más allá de los números, ¿qué significa realmente ser una mujer emprendedora en Colombia? Significa tener la valentía de desafiar el status quo, de abrir caminos y de construir sueños a pesar de los obstáculos.

Las mujeres emprendedoras no solo están generando ingresos para sus familias, sino que también están creando empleo, promoviendo la inclusión y fomentando la equidad de género en sus comunidades. Y es que el emprendimiento femenino no es solo una cuestión de negocios; es una herramienta poderosa para el empoderamiento.

A través de sus emprendimientos, las mujeres están ganando autonomía financiera, tomando decisiones sobre sus vidas y contribuyendo activamente a la construcción de una sociedad más justa y equitativa. En otras palabras, están demostrando que cuando las mujeres prosperan, la sociedad también prospera.

Por ejemplo en el ámbito de la educación, La influencia femenina ha sido esencial para lograr avances en la equidad y el acceso a la academia en todo el mundo. Las mujeres también han ocupado posiciones de liderazgo en la educación, dirigiendo las principales universidades y organismos educativos del mundo.

De hecho, constituyen la mayoría de los docentes en todo el mundo y su papel es fundamental en la educación de las futuras generaciones. Y qué decir de su rol como ama de casa, por cierto una tarea muy desagradecida.

Una mujer que es ama de su casa no tiene remuneración ni suele gozar de reconocimiento social. Es un trabajo de 24 horas que dura 365 días al año, que no tiene vacaciones ni conoce el despido, que requiere saber de todo, ser cocinera, maestra, niñera, entrenadora, guardaespaldas, GPS, doctora, secretaria, guardia de la noche y del día…

La carga de trabajo está determinada la amplitud de la familia, por el tamaño y la ubicación de la vivienda, por el estatus social del que se goce, etc. Además, el horario de mayor trabajo es altamente fluctuante pero, sobre todo, nunca cesa. Sí, no hay duda, definitivamente la mujer es de gran valor, un ícono de los más altos valores, de progreso, evolución, toda una joya del desarrollo humano sostenible.

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