Por: Roberto Trobajo
La última de Claudia López es olímpica: ahora quiere ser Marshall. ¿Cómo así? George Marshall frenó el comunismo en Europa y salvó del hambre a millones de europeos; mientras Claudia López empeora a Bogotá y promueve el socialismo solapado de su partido Verde, miembro del Foro de São Paulo.
El Plan Marshall fue un programa con el que Estados Unidos ayudó a la reconstrucción y recuperación de Europa tras la II Guerra Mundial. Se desarrolló entre los años 1948 y 1952. Gracias a esa colaboración estadounidense la economía de casi todos los países prosperó, superándose los niveles que se tenían antes de la guerra: Europa Occidental creció tanto y tan bien, que este proyecto se considera impulsor de la unificación europea.
Checoslovaquia, Polonia, Alemania Oriental, fueron las únicas naciones que rechazaron beneficiarse del Plan Marshall, obedeciendo órdenes de aquella Unión Soviética que les colonizó con el comunismo.
Los 18 países europeos que aceptaron la ayuda de USA salvaron sus economías, capitalizándose, y así lograron un crecimiento sostenido.
El Plan Marshall consistió en ayudarse con 12 000 millones de dólares para reconstruir a países desbastados, eliminándose barreras al comercio con una menor regulación de los negocios y así se alentó la productividad.
Nada que ver con este “Plan Marshall” de Claudia López con el que ella aumentará impuestos de manera considerable para recaudar casi 3 billones de pesos. Y con esos “incentivos tributarios” asegurará exprimir los bolsillos bogotanos, en plazos, cuando estén más ahogados por una agonizante economía en descalabro.
¿Y entonces? ¿Cómo explicarse que la “inteligente” alcaldesa bautice Marshall a su estrategia?
Así amaña haciendo analogía con el plan de George Marshall: anhelando que los norteamericanos le coman cuento y que “de pronto” le den a su alcaldía algunos de los millones de dólares con los que USA viene ayudando al Gobierno Nacional, y si no lo logra –como seguro será- reforzaría el culpar a otros por fracasar en sus “buenas intenciones” de “salvar” a Bogotá, como en antaño fueron salvadas capitales y países enteros en aquella Europa de posguerra.
George Marshall fue premiado con el Nobel de Paz (en 1953) por salvar económicamente a los europeos y frenar el avance del nefasto comunismo.
Esta alcaldesa que padece Bogotá, improvisadora-oportunista-populista, está quebrando a los bogotanos, empujando a explosiones sociales “contra un gobierno neoliberal que sigue las políticas imperialistas yanquis” y los bla-bla-bla del discurso manipulador con el que los socialistas procomunistas alternativos, como el de su partido Verde, alistan destruirnos a Colombia.
Claudia López, la farsante Marshall, tiene que ser parada, revocada: ¿ella o Bogotá?