Por: Nicole Levy Eidelman
El pasado 21 de septiembre el exjugador de fútbol Anthony ‘el Pipa’ De Ávila fue detenido en Nápoles por un proceso que tenía expedido por narcotráfico desde el 2004. De Ávila tenía una orden de prisión por ser acusado de producción y tráfico internacional de drogas y vínculos con la mafia de ‘la Camorra’. En el 2001 el jugador ya había sido investigado por pertenecer a un grupo criminal que importaba cantidades importantes de droga desde Holanda para ser revendidas a organizaciones criminales en Nápoles, pero en esa oportunidad solo le dieron dos semanas de cárcel.
En el 2004, tras nuevas declaraciones y material probatorio, se dictó una medida cautelar en su contra, pero existen informes que dicen que para ese momento De Ávila ya no estaba en Italia. Tras 17 años de haber desaparecido de los radares del narcotráfico en Italia, ‘el pitufo’, como era conocido en el fútbol por su baja estatura, fue detenido en Nápoles en un operativo en Piazza Enrico De Nicola en Porta Capuana. De Ávila cumplirá 12 años de prisión en territorio italiano.
En nuestro país, hay una realidad social, política, y económica vinculada al narcotrafico, lo que conlleva a que hasta el deporte se vea afectado.
La droga ha tenido alcances tan graves que hasta ex jugadores de fútbol se ven involucrados en procesos de narcotráfico. En Colombia se hacen varias propuestas para dar solución al cultivo y tráfico de drogas.
Una es la legalización de la droga. Por ejemplo, el expresidente Juan Manuel Santos argumenta que: «una guerra que no se ha ganado en 40 años es una guerra perdida. Hay que reinventar esta guerra contra el narcotráfico y las drogas y una de las formas más efectivas es quitarle la prohibición a todo lo que tiene que ver hoy con el tráfico de drogas, y racionalizarlo para poderlo controlar mejor». En el gobierno de Santos, también se prohibió la destrucción de cultivos de cocaína con glifosato.
Se llegaron a hacer proposiciones como la de septiembre del 2012 donde el entonces alcalde Gustavo Petro Urrego inauguró el primer centro para drogadictos en el Bronx de Bogotá, el llamado Centro de Atención Médica a Drogodependientes (CAMAD), donde
su propuesta era suministrar drogas controladas a los dependientes solo bajo estricta prescripción médica. Dicho proyecto no prosperó.
Varios sectores políticos y sociales en Colombia, están en desacuerdo
con la legalización, ya que no creen que sea bueno para las personas, en especial para niños y jóvenes. Además de eso, muchos países aliados de Colombia están en total desacuerdo con la legalización de estupefacientes. Colombia no sólo quedaría como el hazmerreír del mundo, sino que también se verían afectados muchos ciudadanos que no son capaces de tomar buenas decisiones.
Los sectores políticos que están en contra de legalizar la droga proponen ejercer con mano dura y seguir permitiendo la radicación de cocaína con glifosato. Más allá de eso, plantean que se juzgue con más firmeza y justicia a todos los exintegrantes de grupos armados de Colombia que tanto daño han hecho con el narcotráfico, planteando que el gobierno anterior no manejó las cosas bien, ya que cientos de criminales quedaron impunes y hoy están sentados como reyes en el gobierno.
¿Cómo es posible que estos criminales hayan quedado en la impunidad después de todo el daño que le han hecho a tantas familias? ¿Después de todos los muertos que tienen encima? Como dijo el poeta Bertolt Brecht:” ¡contra la injusticia y la impunidad! Ni perdón ni olvido.”
@nicolelevyei