Por: Julio César Leal Duque
Hemos estado viendo desde que empezó la pandemia varios fenómenos explicados ampliamente en la teoría económica, muchos de ellos nunca se pensó que sucedieran, o simplemente no se tenían previstos. El primero detener la producción mundial debido a los confinamientos, que ahora apenas estamos observando cómo generó problemas de logística internacional y cómo la logistica internacional nos trae como consecuencia la importación de inflación. Otro fenómeno fue ver como los sistemas de salud han colapsado, sin capacidad global para atender pacientes en las unidades de cuidado intensivo, los costos de las mismas y la necesidad de tener médicos especialistas de sobra.
Hace unos meses pasé por Manizales porque falleció una tía muy querida, me encontré con algunos primos que ya ni conocía porque toda la vida estuvieron fuera de esa ciudad, dedicados al comercio me contaban, algunos en el país y otro en particular entre Colombia y Venezuela; por razones de salud me contaba que vive en San Cristóbal y viene a Colombia frecuentemente a que lo atiendan en Cúcuta porque el Covid le dejó una insuficiencia cardíaca. Lo que demuestra que el sistema de salud puede funcionar bien mientras sea bien administrado y la plata no se la roben o la usen en otras cosas.
La economía es maravillosa porque es una ciencia que se preocupa por el bienestar del hombre tratando de solucionar los problemas de escasez, sabemos que a través del libre mercado es que salimos de todo los males, eso es indiscutible. La resistencia se presenta es cuando por alguna circunstancia afecta a los que concentran.
Este país tiene según mi opinión un problema contrario a lo que sucede en otras regiones del mundo, es la abundancia, tanta que es incalculable, los políticos se roban el trabajo de millones de colombianos con contratos, burocracia, acuerdos, coaliciones e.t.c., le ponen muchos nombres. Pero siempre salimos del mal porque hay abundancia.
Hay que meterle más optimismo a la visión de país y empujar aún más el libre mercado, mientras más protejamos a unos sectores y apretemos a otros, menos libertades tenemos; por eso soy un convencido que Petro no ganará nunca la presidencia de mi adorada patria y las momias que reviven en las elecciones en los partidos políticos, las sanguijuelas ladronas que llegan en paracaídas a ver como roban, pronto serán historia. La prueba de eso es lo que está sucediendo con las OPAs en el Gea, que lo único que ha demostrado es que la Superintendencia Financiera no vigiló nunca y no hizo su trabajo cuidando que el precio de las acciones refleje el valor real de las empresas, para eso es ese organismo de control, no es para pagar nominas y mantener burócratas inservibles.
El libre mercado se ha encargado de explicarnos que las acciones de uno de los grupos empresariales más importantes del país están subvaloradas, los precios en el mercado público de acciones no corresponden al valor real de las empresas, y que si durante muchos años los accionistas quisieron apoyar esas empresas comprando acciones esperando valor y dividendos, por alguna razón salieron engañados porque los precios de las mismas no corresponden a la realidad -por alguna razón que debe ser investigada-, ahora el mercado se acomoda solito con un oferente que está dispuesto a pagar más por cada acción y dar un respiro en los precios, eso me parece maravilloso, es el reflejo del mercado LIBRE. Lo que se observa es una resistencia a reconocer que así funciona el libre mercado y que esas transacciones, así las quieran hacer ver como peligrosas, realmente son buenas desde el punto de vista que el mercado evita la concentración indebida en perjuicio de los accionistas minoritarios, en detrimento de los servicios que se prestan, en perjuicio de los precios de los bienes que se venden e.t.c.
Mi preocupación entonces no es el libre mercado, mi preocupación es que como país aún no entendemos que el libre mercado es en todo y para todo, que el Estado debe ser más pequeño y que los impuestos no son para los políticos ni los grupos de interés que se chupan los recursos indebidamente, la riqueza de nuestro país tiene limites y que es mejor no forzarla anticipadamente para darle gusto a las agallas de los ladrones. Hay que bajar todos los impuestos y detener el gasto excesivo del gobierno.
Hay que promover la libre empresa y la competencia sin arrasar con los pequeños empresarios, poniendo barreras que protejan a los pequeños como lo hacen las normas antimonopolio que se aplican en todo el mundo, son ellas las que impiden que por ejemplo el sector financiero se dedique a hacer declaraciones de renta, a vender inmuebles de terceros, hacer carreteras, a acabar con los notarios, a acabar con los avaluadores a través de software mentirosos que no dan el valor real de los bienes que se transan sin los métodos autorizados por la Ley y que se están promoviendo sin la debida autorización y sin supervisión de los entes de control, están delinquiendo porque nadie puede avaluar sin tener el RAA, así sea un software, hay trabajo para todos, pero todos debemos estar dentro de la legalidad. Hay que ponerle cuidado a algunos temas en particular y seguir promoviendo las operaciones del mercado libre que es el que trae progreso y desarrollo a la nación.