La Guajira es tierra de nadie y al parecer a la Fundación Para la Libertad de Prensa (FLIP) poco le importa lo que ocurra con los periodistas en ese olvidado departamento. Un caso que prueba la decidia de la FLIP y del gobierno nacional es el que está ocurriendo con el aguerrido periodista Jesús Enrique Solano Rodriguez.
Varias fuentes en La Guajira lo describen como un periodista valiente que le canta la tabla a los corruptos sin distinciones políticas y se mete con quien se tenga que meter. Pero las denuncias en contra de los poderosos del departamento le comenzaron a pasar factura. A Solano le acaban de sacar del aire su programa radial «Alo La Voz del Pueblo» que cumpliría un año el 3 de agosto y que se transmitía por la Emisora Frontera Stereo.
El periodista sostiene que la salida del aire de su programa es consecuencia de las presiones del alcalde del municipio de Maicao, José Carlos Molina, a quien constantemente ha denunciado desde su microfono por presuntos hechos de corrupción y malos manejos en la administración del municipio en el que vice desde pequeño.
Dos años atrás, cuando el periodista Solano trabajaba en Olímpica Stereo, de la Familia Char, también en Maicao, lo llamó el Director Edwin Montiel para decirle que no volviera a hablar en contra del Alcalde Jose Carlos Molina. Como hizo caso omiso lo despidieron.
En otra oportunidad el alcalde se atrevió a ir a la Universidad de La Guajira donde Solano dicta clases para que le cancelaran su cátedra pero no lo logró.
El alcalde José Carlos Molina llegó a la Alcaldía de Maicao de la mano de Cambio Radical como sucesor de Euripides Pulido, del mismo partido, quien fue capturado por corrupción y sus padrinos en La Guajira son los ex gobernadores Kiko Gómez condenado por dos homicidios y Oneida Pinto detenida y procesada por corrupción.
Solano denunció al alcalde Jose Carlos Molina ante el Ministro del Interior y Justicia Juan fernando Cristo y ante la FLIP sin tener respuesta que le diera la tranquilidad para seguir ejerciendo su oficio. Su situación de seguridad también es critica. Se sabe que La Guajira es un lejano oeste sin dios ni ley donde los periodistas no tiene ninguna protección que les permita informar sin ser objeto de presiones y amenazas.