Por: Andrés Villota
El ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) plantea enormes retos hacía el futuro. Por ejemplo, exige la ruptura con el concepto que se tiene sobre la justicia social, la inclusión y la equidad que, por error, había sido entendido como un ejercicio de redistribución de la riqueza que realizaba el Estado después de cobrarle impuestos y pedirle plata prestada a los ricos que dejaron de ser pobres por trabajar y producir. Esa mala interpretación de la justicia social de populistas como Juan Domingo Perón y la pareja Kirchner, llevó a la economía argentina a la bancarrota.
Para promover el desarrollo económico y romper con ese esquema asistencialista, se hace necesario que todos los niños colombianos tengan igualdad en las oportunidades de aprendizaje y en el desarrollo de sus competencias y habilidades para poder llegar a la vida productiva con la idoneidad necesaria para vivir en una sociedad gobernada por la democracia y el capitalismo.
Por tratarse de competencias que son transversales y que van a necesitar los niños y jóvenes para poder ser eficientes al momento de escoger sus estudios superiores para, en el futuro, ser competitivos en sus profesiones u oficios, el presidente Juan Manuel Santos sancionó la Ley 1450 del 2011 que prevé el deber del Ministerio de Educación Nacional de incluir a la educación económica y financiera en el diseño de programas que desarrollen las competencias básicas por lo que se creó el Programa de Educación Económica y Financiera (PEEF).
En el año 2017 se publicaron las cartillas pedagógicas del programa “Finanzas para el Cambio” dirigidas a los profesores y a los estudiantes de 9º a 11º grado. Bancoldex en unión con la Corporación Andina de Fomento (CAF) ha hecho otro tanto desarrollando material didáctico dirigido a los jóvenes emprendedores, publicando “Educación Financiera: El Camino a la Prosperidad”. También, dentro de poco, se publicará la versión final del Documento CONPES «Politica Nacional de Inclusión y Educación Económica y Financiera” que eleva al nivel de política pública la capacitación en un área de conocimiento que es básica para tratar de disminuir las brechas sociales llenando los vacios conceptuales sobre un tema primordial para todos los colombianos.
Es imposible cerrar esa brecha social, por ejemplo, si los profesores de los colegios públicos insisten en adoctrinar a los niños en el comunismo que los está condenando a ser incompetentes y desadaptados para vivir en el mundo actual. El adoctrinamiento político que realizan los profesores en los colegios públicos más que consecuencias electorales irrelevantes (como lo demostró la pobre votación por las FARC en el año 2018), crea inmensos vacios en las competencias que debe tener un joven para afrontar su vida productiva de manera consciente y eficiente.
La Teoría del Credencialismo de Randall Collins aseguraba que el acceso a las posiciones sociales privilegiadas se basaba en la cantidad y calidad de las “credenciales” académicas. La mala interpretación de esa teoría se basó en creer que lo importante era tener un diploma sin importar en qué, precisamente, por razones asociadas a la falta de sentido común, al desconocimiento de la lógica, de la racionalidad económica y del funcionamiento de una democracia liberal. Lo anterior terminó por fomentar la aparición de un creciente número de jóvenes que no encontraron la posibilidad de inserción en el mercado laboral por la escasa o nula demanda de las carreras que estudiaron.
Varios jóvenes tuvieron que estudiar dos carreras o dedicarse a un oficio sin relación alguna con su formación académica lo que generó ineficiencias y distorsiones en el mercado laboral que se tornó excluyente y llevó a los salarios a niveles mínimos. Los padres de familia no intervinieron para enseñar esos principios básicos de economía y finanzas o para aconsejar a sus hijos al momento de escoger su carrera profesional, bajo una lógica en la que muchos prefirieron ver a sus hijos fracasados profesionalmente antes que verlos frustrados emocionalmente.
Lo jóvenes que, a pesar de haber estudiado alguna carrera sin demanda en el mercado laboral y no trabajar, reciben mesadas millonarias desde la empresa de sus padres, hace que aumente la desconexión con la realidad económica con el consecuente incremento de las distorsiones en los mercados y las brechas sociales. Lo mínimo que debería entender el heredero de una fortuna es cómo funciona una empresa o el mercado o el proceso económico que hace posible que pueda ir a un cajero automático y sacar dinero para poder comer y seguir viajando.
Un ejemplo de las consecuencias perversas que trae no conocer el funcionamiento de la economía o de una empresa y haber vivido siempre de la fortuna de un tercero, lo da Karl Marx que jamás trabajó y vivió toda su vida mantenido, primero por su padre, Heinrich Marx, luego por la fortuna burguesa de su esposa aristócrata, Jenny von Westphalen y pasó sus últimos años rodeado de lujos gracias a la fortuna de Friedrich Engels. No es necesario extenderse en las desgracias que ha causado la teoria marxista a la humanidad porque los genocidios, las hambrunas, los campos de concentración, las violaciones a los derechos humanos, la censura, las masacres, las desapariciones forzadas y la instrumentalización de los jóvenes ignorantes, han sido ampliamente documentadas.
Ludwig von Mises en su libro Planned Chaos (Caos Planificado) escrito en 1947, se refiere a los Useful Innocents (Inocentes Útiles) que algunos han traducido como “Tontos Útiles” o “Idiotas Útiles” para referirse a las personas que eran instrumentalizadas por los comunistas para lograr sus objetivos. Los Inocentes Útiles eran jóvenes fácilmente manipulables gracias a su ignorancia sobre temas básicos como la economía, el funcionamiento de los mercados, el consumo, el libre mercado, la formación de los precios, la libre competencia, la producción, el trabajo o el funcionamiento de una democracia.
El pobre nivel mostrado en los resultados del Examen de Calidad de la Educación Superior (Saber PRO) II-2020 por los que van a ser los profesores del futuro que aparecen como los peor calificados en el grupo de nuevos profesionales de todas las carreras, no augura lo mejor para la implementación de la educación económica y financiera en Colombia. Es necesario que los padres de familia asuman esa labor o que los colegios implementen cátedras sobre estos temas, en unión con gremios como Asobancaria, Asobolsa o Asofondos, dirigidos a los niños durante sus primeros años de formación. En Estados Unidos han hecho publicaciones como The Tuttle Twins (Los Gemelos Tuttle) para ayudar a los padres de familia a que los niños aprendan conceptos que le van a ser útiles durante toda su vida independiente de las habilidades que tengan o las decisiones profesionales que tomen. Y lo más importante: sus hijos jamás van a ser usados como “Inocentes Útiles”.