Las atrocidades de las Farc y las cuestionadas actuaciones de la JEP pusieron del mismo lado al expresidente y a la ex secuestrada quizá por primera vez después de su liberación en la Operación Jaque en el 2008 cuando Uribe era presidente y Santos MinDefensa. Desde entonces la lista de desavenencias entre Álvaro Uribe e Íngrid Betancourt ha sido amplia. La dirigente política le ha servido de soporte político a su peor enemigo, Juan Manuel Santos, y a su proyecto bandera, la negociación con las FARC.
En el 2013 regresó de París y se puso al servicio de la campaña de reelección de Juan Manuel Santos. En distintas entrevistas le manifestó su apoyo a quien fuera la persona que le abrió el camino en la vida pública. Su aprecio por el expresidente viene desde el gobierno de César Gaviria cuando fue parte de su equipo en el ministerio de Comercio Exterior.
En mayo de 2016 reapareció nuevamente de la mano de Martín Santos en un foro organizado por la Fundación Buen Gobierno con el propósito de apoyar el acuerdo con las Farc. La cercanía de Ingrid con la familia presidencial era cada día más grande.
La reaparición de Íngrid Betancourt de la mano de Martín Santos
En 2018 Ingrid jugó a fondo en las elecciones presidenciales y le declaró su respaldo en tarima a Gustavo Petro e incluso se dijo que le ofreció ser su fórmula vicepresidencial. Aseguraba que el regreso del uribismo al poder constituiría un riesgo para los acuerdos de paz y viajó desde si residencia en Paris para meterse de lleno en la contienda a favor de Petro y en contra ‘del que dijo Uribe’.