Por: Fernando Torres Mejía
Hugo Chávez, jamás se hubiera imaginado que aquella expresión que lo hizo famoso en el discurso pronunciado en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de septiembre de 2006, en alusión al entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, y que empezó diciendo: «Ayer el diablo vino aquí, en este mismo lugar, y hoy todavía huele azufre. Ayer, señoras y señores, desde esta misma tribuna, el señor presidente de los Estados Unidos, a quien yo llamo ‘el diablo’, vino aquí hablando como dueño del mundo», hoy algunos Colombianos la están empezando a utilizar para referirse a Gustavo Petro, uno de sus mejores cómplices y que sin duda, si aun Chávez estuviera vivo, sin duda serían una dupla explosiva, solo comparada con los peores delincuentes sobre la faz de la tierra así como su mejor aliado para intentar reconstruir el desgastado comunismo en toda la región.
Con esta expresión, Chávez comparó metafóricamente a Bush con el diablo, y el «olor a azufre quemado» representaba la maldad y la presencia maligna asociada con el diablo. Esta frase se convirtió en un símbolo de la retórica antiamericana del “camarada” y su postura crítica hacia las políticas de los Estados Unidos.
Desde entonces, la expresión «huele a azufre quemado» se ha utilizado en el ámbito político para referirse a situaciones o discursos que se perciben como maliciosos, hostiles o negativos, es una forma de denunciar o cuestionar la motivación y las intenciones detrás de ciertas acciones o declaraciones políticas.
Pero es que Petro con sus actos y retoricas, no está lejos de expeler este putrefacto olor, y es que no es un invento, es una realidad cada día más latente, o si no detengamos a ver lo que está sucediendo en el sector de hidrocarburos, donde se está espantando la confianza inversionista, los empresarios están “empacando” sus maletas y sencillamente salen “huyendo”, no se están generando nuevos contratos de exploración, se han perdido más de 15.000 empleos, porque todo se volvió imposible, cada día se imponen nuevas barreras, no se tiene seguridad jurídica, ni mucho menos física, los negocios y las empresas no quieren avanzar, mucho menos invertir o simplemente no desean arrancar y simplemente están asustados.
Estamos en un gobierno en donde se quiere y se busca que los pobres sigan siendo pobres, para lograr una dependencia total del estado y mantenerlos como esclavos, que hagan lo que los gobernantes quieren al mejor estilo de Cuba, Nicaragua, Venezuela, etc., y los más vulnerables lo están empezando a padecer, o es que esas colas que se están presentando en las diferentes ciudades del país para reclamar los subsidios de Renta Ciudadana, donde vemos personas durmiendo a la intemperie y soportando largas filas bajo el inclemente sol, todo esto por cuenta de la pésima administración del DPS, que por cierto nos cuesta $54.080.000.000, simplemente porque su Cielo Rusinque, “elimino” un sistema exitoso de transferencia que había dejado la administración del gobierno Duque, pero claro es que en Colombia, por temas netamente políticos, los que llegan al poder, no les gusta construir sobre lo construido, sino que, por el contrario, quieren imponer su sello personal al costo que sea, sin importar que esto lo padezcamos y lo paguemos los contribuyentes.
Estamos ante un gobierno incompetente, donde a diario lanza discursos atemorizantes para que se genere odio y lucha de clases contra la oposición y todos los que no comulgan con sus ideas, hasta llegar al punto de tratarlos de “riquitos blancos esclavistas”, habla de manera inconsecuente e incoherente, no acepta que lo contradigan y si alguno de sus funcionarios lo hace, de inmediato lo expulsa como ha sucedido con la gran mayoría de los ministros que ha “echado”, que por cierto van 11 y aunque muy pocos se han ido por incompetentes, como la Irene Vélez, otras por intransigentes y que se han creído todopoderosas como la Carolina Corcho (salud).
Petro genera incertidumbre por su incompetencia y su pésima gestión como gerente, y eso que lo sabíamos desde su “paso” por la alcaldía de Bogotá y lo más grave es que nos está devolviendo a la época de la peor violencia e inseguridad, por cuenta de sus políticas de premiar a los bandidos, buscando o inventando de donde no existen leyes para proteger a los guerrilleros y demás grupos delincuenciales, buscando protegerlo sin importar que el país está descuadernado y sin control, por cuenta de una violencia desbordada que cada día cobra víctimas algunas inocentes, otras por guerras por el control de territorios para el negocio del microtráfico, y para completar tiene replegada a las fuerzas militares atados de pies y manos. Petro con su talante autoritario, peligroso y sumado a esto, no podemos olvidarnos que es un mitómano y culebrero peor que el expresidente Santos y las mismas FARC, que pretende enredarnos con el cuento de que la guerra entre el estado y los grupos al margen de la ley, ya termino, no sé quién le puede creer ese cuento tan “chimbo”.
Sus mentiras están a flor de piel y busca confundir y atribuirse logros que no son de él como estás:
• “No lo hicieron en dos siglos, nosotros lo hacemos ahora. Por primera vez Colombia no pierde en negociaciones territorio. Supimos defender nuestra soberanía. No lo hicieron antes, ahora lo hacemos nosotros”.En referencia a San Andrés y el diferendo con Nicaragua.
• “Supimos defender la mesada 14, logramos el incremento de asignaciones a los soldados y elevar su dignidad”.
Sin contar con algunas promesas de campaña que algunos ingenuos se las creyeron, como esta “Yo lo que te respondería es que a los tres meses de ser presidente se acaba el ELN porque se haría la paz” o que tal la del tren eléctrico y elevado entre Barranquilla y Buenaventura, bueno este es el talante de quien sin duda hoy “Huele azufre quemado”