Por: Fernando Álvarez
Si las matemáticas son exactas, y el profesor Sergio Fajardo lo sabe, más de 12 millones de personas van a votar por el ingeniero Rodolfo Hernández este 19 de junio.
El popular candidato santandereano obtuvo casi 6 millones de votos y Federico Gutiérrez del Equipo Colombia logró más de 5 millones, si a esto se le suman los de Fajardo, que se acercan al millón, pues Rodolfo Hernández puede juntar alrededor de 12 millones, que lo darían como ganador, mientras que Gustavo Petro mantendría los mismos 8.5 millones que tuvo hace 4 años, porque según los analistas y los encuestadores el candidato del Pacto Histórico ha demostrado a lo largo de su campaña que sus aspiraciones electorales tienen techo. Por esta razón no es fácil imaginar de dónde podría sacar más votos.
La apuesta por ganarse el abstencionismo no se ve muy viable en tan solo 15 días de campaña, si se tiene en cuenta que el país que no vota desde hace más de 50 años ni siquiera logró ser seducido por el tribuno popular y verdadero agitador de masas, el cura Camilo Torres Restrepo, cuando lo invitaba a no votar, a organizarse y a luchar.
Para sumar con precisión hay que reconocer que los 5 millones de votos que consiguió Federico Gutiérrez tienen un común denominador, son anti Petro. Para bien o para mal, uribistas o no, son la expresión de esos colombianos que les aterra el comunismo, que le tienen miedo a la extrema izquierda y que no quieren recorrer el camino castrochavista, así no le crean tanto al expresidente Alvaro Uribe.
Petro para ellos representa la ruta venezolana y no están dispuestos a dejarle el camino libre al Socialismo del Siglo XXI, con sus consabidas consecuencias de atraso y pobreza palpables en los países que han terminado cobijados por esta concepción ideológica, como Cuba, Venezuela o Nicaragua.
Esto sugiere que de los votantes por Fico no saldrá ni un voto para el candidato de la izquierda, precisamente porque le tienen miedo a un gobierno apoyado por la extrema izquierda, hoy aliada con los clanes del narcotráfico y con visos serios de querer calcar las artimañas chavistas como la de cambiar la constitución, perpetuarse en el poder, expropiar y perseguir violentamente a la oposición. Y para ser realistas con las sumas, los votos de Sergio Fajardo, que bien se pudieran ubicar en el centro izquierda, es muy difícil que terminen por apoyar precisamente el proyecto de la izquierda radical que fue el responsable de haber impedido el triunfo de Fajardo hace 4 años y el cual en esta contienda se dedicó a eliminarlo con guerra sucia y noticias falsas.
Las cifras no mienten y los cálculos no dan para otro resultado diferente a los 12 millones para el ingeniero Rodolfo, salvo que suceda un hecho extraordinario. Porque si la cosa fluye normalmente y todo se tramita por la vía ordinaria ya se pueden contar cabezas y afirmar que el palo de la primera vuelta será el ganador en la segunda. Aunque no se trata hoy de cantar victoria, sino de poner sobre aviso a los electores de la Liga de Gobernantes Anticorrupción ya que habrá que estar ojo avizor para impedir los hechos extraordinarios, que de todas maneras no saldrán del juego limpio ni de las buenas intenciones de los sectores que han mostrado que son capaces de paralizar el país, destruir el transporte público, quemar policías o bloquear las carreteras, aparte de la amenaza expresa de su líder de no aceptar los resultados.
Los petristas multiplicarán exponencialmente la operación de sus bodegas porque saben que lo que ha manejado muy bien la campaña de Hernández son las redes sociales, lo cual le ha dado credibilidad y confianza entre los jóvenes y entre los indignados que quieren que se cambien las mañas políticas y que le apuestan a un hombre de pantalones que está decidido a acabar con los corruptos. Por lo cual los 12 millones colombianos que ya están jugados contra Petro deben redoblar la vigilancia porque lo extraordinario puede venir de cualquier lado y de cualquier forma.
Para empezar, habría que mirar quiénes serán los derrotados si gana Rodolfo Hernández. Los primeros serán los comunistas que están a punto de perder la oportunidad más cercana que han tenido de llegar al poder en toda la historia de Colombia. Y puede que muchos de ellos estén dispuestos a hacer lo que sea para impedir el resultado cantado el pasado domingo.
Los otros derrotados serán los corruptos, que para mantener sus privilegios y aferrarse a la mina de plata en que han convertido a las arcas del Estado recurrirán a mover sus fichas en los organismos de control para tratar de golpear certeramente al candidato que se vislumbra ganador e impedir que les quiten la gallina de los huevos de oro que han manejado durante más de medio siglo.
Los otros derrotados serán los politiqueros que se habían subido al bus de Petro porque ya lo daban como ganador. Estos oportunistas que se quedarán sin hacha, sin calabaza y sin miel y harán hasta lo imposible para impedir que el Ingeniero sea el que estrene la banda presidencial el próximo 7 de agosto. Comunistas, corruptos y politiqueros son una bomba molotov que puede estallar por donde menos se espere.
Lo primero que ya empezaron a impulsar es la cantaleta para uribizarlo, la idea de asociar a Hernández con Uribe o con los uribistas, aunque eso al final será lo más inofensivo que harán, porque el candidato santandereano ya les salió al paso y les saldrá cada vez que pretendan estigmatizarlo con esa supuesta ligazón, que para los antiuribistas es la más preciada a la hora de desprestigiar a quien se atraviese en sus planes.
Entonces mamertos, corruptos y politiqueros que la ven perdida y que creen que pueden voltear la realidad se unirán para judicializar mediáticamente a Rodolfo Hernández, para sembrar dudas sobre su honorabilidad y para presentarlo como un payaso, un ignorante o un inepto. No ahorrarán calificativos ni epítetos con el propósito de pintar al ingeniero como un corrupto, un uribista o un fascista. Rebuscarán en los archivos periodísticos expresiones que se puedan tergiversar, frases que serán descontextualizadas y conceptos editados con mala fe que les permitan construir un perfil de peligroso derechista, de populista irresponsable o de dirigente atarván, cuando no lo mostrarán como un émulo de Trump, Fujimori o Bolsonaro.
En todo caso, la furia mamerta encabezada por periodistas filoizquierdistas como Daniel Coronell Castañeda, María Jimena Duzán y Vladdo, y los medios tipo Cambio y Noticias Uno no tardarán en hacer seguimientos y poner cámaras escondidas para tratar de mostrar a Hernández como una ficha de Uribe.
Porque los grandes derrotados de la jornada electoral del domingo también son esos escribidores que confunden su opinión publicada con la opinión pública, que se creen el cuento de que son una especie de influencers políticos y que asumen que los votantes los ven como faros ideológicos. Por otro lado, a Rodolfo hay que cuidarlo de los protagonismos.
No sobra decirle a los uribistas que sigan el ejemplo de Uribe, de no apoyar para no generar resistencias, que no apoyen públicamente porque como están las cosas pueden lograr el efecto contrario y terminar por afectar la imagen de independiente de Rodolfo. Ya fue suficiente con que Federico Gutiérrez al reconocer el triunfo de Hernández haya cantado su voto por razones anticomunistas, como hicieron lo propio María Fernanda Cabal y Paloma Valencia, pero ya notificaron innecesariamente a su electorado y no es hora de sobreactuarse.
Ya está claro que 6 de cada 10 votantes se expresaron con un No a la izquierda, al comunismo, al socialismo, castrochavismo o como lo quieran llamar. Ahora lo que hay que hacer es la tarea de cuidar los votos y proteger al candidato, porque una cosa es celebrar la derrota de Petro y otra quedar como si se quisiera cobrar el triunfo del ingeniero. Ojo porque cada manifestación uribista en favor del ingeniero logra dos cosas, una dar papaya a los petristas y dos, que Rodolfo se vea obligado a desmarcarse con tono cada vez más vehemente.
Otra claridad que hay que hacer es que no es que los uribistas quieran apoyar a Rodolfo o pretendan montarse al tren de la victoria, es que no tienen por quién más votar. Los uribistas, los furibistas y los anticomunistas votarán por cualquiera que derrote a Petro.
Todo esto hay que tenerlo presente sin dejar de contar con que la desesperación de la izquierda y la frustración de los acomodados en la campaña de Petro los puede llevar a cometer toda clase de atropellos y maniobras que pueden ser lamentables. Y por otro lado que la intolerancia y el descontrol de la extrema izquierda puedan incluir hechos extraordinarios como la de eliminar al ingeniero. Hoy la democracia tiene que cuidar a Rodolfo.