Por: Laureano Tirado
Durante los últimos meses Twitter ha sido una verdadera cantina donde el ruido silencia los argumentos para imponer a las patadas el candidato presidencial de sus preferencias a punta de descalificativos donde el fanatismo y el odio son el modus operandi.
los partidos u organizaciones políticas estarán durante los dos próximos meses concentrados en sus “elecciones primarias” que permitirá seleccionar el candidato presidencial que represente oficialmente a sus partidos o alianzas en las elecciones del 2022. Este proceso no es ajeno para el Centro Democrático, pero sí será diferente. En las elecciones anteriores, no solamente en las presidenciales, su campaña se ejecutaba desde una posición privilegiada al ejercer su activismo desde la tarima de la oposición lo que le permitía mayor vistosidad, ahora le toca estar en la tarima que defiende al gobierno del presidente Iván Duque, gústele o no a la militancia, o más claro aún, a un sector del Uribismo.
El mecanismo de los foros entre precandidatos presidenciales implementado por el Centro Democrático en el 2017 y que iniciaron el pasado sábado es un sistema interesante que permite escuchar los argumentos de los precandidatos y de paso bajarle los decibeles al ruido que durante varias semanas impidió cualquier debate en redes sociales desde donde varios “Uribistas pura sangre” han pretendido imponer a punta de # candidato como ejercer funciones de veeduría.
“Los pura sangre” vienen ejecutando soterradamente una campaña de desprestigio contra la candidatura del doctor Oscar Iván Zuluaga alegando que durante los últimos años había guardado silencio en temas de Estado y políticos o con la sistemática frase de que “el tiempo de él ya paso”.
Yo creo que el ruido que existe al interior del Uribismo, especialmente en Twitter, es un tema de vanidad y de falta de experiencia -muchísima- política y electoral. Es normal que los twitteros que generan tendencias, polémicas, y que tienen miles y miles de seguidores, asuman que pesa sobre sus hombros el destino del Centro Democrático y del país, pero como decía el maestro Darío Echandia, “una cosa es legislar para Dinamarca y otra para Cundinamarca.” Una cosa es hacer política en Twitter otra en la calle.
En el foro del Hotel Tequendama quedó claro que al interior del Centro Democrático existen diferentes tendencias que le hacen bien a un partido que sigue en construcción y que tiene el deber de sobrevivir más allá de lo que representaba electoralmente al presidente Álvaro Uribe Vélez encabezando la lista del Senado lo cual terminaba jalonando las listas congresionales.
Un sector representado en la extraordinaria Senadora María Fernanda Cabal ve el debate electoral del 2022 como un tercer tiempo del plebiscito, consideran que el acuerdo de La Habana sigue siendo la columna central del debate presidencial. También ejercen oposición al gobierno del presidente Iván Duque, señalándolo de que no gobernó con las ideas del Uribismo ni cumplió con lo prometido en campaña; afirman que su gobierno es una temporada más del gobierno del expresidente Juan Manuel Santos.
Paloma Valencia es un verdadera doctrínate de las tesis del presidente Uribe, su presencia como precandidata permite refrescar las políticas y logros del gobierno de Uribe. En lo personal creo que es una gran congresistas y que el país necesita de su presencia en el Senado para que en un eventual gobierno de Petro lidere la oposición y defienda la democracia. El exgobernador del Casanare es simpático y tiene peso electoral en los llanos orientales, prefiero verlo de candidato al Senado para que neutralice el avance electoral del Partido Verde en esa zona del país.
El doctor Rafael Nieto Loaiza y el exministro Oscar Iván Zuluaga fueron los más destacados en el foro y quienes entienden con mayor claridad el momento que vive el país.
Nunca pude entender como el gobierno del presidente Duque se negó la oportunidad de tener en su gabinete al doctor Nieto en la cartera del Interior. La presencia de Nieto en el gobierno desde el primer día hubiera neutralizado el debate con la oposición, fortalecido la relación y comunicación con las bancadas, y hubiera mantenido dialogo constante con todos los gobernadores y alcaldes, pero fundamentalmente habría fortalecido y defendido las ideas políticas que permitieron la elección del presidente Duque.
Pero lo pasado es pasado. El doctor Rafael Nieto no solo en el foro, si no en todos los congresos en los que participa prueba que conoce el Estado, pero en especial, que tiene claridad de la necesidad de fortalecer y reformar algunos cimientos de la República para salir de este atolladero en el que estamos y en donde no funciona ni la justicia, ni el sistema político, ni ninguna institución necesarias para el bienestar de la ciudadanía.
Hablar de Oscar Iván Zuluaga es como hablar de la Coca Cola, todo el mundo lo conoce. Eso en materia electoral es un activo poderoso. No olviden que por Zuluaga ya votaron cerca de 7 millones de colombianos en la segunda vuelta presidencial del 2014 y quedó la idea de que más que robarle las elecciones fue víctima de un engaño que oscureció y distrajo su campaña ganadora.
Pero lo que más atrae del Oscar Iván Zuluaga versión 2021 es su claridad y honestidad. Honestidad al afirmar que los acuerdos de La Habana no se pueden derogar, tal vez modificar, porque tienen blindaje internacional que desgataría cualquier campaña o gobierno en su intento. Claridad porque entiende como nadie al interior del Centro Democrático que a diferencia de las otras elecciones el epicentro del debate del 2022 no serán las FARC, ni el acuerdo de impunidad, ni la traición de Juan Manuel Santos al Uribismo, Por el contrario, el precandidato Zuluaga entiende que los problemas del país postpandemia son otros, que a la gente le preocupa la situación económica, el deterioro social, la inseguridad urbana, el crecimiento de los cultivos ilícitos, y la expansión de las bandas criminales que a amenazan al Estado y el orden constitucional. Oscar Iván Zuluaga sabe que si quiere ser presidente debe convencer a la mayoría de los colombianos que acudirán a las urnas no a los twitteros “pura sangre”.
Sería interesante que vieran el primer foro, también que participen virtualmente de los otros. El ruido y la manipulación de las redes sociales nos aleja de la necesaria pausa que debemos hacer para escuchar a los precandidatos, eso le hace bien a la democracia, a la sana política, a la vida misma.