Por: TC Rene Galindo
Queremos un cambio, queremos el cambio, estamos cansado de lo mismo, muchos colombianos gritaban a diario en la campaña política, todo estaba polarizado. Cambio pidieron muchos en Colombia cansados aparentemente de la corrupción, el narcotráfico, la violencia y otros factores que amenazan la sociedad colombiana.
Lo que no se midió por parte de muchos colombianos, fue el precio al que iba a llegar ese cambio. Un cambio construido con un discurso farandulero a base de mentiras, calumnias e injurias para llegar al poder. Efectivamente si llego el cambio, pero drástico, porque de una u otra manera veníamos de vivir en un país normal con sus problemas de toda índole, pero este cambio que llego es negativo y ahora vivimos sabroso camino hacia el abismo. Dijeron vamos a cambiar el congreso y vemos que están los mismos con las mismas mañas.
En varias oportunidades y con la experiencia vivida se ha dicho que los gobiernos socialistas y progresistas amigos de la agenda 2030 no traen nada bueno para sus países y Colombia no es la excepción. Vemos que en Colombia no se gobierna, se navega a la deriva, el barco tiene varios capitanes y todos quieren moverse en direcciones distintas.
Este gobierno a toda prisa compuso un gabinete de ministros que no dieron la talla y no le dan la confianza necesaria al país. Muchos improvisan, amenazan y desbarataron lo ya se había construido durante muchos años en otros gobiernos, incluido el del nobel.
En toda esta improvisación monumental y sed de venganza socialista se atentó gravemente contra la seguridad y defensa nacional. La miopía estratégica de este vergonzoso gobierno, los llevo lanzarse con toda, en contra de la fuerza pública para desmoronar su moral. Maniatando toda posibilidad para que se actúe en derecho en contra del terrorismo y la delincuencia a nivel nacional. Los colombianos reclaman a gritos “seguridad”.
Seguridad que se desmorona a pedazos, de principio la paz total como título de un bestseller suena muy bonito, pero en la práctica no es como la pintan. El capitán del barco a la deriva dijo cual “führer” “voy a hacer la paz” y decreto un cese bilateral con 5 organizaciones criminales sin que se pactara en la mesa de dialogo, por eso el eln mando al carajo su tal paz total, quedando un pésimo mensaje para el país.
Queda demostrado entonces que mientras haya economías ilícitas de financiamiento y estas sean un buen negocio, la paz en Colombia es será una utopía. Sobre todo, porque que con ese cuento por muchos años nos han engañado al punto que se cierne para el país, algo más grave, que el estado mismo claudique frente a los criminales. Se habla de un decreto especial que será expedido para declarar varias zonas de distensión por todo el país, dejando el camino libre a los criminales para que se muevan a sus anchas como si el gobierno entregara franquicias al mejor estilo de un narcoestado.
Se decretó un cese bilateral sin consultarle a la Fuerza Pública, descociendo su función y dejando claro que al gobierno no le interesa la seguridad y la defensa del país. El control en muchas partes del país se lo van a dejar a los bandidos, como ocurrió recientemente en Policarpa y Balboa Nariño al punto que los policías tuvieron que refugiarse para cuidar su integridad, que oscuro panorama se presagia para Colombia.
La paz total como la pintan no es el sueño que queremos todos los colombianos, pareciera que fuera un negocio planeado para que se fortalezcan los criminales y se entregue la soberanía nacional, es un atentado al orden constitucional porque en ningún lado se dice que el estado debe arrodillarse frente al delito.
La seguridad y la defensa nacional está en grave riesgo, al punto que “la vida, honra y bienes de los ciudadanos” no sera una garantía que la defiendan las Fuerzas Armadas como lo establece la constitución nacional. La estrategia de la paz total es el sepulcro de la seguridad y defensa nacional, toda vez que se da un fraccionamiento del orden interno para construir republiquetas terroristas a lo largo y ancho de nuestro país.
El decreto con el que el gobierno nacional pretende sacar a muchos presos del país es ambiguo y peligroso pone “entre la espada y la pared a los jueces de Colombia” que tienen que interpretar teniendo como base el cojo proceso de la paz total. Este documento se lanza sin distinguir que organizaciones tienen carácter político, cuales son organizaciones criminales de alto impacto y en donde se ubican los miembros de la primera línea que quieren sacar impunemente de las cárceles.
Otro asunto de alerta general es el escándalo en que está inmerso el ministro de defensa y confirma la profunda crisis en la que está Colombia. Mas grave aún es que el jefe de estado dude de la justicia de otro país democrático, poniendo en riesgo las relaciones binacionales por defender lo indefendible.
Las Fuerzas Armadas, también están en incertidumbre y empujadas al abismo legal por el ejecutivo, para que cumplan el decreto de cese al fuego y por el otro lado el fiscal general amenazando “si no actúan se investigaran”, entonces a quien deben hacer caso los militares y policías de Colombia.
Al final los afectados seremos todos quienes de una u otra manera nos movemos en esta tierra que es nuestra. Defendamos lo nuestro, colombianos. Cabe hacer un llamado a las Fuerzas Armadas en cabeza de sus comandantes, para que nos digan con franqueza a los colombianos de qué lado están y saber a que se deben atener los compatriotas frente a este escenario. ¡Sera que nos toca alistar el costal y salir corriendo de nuestro país! ……pero para donde…patriotas.