Por: T.Coronel (R) Gustavo Roa C.
Consultor en Sistemas de Gestión de Continuidad de los negocios.
La absurda idea de Petro, como muchas otras, de darles un millón de pesos a cada uno de los delincuentes, que asolan la seguridad del país, algunos de ellos, integrantes de las autodenominadas “primeras líneas”, ofreciéndoles dinero a cambio de nada, con el fin de que no asedien a sus conciudadanos y renuncien a las bandas de antisociales, es una medida tan absurda, desacertada, irracional y simplista, como pretender, apagar un incendio con gasolina.
Aunque se puede intuir que este programa, anunciado por Petro públicamente hace pocos días, puede hacer parte del plan de crecimiento ideológico premeditado y planeado, por la oligarquía comunista latinoamericana, con el fin de alcanzar el fortalecimiento del poder absoluto, ejecutado porregímenes de extremas izquierdas, asentados en este lado del continente.
El programa de Petro, no está respaldado legalmente, ni expone proyecciones y cálculos, sobre los costos económicos, sociales y legales de esta propuesta, la iniciativa carece de estudios que avalen y tengan los soportes técnicos para la viabilidad de su realización. Está falta de planeamiento es el producto del extremismo ideológico, peculiar durante éste angustioso primer año del gobierno.
Si la intención es realmente integrar a delincuentes, a la vida democrática y desarrollo social sostenible en un ambiente de paz y concordia nacional, esta iniciativa debe estar contenida en una ley estatutaria, que permita utilizar los recursos del fisco, para la creación de una infraestructura social y educativa, con doble propósito, por un lado que genere entre sus beneficiarios, una acción formativa, educativa y productiva, y por otro lado, que no solo beneficie a los integrantes del programa y sus familias, sino también al país como objetivos de la paz total, a corto y mediano plazo.
Me pregunto: ¿Quién conoce los cálculos, proyecciones, cifras y fuentes de financiamiento de la iniciativa? ¿Cuántos miles de millones le cuesta al Estado mantener esta idea durante cada mes? ¿Cuántos billones de pesos debe sacar el fisco nacional para poder mantener la idea durante su vigencia total? ¿Qué rubro del presupuesto nacional, se verá disminuido o perjudicado, por el traslado de recursos para la financiación del programa? ¿Cuál es el resultado esperado de este proyecto y cómo están establecidos los tiempos para lograr metas identificadas? La opinión pública no conoce ninguno de estos datos, es probable que ni siquiera el gobierno con sus “expertos” hayan realizado los cálculos y proyecciones necesarias. Este estilo de improvisación y desorden administrativo es usual en el actual gobierno.
Surgen entonces inquietudes sociales de orden legal. ¿Cuántos de estos delincuentes terminarán utilizando los recursos del Estado, para adquirir motos y ampliar el espectro del crimen motorizado? ¿Cuántos otros, comprarán armas en el mercado negro, para realizar actos delincuenciales contra la ciudadanía? ¿cuántos otros, utilizarán los auxilios del gobierno para la compra de drogas alucinógenas, que les permita actuar, sin ningún remordimiento en la ejecución de actos violentos?
Deben establecerse unas premisas mínimas, para la ejecución de los recursos oficiales, soportados por planes debidamente analizados y ejecutados, con fuerza de ley.
Algunas de esas premisas, para la eficaz inversión de recursos oficiales y acciones complementarias por parte del gobierno, deben ser entre otras:
1.El fortalecimiento o creación de una entidad oficial de formación técnica y tecnológica como el Sena, que integre a estas personas, para prepararlos laboralmente para su retorno a la sociedad. El gobierno a través de un censo debe ejercer control, para el otorgamiento de beneficios académicos con extensiones laborales.
2. Ofrecer una formación académica en diversos oficios afines a sus necesidades socioeconómicas, que les permita su subsistencia y el de sus familias y asegure igualmente la productividad del proyecto, asegurándoles un futuro laboral, una vez hayan adquirido la formación.
3. Con las empresas oficiales y privadas, crear motores de expansión laboral, estas últimas debe recibir beneficios tributarios del Estado.
4.Crear con el ICA, los Centros regionales de producción agrícolas y pecuarias dirigidos a los integrantes y beneficiarios censados.
5. Generar un auxilio económico, calculado para la manutención del beneficiario y su familia, mientras hagan parte del proyecto social.
6. Establecer otros estímulos de carácter económico para los beneficiarios y sus familias, especialmente para aquellos que se destaquen en el aprovechamiento del plan social del gobierno, subsidiando becas estudiantiles para los hijos de los beneficiarios.
7. Se debe complementar el proyecto a través de la canalización de un seguro de desempleo, capacitación para el autoempleo, proyectos de emprendimiento, facilidades para obtención de microcréditos, para la creación de mini pymes.
Colombia, ha tenido en el pasado, alguna experiencia en este tipo de proyectos, realizados para un sector de la población, integrada por estudiantes, en este caso el proyecto del gobierno de Petro estaría enfocado a la resocialización de delincuentes y beneficios para sus familias.
El ejemplo exitoso es el de Sendas, durante el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla, el cual podría servir de modelo, que incluso llegue a ofrecer, como complemento, la asignación de terrenos en áreas rurales que estimule la explotación agrícola y pecuaria, por parte de los beneficiarios del proyecto.
Este proyecto, que no es simplista y facilista, como el propuesto por Petro, debe tener el control directo de la presidencia de la República y entes de control, pero debe estar asignado a un ministerio determinado, para los seguimientos fiscales y legales.
Ojalá, el facilismo del gobierno, como parte del creciente populismo y permanente engaño social, no embarque al país, en un proyecto que dilapide los recursos de los contribuyentes y resulte estimulando el delito, como fuente de obtención de dinero fácil, que es un estilo muy llamativo para la juventud, especialmente aquella, que conforman los cinturones de miseria de los pueblos y ciudades colombianas.