Por: Jazmín Balaguer
Las creencias religiosas, si bien no han estado de manera tan explicita en el debate político reciente, si están presentes en todo momento en la sociedad definiendo elecciones. Sumando la crisis económica producto de la pandemia, que provoca una tensión social muy alta, crea un escenario peligroso para instrumentalizar la fe, y venderse como ¨mesías¨ entre personas vulnerables, tal como lo esta haciendo Gustavo Petro. Es un último y diciente recurso, puesto que con ideas y su carisma, no ha logrado conquistar el voto suficiente. La alarma esta, en que esto mismo ha sido empleado en la historia de la humanidad, por quienes terminan convirtiendo a sus países en regímenes autoritarios, dictaduras, o cometiendo genocidios.
La Constitución Política de Colombia expresa, que este es un país laico, donde ninguna religión es más importante que otra, y separada con la acción de gobernar. En la practica, los colombianos si prefieren la dirección de los asuntos públicos y los liderazgos políticos, con quien profese la creencia en Dios, o al menos, que no manifieste lo contrario. Tal como sucedió con Antanas Mockus en el año 2010, pasando de un día para otro, de favorito a ser derrotado por Juan Manuel Santos.
Colombia es un país conservador, que según las ultimas mediciones, el 97% de la población se considera católica. Ubicándolo en el séptimo lugar del mundo, con el mayor numero de creyentes, según el Anuario Pontificio y estadístico. Incluir este tema en los discursos políticos, dirigidos a personas de escasos recursos, es un camino fácil y aparentemente prometedor. Teniendo en cuenta que solo en el año 2020, 6 millones de colombianos cayeron en la pobreza, producto de la pandemia de Covid-19.
Gustavo Petro puede ir en contra de sus principios y creencias, si de ganar la presidencia se trata. También podría sacrificar un sector de apoyo, como el de la causa feminista, frente al apoyo de un líder religioso como Alfredo Saade, quien ha manifestado un pensamiento distinto a ellas, pero que representa más votación. Intenta apropiarse del discurso feminista, diciendo quienes son y quienes no. Para sus intereses, recae en la mujer popular. En su discurso dijo, que el pacto era con Jesús, sumado al anuncio que no es socialista, y su manifiesta superioridad moral, incluso por encima de la ley, al considerar legal y ético, lo que se ajusta a su pensamiento. Por eso a Claudia López le dijo, cuando era candidata a la Alcaldía, ¨que esas cosas legales lo tenían a él sin cuidado¨, tal como ella lo contaría después en una entrevista con María Isabel Rueda.
Cuando un candidato esta dispuesto a cambiar de discurso de esa manera, manipular las necesidades de los demás, culpar a terceros, incrementar el sectarismo, dividir la sociedad entre buenos y malos. Es una señal que debe alertar, recordando la historia con personajes con discursos similares.
La Inteligencia Británica (MI6), elaboró en 1945 un perfil psicológico sobre el ex candidato a premio Nobel de Paz, y dictador alemán, Adolf Hitler. Encargó para ello, a Joseph MacCurdy profesor de la Universidad de Cambridge. Este dossier, se elaboró antes, que el mundo conociera sobre los campos de concentración, y exterminio contra el pueblo judío. En su informe dice, que “Hitler tiene una clara inclinación a la histeria, y la paranoia, por el mesianismo que demuestra, al afirmar que él tiene la misión de dirigir a un pueblo, en una cruzada contra el mal, que en su concepto son los judíos. Por su parte, él se ve como todo lo bueno, y lo expresa en su discurso¨. Por eso, quien no esta con él, es parte del mal, y debe ser destruido. Hitler no logró llegar al máximo poder por vías democráticas, sino a través de la intimidación y la violencia de sus grupos civiles en las calles, los camisas pardas. Similar a lo sucedido en Italia con Benito Mussolini, y las camisas negras. En casos recientes pasó en Venezuela, con los colectivos chavistas. Así como las primeras líneas financiadas por el ELN en Colombia, que tienen varias de esas características.
El ¨malo¨, el enemigo, puede ser un grupo étnico, sector económico, otra ideología. No cabe aquí el debate sobre ideas, sino sobre personas, en el camino de deshumanizarlas, señarlas, juzgarlas, cercarlas, para finalmente tener la estructura social y jurídica para aniquilar, y establecer el poder total.
En diversos casos, la democracia es solo un medio para llegar, y establecer una dictadura, o sistema autoritario, pero manteniéndola ante el mundo para legitimarse. Como en Irak con Sadam Hussein, quien ganaba las consultas con el 99% de la votación, sucede hoy en China, Rusia, Venezuela, este último con porcentajes del 67%, más sutil.
A los casos anteriores, se suman dictadores como Mao Zedong, Pol Pot, hasta llegar a Castro en Cuba, o al autoritarismo de Evo Morales en Bolivia, todos ellos han tenido características mesiánicas. Esto, por la supuesta protección que ejercen sobre los vulnerables, desdichados y necesitados, calificativos que emplean reiterada y deliberadamente. Direccionando sus odios y miedos a los enemigos creados. La psicología de masas y conductual explica, que primero se cambian los comportamientos, y ahí si, se puede ganar el corazón y sus sentimientos.
Weber indica, que toda dominación legítima debe descansar en una creencia, incluso la racional. No existe mejor dominación que las creencias espirituales, la que todos esos dictadores y autoritarios buscaron ser, lo cual facilitaba el camino hacia la reingeniería social. Bourdieu sugiere, que la religión es un sistema simbólico que permite legitimar lo arbitrario de las relaciones de poder. Por eso se recurre a aplicar esos conceptos en cualquier régimen, para que no haya oposición, y si aprendizaje, sobre los castigos o penas, hacia quienes no muestran incondicionalidad y obediencia.
El mayor ejemplo en la historia, de dominación política basada en religión, es el Imperio Romano. El cual, en vez de perseguir a los cristianos que crecían en número por todo su territorio, estableció su religión como la oficial, como una brillante estrategia para preservar el poder (Pax romana). Así, para efectos prácticos de controlar a la población, en el Concilio de Nicea I, año 325, se decidió que Jesús, ya no era más un ser humano, sino Dios, que se hizo hombre y se sacrificó por los pecados de la humanidad, así como los conceptos de la trinidad. De esta forma, era mucho más fácil identificar la herejía, es decir, los enemigos del Imperio, permitiendo la persecución a muerte, de quien pensara distinto, basado en religión. Esto, le permitió al Imperio Romano, mutar en la Iglesia Católica, y mantener su influencia en el mundo hasta el presente.
Constantino cambió al Sol Invictus, el dios de todos los Emperadores, para convertirse en cristiano, ¿por qué no lo haría Petro u otro, para hacerse al poder?
Sin embargo, así como Constantino y ese Imperio, no dejaron de lado sus dioses, sino que los mimetizaron con los del cristianismo, Petro también puede mezclar sus estrategias de odio, con el amor de la fe, para llegar a la presidencia, con un alto riesgo de convertirnos en un régimen autoritario, con un barniz de democracia. La esperanza recae en la inteligencia colectiva, que debe ponerse a prueba esta vez, con algo tan complejo como es la efectividad del mesianismo, y pueda seguir demostrándole al Senador de la Colombia Humana, que no lo quiere como presidente del país.