El lado oscuro y poco conocido de la ‘reformitis’ petrista

Por: TC (R) Gustavo Roa C

“No hay diferencia entre el comunismo y el socialismo, excepto en la manera de conseguir el oscuro objetivo final: el comunismo propone esclavizar al hombre mediante la fuerza, el socialismo mediante el voto. Es la misma diferencia que hay el asesinato y el suicidio” 

Ayn Rand. 

Las fuerzas depredadoras de la izquierda contra las clases medias productivas y trabajadoras, especialmente en los países en vía de desarrollo, son un objetivo ineludible de esta ideología extrema, que busca subyugarlas, como mecanismo de su aseguramiento en el poder. 

Cuando analizamos detenidamente las políticas sociales, pero especialmente las económicas, que proponen con desenfreno los gobiernos de izquierda en América latina, podemos afirmar que evidentemente existe, una notoria pero disimulada, acción de depredación económica, contra las clases medias y trabajadoras y sus infraestructuras productivas. 

¿Surge entonces la pregunta, por qué razón los regímenes izquierdistas enfocan todos sus proyectos económicos para debilitar este importante grupo social, en los países en América latina? La respuesta es lógica y se sustenta en tres razones principales. 

1. La clase media, no cuenta con el poder político, ni el musculo económico suficiente, para ofrecer la resistencia necesaria, a los regímenes socialistas. Esta condición la hace vulnerable, a las medidas coercitivas del gobierno de turno, representadas en fuertes políticas fiscales, exigentes obligaciones laborales, como patronos y empresarios y severos controles, multas y castigos estatales. Pero la clase madia a diferencia de los ricos y poderosos, no tiene los recursos suficientes, que le permita a través de acciones legales y jurídicas, defenderse de la acción depredadora de los gobiernos socialistas. 

2. Los gobiernos socialistas, han entendido que la clase media, se convertirá en la futura clase emergente, tanto social como económicamente, la cual puede alcanzar, gracias a sus éxitos productivos, evolución y desarrollo de mercados, generación de empleo y producto de bienes y servicios de alta calidad y generadores de divisas, convirtiéndose de esta forma, en una fuerza socioeconómica, muy poderosa, que incluso podría desestabilizar los intereses y la hegemonía que persigue con ansiedad, el gobierno socialista de turno, para consolidar su poder político, económico y social, que lo anclara en el poder irremediablemente, alcanzando el poder omnímodo del Estado. 

 3. Mientras los gobiernos de izquierda logren mantener a propósito, determinados niveles de pobreza, miseria y factores sociales para el cubrimiento gubernamental de necesidades primarias y esenciales de la población, utilizando el asistencialismo estatal, como mecanismo de fortalecimiento de una ideología sectaria pero proteccionista, sustentada en una dialéctica victimizante, contra todo principio capitalista, le generará a la izquierda, un gigante rédito de carácter electoral, aun sometiéndose a engañosas figuras seudemocraticas, donde se manipulan las elecciones, obteniendo el aparente favor popular en las urnas, por un largo y tortuoso tiempo.  

Pero este no es un fenómeno exclusivo de América latina, cuando revisamos las políticas gubernamentales en países como la China, Rusia, Corea del Norte y en nuestro continente regímenes como el de Nicaragua, Venezuela, Argentina, Cuba e incluso en los Estados Unidos donde el gobierno demócrata de Biden, estableció una fuerte política fiscal y económica, para las clases medias y trabajadoras, se evidencia que esta ola, no es solo de carácter ideológico, sino es tambien, una tendencia internacional.

En Colombia, el comportamiento económico de las franjas poblacionales, de acuerdo a las estadísticas de crecimiento, consumo, laboral y de producción, han originado un franco debilitamiento financiero, de la clase media, ya que este grupo produce las mayores tasas de empleo, producción doméstica, bienes y servicios, mediana industria, actividades agrícolas, forestales y ganaderas, comercialización y distribución de bienes de consumo y otros renglones relacionados con la economía, no solo doméstica, sino internacional. 

Si revisamos las estadísticas de organismos estatales, con relación a los porcentajes en los cuatro segmentos socioeconómicos de Colombia, encontramos que estas cifras, muestran un impacto de mayor grado en la clase media, debido al alcance de las medidas, que reforman la salud, la educación, la economía y la nueva política fiscal, las cuales han sido diseñadas, para castigar con mayor intensidad, a la clase media, la cuál representa el 26 % dela población colombiana. Entre tanto la clase alta representa el 2%, de la población, la clase en condición de vulnerabilidad el 30% y la población en condición de pobreza, aumentó del 38%, al 42, en los últimos meses, según datos suministrados por él DANE. Estas cifras, demuestran, que la clase media a pesar de estar compuesta solo por el 26%, está en una posición privilegiada estratégicamente, como consecuencia de su poder productivo y la inmensa fuerza laboral que representa.  El impacto de los proyectos de reformas, que cursan en el Congreso, afectaría con mayor efecto negativo, a la clase media, y no así a los ricos, vulnerables y pobres, por las razones estratégicas ya expuestas. 

Las frustraciones, inseguridad y desconfianza de la clase media, ha empezado a ser evidente en su comportamiento, muchos colombianos generadores de desarrollo terminan alejándose de los países afectados, solo con parte de la infraestructura productiva y del patrimonio que han logrado salvar del devorador poder inquisitorio e impositivo de los regímenes socialistas, para asentarse en países con mayor seguridad y estabilidad económica. 

Pero el golpe mortal, para las economías sanas de las clases medias productivas y trabajadoras en Colombia, se materializará con el proyecto sobre legalización de las economías ilegales, las cuales gozan del fenómeno económico denominado como la “fuente inagotable del recurso”, el cual se sustenta de la siguiente manera; por un lado el factor de consumo (consumidores), nunca se acabará, por el contrario con la legalización se afianzará y podrá crecer sin obstáculos legales, y por el otro lado, los productores y comercializadores de drogas ilícitas ( narcotraficantes), tendrán que incrementar su producción, debido a la progresiva demanda que tendrán en el mercado de drogas.  

Por esa razón, los economistas “progresistas”, han diseñado proyectos que legalizan los mercados de drogas y productos ilícitos en Colombia, tal como la cocaína, marihuana, alucinógenos, heroína, sustancias psicoactivas y materias primas, para la producción y comercialización de estas. Este nuevo mercado de productos, no solo a nivel doméstico, sino también a nivel internacional, permitirá que economías antes ilegales, se conviertan en un renglón esencial en el PIB nacional y un fuerte aliado estratégico, que permitirá fortalecer la economía nacional. 

No es una casualidad, que todo este tipo de medidas, contenidas explícitamente en el tratado socialista denominado, “la filosofía del engaño populista”, ha ido avanzando progresivamente y aplicado milimétricamente, por los gobiernos de izquierda, con el propósito de mantener la autonomía política y económica y debilitar cualquier acción por parte de los sectores de oposición política y democrática. 

Esta estrategia, les permitirá a los gobiernos socialistas, ignorar las economías productivas de las clases medias y trabajadoras y reemplazarlas progresivamente, por economías ilegales. 

Surgen entonces, dos inquietudes, preocupantes sobre lo que ocurrirá en Colombia, en un futuro no lejano. 

 ¿Cómo reaccionaremos, los colombianos, ante esta impresionante embestida de la izquierda internacional? 

¿Sera la clase media y trabajadora, con toda su infraestructura productiva, devorada, por la nueva tendencia progresista?  

Las repuestas las encontraremos en otro interesante tema de reflexión y análisis y el cual hace mención no solo a la fuga de cerebros, sino también a la fuga de capitales, que hoy se perciben con impresionante rapidez, como consecuencia de la afanosa “reformitis”, que se ha propuesto sacar adelante el gobierno, pasando por encima de la institucionalidad, si fuera necesario, tal como lo anunció Petro, desde un balcón de la casa de Nariño, hace apenas unos días. 

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