Por: Marco Fidel Ramirez
No es un secreto para nadie que al general Henry Sanabria, el director de la Policía Nacional, lo echaron de su alto cargo por haber cometido a los ojos del actual Gobierno petrochavista tres pecados capitales a saber.
El primero por ser un devoto creyente con un fervor católico ejemplar, pero inadmisible para un presidente proclive al chamanismo pero enemigo solapado del cristianismo.
El segundo pecado fue haber denunciado el secuestro de los 78 policías en el Caguán y por los que el ministro del Interior Alfonso Prada tuvo que canjearse para que los terroristas del ´´cerco humanitario´´ no los masacraran a todos. Y el tercer pecado fue la terrible revelación de que más de 12 mil policías padecen de VIH/Sida por cortesía de la promiscuidad sexual que se ha extendido en la Policía Nacional y que al parecer no deja de crecer en la institución.
Sobre el tema de la fe del general, no valió para el Gobierno el artículo 19 de la Constitución Política de Colombia que dice ´´Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual y colectiva´´ .
No lo validaron para respetar su fe en Jesucristo, su acertada conciencia bíblica de los poderes demoníacos y su convicción en el poder de la oración. Tales postulados, en los que creemos todos los cristianos, defendidos y practicados por el general Sanabria, terminaron incomodando tenazmente al Gobierno y obligando al ministro de Defensa a reconocer que la notoria religiosidad del general no era bienvenida ni bien vista en el engranaje institucional de la Policía Nacional. Conclusión los devotos católicos y los fervorosos evangélicos, según el gobierno del Pacto Histórico, en la Policía Nacional se verán más bonitos si se quedan bien calladitos.
En cuanto al segundo pecado mencionado, el tema de los 78 policías secuestrados en San Vicente del Caguán por los bandidos de la ´´guardia campesina´´ y que protegían instalaciones petroleras, el Gobierno resintió la afirmación del general Sanabria en el sentido que eso fue un secuestro, como también lo reiteró el Fiscal General en su momento , y no un ´´cerco humanitario´´ como lo calificó eufemísticamente el ministro del Interior Alfonso Prada.
El Director de la Policía Nacional describió en la entrevista a Semana que Prada tuvo que decir y reafirmar lo que las tales ´´guardias campesinas´´ le dictaron y le obligaron, so pena de masacrar a todos los militares o secuestrar de facto a los ministros que se hicieron presentes en el Caguán a nombre del Presidente.
Este fue el segundo puntillazo que le aplicaron al general Sanabria quien metió la pata por no pedir permiso para decir la verdad sobre tan tenebroso acontecimiento y por declararlo públicamente dejando mal parqueado al ministro Prada, ministro ya reconocido por darle la vuelta a todo y por no llamar las cosas por su nombre, esto es por llamar ´´cerco humanitario´´ a lo que fue un secuestro de verdad. Conclusión, en el gobierno de Petro a los terroristas hay que apapacharlos pero a los policías hay que humillarlos con la orden perentoria de no defenderse aunque los estén masacrando.
En cuanto al tercer pecado del general Sanabria, le cayó muy mal al Gobierno la férrea defensa de la familia tradicional que hizo el general, su claridad en lo dañina que es la infidelidad conyugal, su postura radical en cuanto al aborto reconociendolo como un asesinato. También que el colectivo lgbt es numeroso en el seno de la Policía Nacional y que hay más de 12 mil policías con VIH/SIDA.
Estas explosivas revelaciones le cayeron a Petro y al alto Gobierno como una pedrada en el ojo. Bien es sabido que lo del respeto a la moral y las buenas costumbres no es el fuerte ni del Presidente ni mucho menos de sus ministros y más altos funcionarios. Como también es cierto que tenemos un gobierno abortista, jugado institucionalmente a favor de la diversidad sexual y vergonzosamente proclive a la corruptora ideología de género.
En conclusión el valioso general Sanabria, con pocos meses en el cargo de Director de la Policía Nacional ́ ́dio papaya´´ como se dice popularmente, y por ingenuidad, inexperiencia o exagerada valentía cristiana, ignoró que siempre será peligroso tener razón en un gobierno dictatorial y populista.
Ignoró el general Sanabria, para su desgracia, que en el gobierno del Pacto Histórico que preside Gustavo Petro la verdad no se puede defender, la fe cristiana no se puede predicar ni practicar, y las buenas costumbres no se pueden exaltar y mucho menos en la Policía Nacional. Previó el general que sería perseguido y acaso censurado por sus convicciones y así ocurrió.
Decapitado Sanabria, todos los demás miembros de las Fuerzas Armadas han quedado notificados que en este gobierno la libertad religiosa, la defensa de la familia tradicional y la práctica de la Biblia no son bienvenidas. Pero que con la mentira, el servilismo y la sodomía no hay problema, ya que seran permitidas, además de toleradas e institucionalmente promovidas como requisitos para conservar sus altos cargos y garantizar el asenso de sus grados. Abróchense pues los cinturones porque este es el Gobierno del ´´cambio´´, y apenas estamos despegando.