Por: Roberto Trobajo
Desde el pasado año, Álvaro Uribe Vélez, viene proponiendo una economía fraterna para dar soluciones reales en pos de recuperarse a Colombia, y que bien conviene a los demás países, no sólo latinoamericanos, también del mundo, porque esta pandemia hizo retroceder a toda la humanidad.
El Papa Francisco, hace par de meses, publicó su carta encíclica Fratelli Tutti, coincidiendo en los postulados que Álvaro Uribe viene promoviendo desde hace dos años.
Mientras tanto, los populistas socialistas colombianos, intentan seducir con sus “cantos de sirenas” –discursos elaborados con frases agradables para tratar de convencer, pero ocultando engaños- como ese mentiroso del “clamor” de una dizque “renta mínima básica”, con la que el Estado mantendría a la gente, que ni en Cuba ni China se les ocurriría hacer jamás porque es imposible por inviable.
El Papa, tildado de comunista, habla de que la política se vuelve cada vez más frágil porque están resurgiendo discursos resentidos y agresivos, sembrándose desesperanzas mientras se suscitan desconfianzas, exasperándose para exacerbar y polarizar, fanatismos para destruir a otros, engañosas visiones economicistas cerradas-monocromáticas que no resolverán nada y en tiempos cuando se necesita de reequilibrar y reorientar las políticas económicas.
Tal pareciera que el Sumo Pontífice le copió a Uribe –dicho en el mejor de los sentidos, porque el Papa Francisco es tan brillante intelectual como nuestro Presidente Álvaro Uribe- pero lo que sí es muy claro es que estos dos grandes estadistas coinciden en cómo salvarnos todos y tienen ideas clarísimas, reales, al proponer abrir caminos a la recuperación de países.
Uribe, muy pragmático, lo tiene clarísimo, al proponer “La convicción de un país con seguridad y libertades democráticas, con inversión privada vigorosa y política social en expansión, sin droga y con protección de los recursos naturales, con menos Estado Burocrático y más Estado Social, con menos impuestos y mejor remuneración, con empresarios y trabajadores unidos que demuestren que entre ambos manejan mejor los recursos que el Estado. Un país de instituciones, de pluralismo, de diálogo entre la comunidad y el Estado. Un país sin odio de clases, de economía fraterna.”
“El país tendrá que subir moderadamente los impuestos, subirlos por el faltante fiscal y el riesgo de perder el grado de inversión, moderadamente para no perder la confianza de inversión. Es mejor hacerlo ya que diferirlo al debate electoral con el riesgo de la demagogia que dinamiza el odio y el peligro de los silencios que no se comprometen, pero que al final hacen el juego a la izquierda socialista. Hacerlo ya da tranquilidad a los empresarios, aplazarlo genera incertidumbre. Hacerlo ya implica tomar definiciones que se podrían aplicar gradualmente, a medidas que se vaya registrando la recuperación de la economía.”
“Nada más injusto que hablar de impuestos sin exigir esfuerzos de ahorro: hay que reducir el Congreso y gradualmente la remuneración de los congresistas; el ahorro recurrente, permanente, podría ser mayor al 1% del PIB en dinero constante. La dificultad de estos trámites en el Congreso y el riesgo político de derogatorias aconsejan subirlos a la Constitución mediante referendo.”
“La situación económica y de desempleo ha llevado a que muchos pidan más flexibilización laboral a través de autorizar de manera general el trabajo por días y por horas. Esta propuesta no es socialmente sostenible ni políticamente viable dado el nuevo aumento de la pobreza por la pandemia, y también por la pérdida de ingresos de las familias. El trabajo por horas y por días cabe en economías donde los menores ingresos sean relativamente altos, contrario a nuestro medio.”
“La flexibilización se agota en sociedades pobres, hay que buscar alternativas. De ahí nuestro lema de Menos Impuestos y Mejor Remuneración. La prima adicional, que por la pandemia hubo que retirar, correspondía a la reducción de impuestos aprobada, implicaba un mayor costo, pero sin rigideces laborales ni efectos en la base salarial.”
“Estamos ante otra realidad, muchas empresas van a llegar a un 100% de recuperación en producción y ventas con un 9% menos de trabajadores. Esto muestra un incremento de productividad con más desempleo y más pobreza. El teletrabajo es un factor imponderable de reducción de costos. Debemos dar el paso de disminución de la jornada de trabajo de 48 horas semanales a 42, sin afectar el ingreso laboral. Es mejor hacerlo a que quedemos rezagados en el mundo occidental y en América Latina. El teletrabajo crea conciencia en el énfasis en el resultado de la labor más que en los horarios.”
“La mejor solución es el crecimiento destacado, sostenido y con creación de empleo de calidad. El crecimiento nos conduce a la confianza para la inversión, que también reposa en la seguridad física, jurídica y política.”
“Ojo con estos seductores que ya se cuidan en el discurso contra la empresa privada, pero avanzan en el desprestigio de los empresarios, para abrir el camino de la expropiación y de la regulación hostil.”
Con las necesidades vitales de las personas no se juega y la gente le pasará factura a esos mentirosos manipuladores avivatos populistas izquierdosos.
Los colombianos, latinos, todos los ciudadanos del mundo, tenemos que sobrevivir y recuperarnos, y de eso están concientes personalidades como el Papa Francisco y verdaderos líderes del nivel de Álvaro Uribe Vélez.
La mejor y única manera de acabar con los manipuladores malandros vividores de las tragedias humanas, esos autodenominados “revolucionarios progresistas socialistas”, es anulándoles con el trabajo colaborativo-solidario-fraterno entre todos: gobiernos-empresarios-trabajadores-profesionales forjándose, para juntos salir adelante, recuperarnos, y lograr vivir hasta mejor que antes.
Álvaro Uribe propone un camino, sustentado en realidades, una verdadera senda hacía un porvenir esperanzador.