Por: Andrés Villota
En el ensayo “Colapso moral y fracaso del Estado: una mirada desde el pasado”, publicado de manera profética a la debacle estadounidense, justo antes de la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, sus autores, describen el ocaso de las grandes civilizaciones y los elementos comunes que presentaron sus sociedades justo antes de su colapso.
La corrupción desbordada de sus gobernantes, que se generaliza y se apodera de todos los estamentos de la sociedad, es el elemento preponderante en la caída de los grandes imperios.
No pretendo comparar a la Colombia de Gustavo Petro con una “Gran Civilización” de la antigüedad.
Imposible hacerlo, cuando el ministro más importante es Alfonso Prada, el presidente del Senado es Roy Barreras, el diplomático más emblemático es Armando Benedetti, los Magistrados de las Altas Cortes se comportan como los miembros del servicio doméstico de Samper y de Santos, y los grandes intelectuales e ideólogos del régimen son Inti Asprilla, Susana Boreal, Margarita Rosa De Francisco, Sebastián Guanumen, Carolina Guerra, María Antonia Pardo, David Rancero y Cielo Rusinque.
El alto nivel de decadencia alcanzado por la sociedad colombiana, en el presente, no es solo culpa de Gustavo Petro y de sus secuaces. Las grandes contribuciones de Ernesto Samper Pizano y de Juan Manuel Santos Calderón, con su gran capacidad para corromperlo todo, ha sido determinante en el proceso de naturalizar la corrupción entre los miembros de la clase dominante colombiana y de sus más notables lavaperros.
La figura de Gustavo Petro, representa una antología de las fuentes de corrupción de los gobiernos percibidos, como los más corruptos en toda la historia de Colombia. El epítome de la decadencia institucional y del saqueo legítimo.
Ernesto Samper Pizano y Juan Manuel Santos (II), usaron las arcas públicas para comprar el silencio de los que sabían la verdad sobre su llegada al poder. Y Juan Manuel Santos (I) introdujo el uso de parapetos conceptuales como la paz, para legitimar el expolio a gran escala, alejado de auditorías o cuestionamientos incómodos.
Los que pusieron a Gustavo Petro en la Casa de Nariño están cobrando su botín, el tiempo apremia. Pedro Sánchez, lo sabe, por eso armó viaje a Colombia, tan solo quince días después de Gustavo Petro haberse posesionado como Presidente de la República.
Pedro Sánchez, el representante del mayor accionista de INDRA, la empresa que contó los votos que pusieron a la bancada del Pacto Histórico en el Congreso y a Gustavo Petro en la Casa de Nariño, es el inversionista más importante que, por ende, va a recibir los réditos más importantes de esa empresa que se llama “Colombia”.
El otro socio importante de INDRA, es el fondo Amber Capital de Joseph Oughourlian, presidente del Grupo PRISA, grupo que es el dueño de varias emisoras de radio en Colombia.
No es coincidencia el aumento exponencial de la pauta publicitaria del Estado colombiano en esas emisoras, a pesar de tratarse de emisoras sin audiencia, a pesar de ser medios que cuentan en su nómina con la escoria del periodismo tradicional colombiano y a pesar del montón de medios de comunicación que tiene el Estado colombiano, no importa, la vorágine de gasto público inútil en esos medios de comunicación, parece no tener fin. La deuda es grande.
Los otros que saben cómo llegó Gustavo Petro al poder, son Nicolás Maduro y sus secuaces porque ellos, también, llegaron al poder y se quedaron para siempre, gracias a los servicios de la empresa española INDRA.
Gustavo Petro, muy cumplido, le empezó a pagar abriendo la frontera, a pesar que, en la practica, es imposible e improcedente porque Nicolás Maduro y sus secuaces tienen orden de captura y tratamiento de hampones en la Comunidad Internacional, sumado a los precedentes de expropiaciones e impagos a los empresarios colombianos.
La otra forma de pago, ha sido la creación de un mercado artificial para el gas y el petróleo venezolano, en detrimento de la industria de Oil & Gas colombiana a la que está desapareciendo, con sus decisiones, una analfabeta petrolera como Irene Vélez, La Popis, cómo le dicen sus compañeros de gabinete, la flamante Ministra de Minas y Energía de Colombia.
Petro quiebra la economía colombiana y le repone a Nicolás Maduro, con la plata de todos los colombianos, los miles de millones de dólares que le confiscaron en los bancos ubicados en paraísos fiscales y que se le desaparecieron con la quiebra de FTX, el banco virtual de los más corruptos. Touché.
Gustavo Petro puede justificar, de manera amplia y suficiente, la desaparición de la industria petrolera, pilar de la economía colombiana, y someter a Colombia a la dependencia energética. Al interior del Pacto Histórico, se espera que el retorno de Luiz Inácio da Silva, ponga el erario público del Brasil a disposición de Nicolás Maduro y alivie la deuda petrista.
El gran aporte que hizo Juan Manuel Santos Calderón al proceso de corrupción colombiano es el uso de la narrativa de la Agenda 2030 de la ONU. El uso de la retórica por encima de las obras públicas tangibles, justifica el gasto público inútil, dejando en total libertad la transferencia de los recursos públicos. El Santo Grial de la corrupción: saqueo inclemente, legítimo y con impunidad eterna garantizada por la nobleza de las causas que se pretenden financiar.
El colapso de la corrección política, esa mala práctica que tenía la Clase Dominante para imponer su voluntad y subyugar a la sociedad sin tener contradictores o cuestionamientos porque utilizaban a niños enfermos, gordas feas agresivas o jóvenes analfabetas violentos, significó un cambio en la estrategia porque la sociedad de la post pandemia dejó de tragarse sapos.
Entonces, dejaron de utilizar a los miembros de las minorías supremacistas y para darle mayor credibilidad al plan de dominio y robo generalizado, por ejemplo, nombraron en la dirección del Departamento Nacional de Planeación (DNP) a un académico con el alto perfil de Jorge Iván González, más conocido como “El Sabio”.
Aunque considero que el mote de “El Sabio” es irónico, después de haber visto una entrevista que le hizo María Alejandra Villamizar (la que la Primera Dama trató de Gold Digger), al Director de DNP.
González, se sintió orgulloso por haber incluido en el Plan Nacional de Desarrollo, conceptos como el Calentamiento Global y otras majaderías que, según González, nunca se habían incluido en ese documento que determina el futuro económico de Colombia. Majaderías que un sabio, de verdad, jamás hubiera incluido.
El Cambio Climático, la Esclavitud del Siglo XVII y la Paz Total, son esos conceptos etéreos, incalculables e invaluables que no admiten auditorias, procesos de fiscalización o controles institucionales.
Ernesto Samper Pizano, dijo que iba a construir un canal interoceánico o, de lo contrario, tocaba retirarlo del Escudo Nacional de Colombia, cuando sus mismos secuaces lo delataron y contaron que había recibido financiación del Cártel de Cali para robarse las elecciones presidenciales del año 1994.
Jaime Dussan, el maestro de escuela pública que pusieron a dirigir Colpensiones, como si presintiera que algo le va a pasar a su patrón, propone financiar la construcción de una mega obra de ingeniería fantástica que cumpla con las mismas funciones de un canal interoceánico para poder justificar el robo del ahorro pensional de los colombianos.
Aunque Jaime Dussan no debe sentir que está robando porque, un comunista como él, se cree el dueño de todo y carga con la tara de una deuda histórica que tiene la sociedad con él, porque los ricos son ricos por haberle quitado a él, toda su fortuna. O de eso lo convencieron fácilmente, entonces, se siente con una Patente de Corso para robar todo lo que puedan robar y, finalmente, poder saldar esa supuesta deuda. No roba, solo está cobrando una deuda.
Toman de la Teoría Marxista, la propiedad sobre los medios de producción y sacan de la ecuación la variable del trabajo, lo que lleva, inexorablemente, a la quiebra a todas las economías nacionales que tienen la desgracia de caer en las garras del comunismo.
Luego, se quieren quedar en el poder de manera vitalicia porque no tienen la más remota posibilidad de ser útiles y generar ingresos en el mercado laboral. No saben hacer nada diferente a robar y saquear. Ninguno hace empresa porque eso implica trabajar. Solo son expertos en Dussanear.
Al margen de la Dussaneada que el gobierno del cambio, le va a hacer al patrimonio de todos, es evidente que los colombianos no pueden seguir entregando sus ahorros al Estado colombiano, comprando TES o guardando sus ahorros pensionales en TES. Hay que comprar acciones y oro, no más TES.
La confianza, debe ser el criterio principal al momento de tomar decisiones de inversión. Los colombianos solo confían en los empresarios y desconfían de los burócratas porque no tienen hoja de vida, sino prontuario. Los colombianos, hastiados, no quieren que los sigan Dussaneando.