Iván Cepeda ha hecho lo necesario para enlodar judicialmente al expresidente Álvaro Uribe Vélez y en eso ha gastado buena parte de sus casi ocho años como congresista del Polo, espacio que ganó producto de la muerte de sus padres en la masacre de la Unión Patriótica durante el llamado ‘baile rojo’.
Iván Cepeda no descansa y tiene un propósito claro: ha escrito libros y promovido debates en los que ha hecho revelaciones sobre la vida pública y privada tanto del expresidente como de su familia, y ha actuado, sin esconderlo, como aliado de la guerrilla antes y durante el proceso de paz de Cuba a tal punto de convertirse en el nuevo mejor amigo del exministro de defensa, Juan Manuel Santos. Su rabia, enfilada hacia el jefe del Centro Democrático, ahora está repotenciada con el respaldo del jefe de Estado. Los dos, Santos y Cepeda, están en las espesas aguas de la política vista como una guerra frente a sus contradictores, y en eso, unen más los enemigos que los propios amigos.
Cómo activo miembro de la mesa de conversaciones de La Habana Iván Cepeda asesoró permanentemente a los comandantes de las Farc y les ayudó junto a los abogados Álvaro Leyva, Juan Carlos Henao y el español Enrique Santiago, a diseñar un sistema de justicia para atender los casos relacionados con el ‘conflicto armado’ que se denominó Justicia Especial Para la Paz (JEP ), sistema que ha sido duramente criticado no solo por la oposición en cabeza de Uribe, sino por el ex vicepresidente Germán Vargas y por buena parte de las altas cortes que sienten relegadas sus competencias frente a la JEP.
Uno de los frentes de Batalla de Cepeda contra Uribe se ha dado en las cárceles del país. El congresista ha visitado varios penales, especialmente Itagüí y la Picota, buscando insistentemente testimonios contra el expresidente y su hermano Santiago Uribe. Dos de esos testigos han sido el paramilitar Pablo Hernán Sierra alias ‘Pipinta’ y el criminal Juan Guillermo Monsalve Pineda alias “Villegas”. Ambos, señalados de ser parte de un cartel de falsos testigos pago por Cepeda, tienen algo en común: son representados por el abogado Carlos Toro –el mismo del Hacker Andrés Sepúlveda– y los dos quieren ingresar a la Justicia Especial Para la Paz con la ayuda de Cepeda y del abogado Toro.
Las relaciones entre Cepeda y estos dos criminales son de dominio público tanto que forman parte del proceso que sigue la Corte Suprema de Justicia y la Procuraduría contra el congresista por presuntamente haberles ofrecido y entregado beneficios económicos a cambio de sus testimonios contra los Uribe Vélez. Los beneficios a estos testigos se habrían entregado a través de la ONG Movimiento de víctimas de crímenes de Estado Movice, que dirige la ex esposa del congresista, Claudia Girón, quien también forma parte de las fundaciones Manuel Cepeda y Yira Castro en honor a los padres de Cepeda y con contratos con el gobierno del presidente de Juan Manuel Santos. Las publicitadas audiencias de estos dos falsos testigos contra Uribe también han sido ambientadas en medios amigos de las Farc como Radio Macondo y cubiertas por el periodista Sebastián Díaz, actualmente reportero de la Revista Semana.
Cepeda también le dio juego a estos dos falsos testigos en su libro titulado “Por las sendas del Ubérrimo” donde habla, entre otros temas, de la finca las Guacharacas con testimonios de Juan Guillermo Monsalve, siendo este aún menor de edad para la fecha en que ocurrieron los hechos.
Monsalve dice haber pertenecido al Bloque Metro de las AUC, al mando de Mauricio García Fernández “alias Doble Cero” y asegura que también perteneció al Bloque Central Bolívar al Mando de alias Macaco y de Rodrigo Pérez Alzate alias Julián Bolívar. Sin embargo, no existe ningún miembro del Bloque Metro o del BCB, que se haya sometido a la ley de Justicia y Paz, que ratifique o haya conocido a Juan Guillermo Monsalve en la zona de Cristales o en alguna región en Antioquia donde estos dos Bloques de las AUC operaron.
Dentro de los términos de la ley de Justicia y paz hay una directriz según la cual para la postulación a la ley de Justicia y Paz el postulado debía ser reconocido por un mando de las AUC.
Juan Guillermo Monsalve, que este está capturado desde el año 2007 por el delito de secuestro y condenado a 37 años, no cumple con ninguno de los requisitos y en realidad sólo formaba parte de una banda criminal que delinquía en Caquetá. No debió ser aceptado en el proceso de Justicia y Paz y tampoco cumple con los elementos necesarios para ingresar a la Justicia Especial Para la Paz (JEP) cuya solicitud ya está en trámite a través del abogado Toro y con el respaldo político del congresista Iván Cepeda. Su tarea no solo es facilitarles las cosas a quienes les han servido de testigos en sus procesos contra Uribe sino también desplegar una estrategia que busca abrirles espacio a delincuentes de todo nivel para legitimar la cuestionada Justicia Especial Para la Paz.