Los Carvajal, los Caicedo, los Lloreda, los Garcés, los Losada, los Aljure Dorronsoro, los Eder, los Lule, los Vallecilla, los Herrera, los Barberí, los Paz, los Mejía Amaya, los Gilinski, los Jaramillo, los Meléndez, tan solo por mencionar algunos de los empresarios y líderes más influyentes del sector privado que han logrado sacar adelante y con creces sus conglomerados o grupos empresariales, las cuales se podrían comparar con pequeñas ciudades e incluso países.
Hago este símil porque estos señores día a día se tienen que enfrentar a numerosos rectos y obstáculos de diferente naturaleza y complejidad que han logrado superar con creces, así como también han conseguido hacer realidad sus sueños.
Hago esta reflexión o mejor este llamado para que algunos de ellos se “pellizque” y se cuestionen sobre la necesidad que tiene la ciudad de que ya es hora que se la “arrebatemos” a los “bandidos” que actualmente la están administrando y que la tienen sumida en la inseguridad, la delincuencia, el abandono total, vías destruidas, vendedores ambulantes por todos cualquier espacio público, motociclistas que invaden los carriles del MIO, aunque también lo hacen taxistas y conductores de vehículos particulares, el regular servicio que presta sistema masivo de transporte, las invasiones que a diario se dan por las periferias de la ciudad, la cantidad de personas de la calle abandonadas a su suerte, es que son tantas las necesidades que no acabaríamos de enumerarlas y además que no se ve ningún interés para solucionarlos.
Solo hay algo que si funciona muy bien en nuestra ciudad, el “cáncer” de la “corrupción” que se nos enquistó en 2007 y que desafortunadamente dejamos que avanzara y a pesar de que en 2019, más de 370.000 electores fungimos como sesiones de radio y quimioterapias en un intento por extirpar este tumor cancerígeno, este hizo metástasis, gracias al apoyo de los más de 298.000 electores, a quienes se les olvidó o tal vez los compraron para que siguieran alimentando esa enfermedad que tendría consecuencias nefastas como las que hoy vivimos todos los caleños y que nos está costando que vivamos con temores, y con la desesperanza de volver a tener una ciudad como nos la merecemos, pero no, hoy ya no sé sabe si Cali es la tercera, cuarta, quinta o tal vez la sexta ciudad más importante del país. Se perdió lo que por muchos años se construyó hasta llegar a convertirla en la “envidia” de muchos colombianos y extranjeros que la veían como la “sucursal del cielo”.
Pero que ironía que, con tanto liderazgo en nuestra ciudad, nadie quiera sacrificarse un poco y compartirles a los más de 2.600.000 habitantes, algo de su brillante gestión para que entre todos se haga un gran esfuerzo y recuperarla, o ¿van a dejar que caiga en manos de los que quieren seguirla gobernando en cuerpo ajeno?
A hoy se cuenta con un poco más de 18 precandidatos, de los cuales se conoce que algunos los están patrocinando los mismos y las mismas, en decir, ¿de ganar, quien o quienes serán los que realmente van a gobernar? Como también hay otros que nada tienen que hacer, hay una que, aunque se desgaste, no llegará, estará un “extraditado” de Medellín, quien a pesar de ser un completo desconocido, sin experiencia y conocimiento de la ciudad, cuenta con el respaldo del actual presidente, que eso de entrada le asegura una ventaja económica, y de poder, que en principio le está asegurando el triunfo.
Cali, es una ciudad con fuerte tendencia revolucionaria o de izquierda, lo cual, y como están las cosas, el próximo alcalde lo pondrá el Pacto Histórico, a no ser que tengamos a una persona que, con su liderazgo y actitud, logre cautivar al electorado, o también que este gobierno siga haciendo las cosas como hoy las está haciendo, con desaciertos e incumpliendo sus promesas de campaña y conduciendo a este país al despeñadero.
Repetirán dos candidatos que lo intentaron en 2019, pero que, por circunstancias de la vida, no lograron ponerse de acuerdo para que uno se le uniera a otro y así aunar esfuerzos para que la alcaldía hubiese quedado en mejores manos, ahora nuevamente se volverán a enfrentar y en esta oportunidad no pueden volver a cometer este error, por lo cual en la medida en que vayan avanzando en la contienda, deben ir analizando y pensar sin egoísmos en la ciudad, para no volver a cometer el mismo error. Uno de estos, pertenece a un conglomerado “dulce” de la región, quien tiene que actuar muy inteligentemente y deberá estar preparado porque la ciudadanía le va a recordar y cobrar esta parte de la historia, así como también su cercanía a Juan Manuel Santos.
Cali necesita un líder que venga del sector empresarial, que no tenga la necesidad de “robarse” un peso, que de verdad tenga esas ganas de servir, con vocación social, que le duela la ciudad que viva acá, que la conozca, que la sienta, que vibre con ella, y que la vuelva a ubicar en el radar nacional e internacional, pero no por los índices de violencia, inseguridad y corrupción, sino por cosas buenas y positivas. Esto es lo que necesitamos, pero será que tendremos que seguir buscándolos hasta por debajo de las piedras y seguir preguntándonos ¿Dónde están?