Por: Francisco José Tamayo Collins
Mis primeros recuerdos como espectador de fútbol se remontan al año de 1974. La imagen que surge en mi memoria es la de un hombre levantando su brazo derecho, indicando la zona del terreno donde la selección alemana de fútbol, la legendaria Manschcraft, se propone desplegar uno de sus eficaces ataques, basados en pases largos, precisos, estratégicos y letales. Es un hombre cuya mirada tranquila confirma autoridad; con naturalidad, comparteasertividad en cada uno de sus gestos.
El liderazgo de ese jugador, creador de la posición de líbero en el fútbol, es indiscutible en la cancha. Sus compañeros siguen cada uno de sus movimientos, están atentos para seguir su libreto. Como un cónsul romano, ordena a sus gladiadores hacia dónde deben dirigirse. Franz Beckenbauer es su nombre, siempre porta el brazalete de capitán. Su disciplina, elegancia y pulcritud son el sello personal de su profesionalismo: ¡es el Kaiser!
Los técnicos rivales lo señalan como referente en el camerino, es en uno de los integrantes de la élite del deporte más popular del planeta desde 1966. Junto al rey Pelé y Johan Cruyff conforman un trío de oro. No obstante, Beckenbauer es diferente a todos, pues siendo excelso defensor, tiene la exquisitez de un mediocampista en el manejo del balón y la contundencia de un delantero a la hora de marcar goles. Es temido como gran cobrador de tiros libres y su remate de media distancia es mortífero.
Verlo jugar es un placer: mete pases con chanfle, pues le pega al balón con el borde externo del pie. Habitualmente consiente la pelota, la esconde, la retiene con la simplicidad de quienes hacen ver fácil lo que es en la práctica muy difícil. Franz Beckenbauer hizo historia y se transformó en una leyenda.
Gran caballero, jugaba con ímpetu, pero conservando las formas, yendo al balón, evitando lastimar a los rivales, marcando con limpieza. Sagaz dentro del área, salíadominando la pelota a ras de piso, o solucionando a la perfección cualquier jugada de riesgo que pudiese terminar en gol por parte de los adversarios. Por eso, se ganó con creces el título de mejor zaguero central de la historia del fútbol. ¡El Kaiser rompió el molde de los defensas y fue campeón del mundo como jugador, en ese 1974 que recordamos al inicio de estas líneas con tanto cariño!
Genio y figura, este capitán de capitanes cambiaba el rumbo de un partido con inteligencia y sabiduría táctica desde el fondo de la cancha. Por eso, a pesar de no tener ninguna formación especializada, de igual modo brilló como entrenador y como dirigente deportivo, llegando a organizar la Copa Mundial de Fútbol de 2006, celebrada en la patria que lo vio nacer.
Técnico exigente y comprometido con sus jugadores,volvió a levantar la Copa del Mundo en Italia 90, siendo faro de su amada Manschcraft, a la cual también dirigió en México 86, donde obtuvo el subcampeonato. Resultadosque resumen la calidad de un crack que simboliza lo más elevado del fútbol germano.
Como dirigente deportivo, este gigante dejó huella. Su vida entera estuvo dedicada al FC Bayern München, el equipo rojo de la capital bávara, por cuyas filas han pasado los mejores futbolistas de Alemania. No solo fue jugador del club por espacio de 13 años, sino su entrenador, presidente y presidente honorario.
Cuando fue presidente titular del Bayern tuvo a cargo la construcción del estadio Allianz Arena, precioso escenario que se estrenó con motivo de la Copa que organizó con esmero y meticulosidad, cuya final fue disputada por dos selecciones portentosas que dieron un gran espectáculo,Italia y Francia, con triunfo para los primeros.
Pero mucho más allá del fútbol, con sus aciertos y sus errores, Franz Beckenbauer fue un ser humano excepcional. Amigo de sus amigos, pendiente de los jugadores que fueron sus compañeros o sus pupilos, siempre buscó su bienestar y fue ejemplo de solidaridad, lealtad, elegancia y calidad para generaciones enteras.
Héroe nacional de su país, Beckenbauer ha sido despedido con lágrimas agradecidas en los ojos de millones de hinchas en el mundo, incluyendo las de quien escribe estas líneas, porque con el Kaiser se ha ido la mejor época del fútbol de todos los tiempos.
Esos primeros recuerdos de 1974, la imagen inmortal del gran capitán alemán, están más vivos que nunca; en esta oportunidad acompasados por la música que nos llega desde Salzburgo. Hasta siempre, Franz Beckenbauer, primer líbero de la historia, zaguero supremo del fútbol mundial. Danke, Kaiser!