Por: Fernando Torres Mejía
Como buen súbdito y aprendiz, resulta que ahora también amenazó a todos los colombianos al mejor estilo de su mentor Petro, quien le encanta salir por su cuenta de “X” a despotricar, insultar y armar peleas con todo aquel que se le ocurra, pues bien, Benedetti no quiso quedarse atrás y manifestó que contrato “un” abogado para que demande a todo aquel que diga que es un corrupto y que por lo tanto tendrá que explicarlo y demostrarlo ante la Corte”, esto con el argumento de que “está cansado y fregado porque todo aquel que quiere salir en televisión o en prensa habla mal de mí… casi todos los que hablan mal de mí son ‘nuevones”, en ultimas asegura que quien se atreva a darle ese calificativo, “irá a la cárcel”.
Lo que sí parece claro para la inmensa mayoría, es que Benedetti cuenta con un inmenso prontuario, que si bien es cierto la justicia de este país no ha querido investigar con el rigor que debiera ser, cuando le den la celeridad y la agilidad que se requiere muy seguramente se conocerán las verdaderas andanzas de este siniestro personaje, que por ahora y para darle “contentillo” a los colombianos, la Corte Suprema de Justicia, solamente ha fijado el inicio de la fase de juicio contra él, por “presunta injuria agravada contra la exdirectora del ICBF, Lina Arbeláez, que si bien es cierto es un delito, no tiene la connotación ni la verdadera importancia que se necesita para juzgarlo como corresponde.
En todos los rincones de la geografía nacional, en los medios de comunicación y en las redes sociales, se habla de sus andanzas, por las cuales lo tildan de “corrupto”. Aunque aún no se ha logrado que adelanten las investigaciones correspondientes en las que se le demuestre su culpabilidad, no tiene por qué salir con este tipo de amenazas y menos en un país donde también la justicia se ha visto envuelta en actos de corrupción como los tristes célebres expresidentes de las altas cortes, jueces y fiscales.
Si Benedetti sigue adelante con esta torpeza, le tocará contratar no uno, sino a cientos de abogados para satisfacer ese capricho de iniciar procesos contra los millones de colombianos que le dicen corrupto. En síntesis, lo que pretende son patadas de ahogado, porque también, como él mismo lo confesó en un audio que aún circula, se le escucha decir: “Si yo hablo, nos vamos todos para la cárcel”, entonces, ¿con qué autoridad moral les pide a los colombianos que no lo llamen “corrupto” si él mismo lo confesó?
Es claro que Benedetti se ha convertido en el campeón para utilizar todas las maniobras dilatorias que existen, como las recusaciones, solicitudes de nulidad, cambios de abogado, cambios de juez natural, y solo le ha faltado tramitar un asilo para librarse de todas las acusaciones que tiene en su contra y lamentablemente le han funcionado y como si fuera poco ha logrado convencer o sobornar a un sinnúmero de congresistas, en especial a los Representantes a la Cámara, para destruir la salud que sin duda es otro de los trofeos que busca el gobierno para seguir acabando con el país y que muy seguramente este nuevo episodio está marcado por el síndrome de la corrupción.
En conclusión, será muy difícil e incluso imposible que los colombianos se dejen amedrentar, vayan a cambiar su percepción y se abstengan por una simple amenaza de quien se considera como uno de los principales integrantes del Pacto Histórico, de quien existen tantas evidencias que, si bien es cierto que aún no se han juzgado, en la mente de todos queda claro que están ante alguien que hoy es considerado como corrupto.