Por: Juan José Gómez
El presidente del Congreso de la República, senador Iván Name, lo mismo que varios congresistas y dirigentes políticos ha sido reiterativos en afirmar a quien los quiera oír que nadie pretende en Colombia darle un “golpe blando” al presidente Petro y que tampoco nadie quiere que este alto funcionario sea removido de la presidencia. Lo primero es cierto, porque efectivamente no se tiene conocimiento de que haya existido o exista una conspiración para derrocar a Petro del “primer empleo de la nación” como solíadenominar don Marco Fidel Suárez a la presidencia de la República. Pero en cuanto se refiere a que “nadie” quiere que el señor Gustavo Francisco Petro Urrego deje de ser presidente, me parece necesario precisar, en honor a la verdad, que si existen centenares de miles de colombianas y colombianos que desean con vehemencia que el actual presidente de un paso al costado, lo que se demuestra con los continuos e innumerables gritos y coros que resuenan en calles, plazas, parques, teatros, eventos deportivos, marchas, movilizaciones gigantescas y reuniones en lugares públicos de todo el territorio nacional, en los que se escucha hasta el cansancio ¡Fuera Petro!, ¡Fuera Petro!.
Y no es que se trate de una consigna fijada por quienes se oponen al gobierno actual para motivar un golpe duro o blando contra él. Nada de eso. Es una manifestación espontánea nacida del alma popular que, ante los numerosos errores, agravios, incumplimientos, inexactitudes, irrespetos, amenazas y perjuicios causados por el gobierno al pueblocolombiano, éste no ha podido soportar más y fuertemente ha expresado su desilusión y su descontento con el gobernante y con sus funcionarios. Y lo que es aún de mayor gravedad, el rechazo que le causa la vulneración de la propia Constitución Nacional en su artículo 109 por la campaña presidencial del Pacto Histórico en las elecciones del 2022,al violar los topes máximos de financiación, establecidos por la autoridad electoral, lo que sin paliativos de ninguna clase implica la pérdida de investidura del presidente de la República previa comprobación que ha efectuado el Consejo Nacional Electoral, que deberá reportar la anomalía a la Comisión legal de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes, ésta a la plenaria de dicha Cámara y a su vez la Cámara al Senado de la Repùblica para que estacorporación imponga la sanción ordenada por la Carta Magna. De manera que bien puede decirse que es la misma campaña presidencial del señor Petro la causante de suconstitucional desvinculación de la presidencia, y si él persiste en hablar de golpes, tendrá que hacerse responsable de un autogolpe.
Escrito lo anterior, es deber de este columnista compartir con sus lectores los pensamientos que lo inquietan en relación con este delicado asunto. Es sabido que en el Consejo Nacional Electoral los magistrados son elegidos directa o indirectamente por los partidos políticos, pero siendo respetuoso de la moral y de los preceptos de la legislación nacional se debe admitir que en sus actuaciones no es a sus colectividades a las que sirven sino a algo de mucha mayor jerarquía que se llama el Derecho. Por consiguiente, no es admisible que emitan sus votos con el fin de favorecer a alguien de su mismo partido y no por servir a la legalidad yal bien común porque eso implica delinquir. Y eso mismo vale para los congresistas, por lo que es necesario recordarles, especialmente a los miembros de la Comisión de Acusaciones, que el país los vigila y no va a olvidar que retrasen el cumplimiento de su obligación constitucional, bien sea por solidaridad política o bien por otro motivo, poque todavía hay jueces en Colombia, porque vienen nuevas elecciones y también porque deben tener presente que la “mermelada” puede ser muy dulce cuando se recibe pero que a la larga llega a causar algo parecido a una grave“diabetes” del tipo prevaricato, que no solo impide regresar al congreso o posesionarse de un importante cargo oficial ,sino que obliga a un largo periodo de aislamiento y a un doloroso rechazo social especialmente en épocas electorales.De manera que quedan advertidos.