Columna de Hierro: coletazos de La Habana

Por: Luis Alfredo Ramos

Lo que está sucediendo en ITUANGO es una tragedia que llega como resultado del llamado acuerdo de la Habana, cuando el gobierno nacional, en forma equivocada, negoció con las FARC, un proceso de paz, sin contar con la opinión del pueblo colombiano.

Es cierto que los colombianos siempre hemos anhelado la paz y la convivencia, después de haber sufrido durante décadas, la violencia desatada por ese temible grupo terrorista que azotó sin piedad distintas regiones del país, principalmente el sector rural.

La violencia y el terror han sido el sistema utilizado por ese grupo subversivo, siguiendo la tradición de las guerrillas comunistas en distintas partes del mundo. La guerrilla de las FARC ha utilizado los más aviesos métodos para someter a los ciudadanos en muchas regiones del país.

El secuestro fue utilizado como moneda de cambio. La extorsión se convirtió en su caballo de batalla para esquilmar a millares de víctimas. El reclutamiento de menores fue siempre una acción canalla para conseguir el engrosamiento de sus filas. El abuso sexual de menores fue un delito constante que el país conoció. El asesinato de opositores y la violencia sobre la población constituyeron su programa.

Las diarias amenazas a la gente del campo hizo que esa población, de escasos recursos, tuviera que abandonar sus parcelas, y las cifras se cuentan por centenares de miles.

Los asaltos a entidades bancarias de poblaciones alejadas llenaron las arcas de los violentos. Con el negocio del narcotráfico adquirieron armas letales y vehículos para seguir con sus turbios propósitos, en nombre de su política comunista, al igual que en nombre de la revolución socialista, durante décadas cometieron los más abominables delitos contra la población civil.

No obstante, la perversidad y la violencia terrorista de los subversivos, Colombia buscaba la paz, que empezó a verse cuando el ejercito nacional logró controlar en la mayor parte del país las acciones de los ilegales. Es entonces, cuando las FARC buscan un proceso de paz par evitar el desastre de sus filas.

Durante cerca de cuatro años se dan las conversaciones en la HABANA donde se redacta un documento de ciento diez paginas que recogió los puntos exigidos por las FARC, documento que aceptó el gobierno de la época, dejando que la impunidad se convirtiera en trofeo para los violentos y aprovechando además, el gobierno de entonces, el acuerdo alcanzado para conseguir un premio nobel, después del enorme engaño del cual fueron víctimas la mayoría de los colombianos que habían rechazado mayoritariamente un referendo convocado por el gobierno que pretendía legitimar el acuerdo de la Habana.

Hoy recordamos con inmensa pena el engaño del cual fuimos victimas los 48 millones de colombianos y que deja como resultado una entrega y sometimiento al pedido de los subversivos que nunca han parado su acción violeta y que hoy manejan doble estándar: por un lado se benefician de la impunidad acordada en la Habana y de los gajes conseguidos en lo económico y en las curules regaladas en el Congreso.

Y por otro lado las disidencias continúan su acción violenta en varias regiones, como sucede hoy en ITUANGO, cuando esa misma guerrilla de las FARC, con armas y amenazas, causa el desplazamiento de más de 4000 campesinos inocentes, cuyo único pecado es vivir en ITUANGO, un municipio que linda con el Nudo de Paramillo, donde los guerrilleros tienen una gran fuente de ingresos, producto del negocio de los cultivos ilícitos.
Ese “ACUERDO DE PAZ” que tanto favoreció a la guerrilla, es la sentencia de muerte para muchos municipios que como ITUANGO sufren la violencia y la tiranía de las FARC. Es lo mismo que ocurre en el CHOCO, en todo el departamento del CAUCA, en el departamento de NARIÑO, en el Norte de Santander y en otras regiones del país, donde también se siente el coletazo de la Habana.

LUIS ALFREDO RAMOS B
JULIO 29, 2021

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