Por: Eduardo Mackenzie
El partido de Gustavo Petro es eso, un partido bestial, desprovisto de humanidad, de sentimientos y de inteligencia. Es un partido dirigido por brutos, en el sentido zoológico del término. Aunque se hace llamar “Colombia Humana” se trata, en realidad, de un partido que ha perdido sus reflejos humanos, que hace prevalecer sus sórdidos intereses materiales sobre la vida humana, así sea de la vida de niños de pocos días y minutos de nacidos.
María Antonia Pardo, la “directora de comunicaciones” de Gustavo Petro, caudillo de Colombia Humana, comentó ayer, en un diálogo virtual, un episodio que había llenado de tristeza y furia a los colombianos este 4 de mayo, cuando dos padres de familia, modestos campesinos boyacences, vieron morir a su bebé recién nacido porque la ambulancia en la que lo llevaban a un hospital de Bogotá fue bloqueada en una carretera por un piquete de vándalos huelguistas.
“La madre viajaba hacia Bogotá de manera urgente, pues su embarazo era de alto riesgo”, precisó un semanario.
Con pasmosa frialdad, la activista Pardo espetó: “El bebé no murió por culpa de los manifestantes, el bebé habría muerto igual lastimosamente”. El rechazo de sus interlocutores fue inmediato. Ellos conocían bien la historia de la muerte de ese bebé. “Lo que acabas de decir es totalmente grosero”, dijo uno. “Es una falta de respeto”, agregó otra persona. “No estamos hablando de un perro, estamos hablando de un niño, por Dios”, exclamó otro dialogante.
Cuando la prensa difundió esa declaración, una onda de estupefacción recorrió el país. Tal análisis mentiroso no pudo haber sido lanzado por María Antonia Pardo sin obtener la autorización de su jefe.
La ambulancia no solo había sido bloqueada en plena carretera cerca de Tocancipá por un grupo de 200 vándalos sino que éstos anunciaron que derribarían el vehículo porque creían que éste transportaba armas. La revista Semana recogió el testimonio de Luz Mary Arévalo y Yon Fredy Abril, los padres del bebé muerto: “La ambulancia no solo fue retenida, sino también agredida con palos y piedras, pues los manifestantes aseguraban que adentro no iba una mamá en trabajo de parto, sino material de la policía. La violencia contra el carro fue tal que Luz Mary la describe como una ‘tortura’. Y en ese momento, la oportunidad que habría tenido Salvador de vivir se apagó. ‘Cuando gritaron que iban a darle bote a la ambulancia, que si no nos devolvíamos para el pueblo le prendían fuego, nos agarró una angustia de morir quemados.
Prácticamente expulsé al bebé en ese instante”, narró Luz Mary. El bebé murió cinco minutos más tarde por falta de oxígeno. Sus padres le habían dado el nombre de Salvador.
La conclusión es obvia: para la Colombia Humana, tal agresión bárbara, y la muerte del niño en la ambulancia inmovilizada y sacudida por sus activistas, constituye un crimen que podría recaer pronto sobre el agitador Gustavo Petro. Por ello ese dato debía ser retirado rápidamente de los medios y del visor de los actores judiciales. Había que negar el hecho real y fabricar una explicación falsa, así ésta fuera un insulto a la conciencia moral del país.
Ese lamentable papel fue encomendado a María Antonia Pardo.
La muerte del bebé recién nacido tiene poca importancia para la militancia extremista: el partido de Gustavo Petro apoya el aborto en sus formas más radicales. La muerte de Salvador debía ser atribuida entonces, según ellos, a los padres de la creatura, o al chofer de la ambulancia, pero jamás a los energúmenos petristas que se negaron a tener un gesto de piedad con otros seres humanos y que obraron para que la ambulancia no llegara a su destino.
Yon y Mary “tratan de reponerse de su dolor”. “Su tragedia conmovió a Colombia y al mundo”, concluyó Semana.
Durante los violentos disturbios generados desde el 31 de abril por la huelga insurreccional decretada por el bloque opositor que dirige Gustavo Petro, ya han sido atacadas 16 ambulancias en Bogotá en los últimos días. Lo peor es que ya son dos los bebés que han muerto a causa de esos ilegales asedios. El otro caso es el de una niña recién nacida, en estado grave, que debía ser llevada a un hospital de Cali y que murió en brazos de su médica a causa de otro bloqueo. Así va Colombia, mientras que la prensa internacional divulga sin ningún escrúpulo falsas informaciones sobre las “protestas pacíficas” en las que los héroes son los vándalos y sus métodos delictivos y los criminales son la población civil y la fuerza pública.