Por: Luis Manuel Ramos Perdomo
Detrás del fuerte apretón de manos con Petro, la inocultable sonrisa de los dos presidentes de los partidos Liberal y de la U y el indecoroso despido de tres Ministros, cuyas vacantes y planta de personal serán llenadas “coincidencialmente” por personas afines a esas colectividades, pocas dudas quedan sobre las causas y consecuencias de aquel encuentro.
Estamos en presencia de un “Cambalache”.
Tomo prestado el título del famoso tango de autoría de Enrique Santos Discépolo, que fuera compuesto en 1934 e inmortalizado por el Francés Charles Romuald Garded o el Argentino Carlos Gardel, que ha dejado huella imborrable gracias a su contenido premonitorio.
Cada estrofa, cada frase, está cargada simultáneamente de historia y futurismo que lo colman de vigencia.
Ver y escuchar a quienes nos gobiernan, nos traslada a ese tango algo malevo y ungido de lunfardo que se adecua con toda precisión a nuestros perversos (y en ocasiones pervertidos) dirigentes y gobiernos llenos de “maldad insolente” que se pregonan “derechos” siendo verdaderos “traidores”
Relata el canto en comento que es “lo mismo un burro que un gran profesor”. Nos gobiernan “burros” y no cualquier clase de burros, son burros megalómanos, mitómanos y pendencieros, afanados en su ambición sin respeto por el pueblo y atropellando la razón. Ninguno es un Señor, pero más de uno es Ladrón.
Son esa clase especial de ladrones, incluso algunos con prontuario y graves antecedentes que, valiéndose de arquetipos en los términos de Carl Jung, se venden como heroicos justicieros a la masa y su inconsciente colectivo, ávidos de la azarosa fortuna del que espera ganar la lotería sin siquiera comprar el boleto.
Gracias a los ideológicamente mal nacidos, ya “a nadie importa si naciste honrao”. Estar fuera de la ley, la moral y la virtud, tener prontuario o vivir mintiendo, son las nuevas calidades para llegar a gobernar y perpetuarse en el poder como “pretencioso estafador”, porque “los inmorales nos han igualao”.
Hoy y como si vivirlo fuera un canto, muchos aplauden y ovacionan el saber que esto es una “porquería” mientras algunos lloramos ante tanta tiranía.
El Comunismo, el Socialismo y el Progresismo empujaron a Colombia y a América Latina a un Cambio. Se cambió una plutocracia imperfecta por una oclocracia perfecta.
Todo ello como en la yira-yira de Francisco Canaro, bajo la indiferencia del mundo que es “sordo y es mudo”.
Acudo a la apología de Enrique Maroni, pues con el pueblo de américa latina, la desaparición de la democracia y el advenimiento de las dictaduras constitucionales socialistas se aplica el tanto “(…) que me hiciste mal y sin embargo te quiero, porque sos el mensajero del alma de (…)” satanás.
El socialismo tiene la virtud de eliminar la riqueza de quienes no simpatizan ni gobiernan a su lado, incrementa la pobreza y la convierte en miseria, mientras sus víctimas agradecen con fervoroso e inexplicable fanatismo.
El amplio catálogo de promesas suele ser incumplido con argumentos y narrativas preelaboradas para ocultar la incompetencia y la indignidad, cual estupro político que expone prometer para vencer y después de haber vencido, incumplir lo prometido.
Entiendo que he acudido a un género musical que, si se quiere, ha entrado en desuso y sólo habita en la memoria y los corazones de generaciones que se forjaron con disciplina, responsabilidad y respeto a la autoridad, gracias a unos padres que entendieron y asumieron su rol al margen de la amistad, la alcahuetería y la complicidad.
Difícil transmitir y explicar mensaje similar, cuando las mayorías que han llevado a los socialistas al poder hacen parte de una juventud descarriada que cambia más de ideología que de ropa interior y en el plano de la batalla cultural hace parte de un especial grupo de idiotas útiles.
Es habitual en sus canciones encontrar letras y mensajes en una jerga peculiar que no solo atropella el idioma sino también a la razón.
Llevan un tiempo escuchando “ya no quiero hacer lo correcto, pa` esa puta mierda yo no tengo tiempo.”
Tal vez eso pueda explicar el hecho de que unos jóvenes congresistas, incluso músicos de profesión, al “sentir que es un soplo la vida”, piensen que soplar marihuana es lo correcto y que el deterioro cognitivo de su proeza es cantaleta y perorata.
Lo irónico es que esos jóvenes reclaman por derechos una lista larga de aspiraciones y deseos que, sin límites, pretende imponerse por la ley del menor esfuerzo, acabando en poco tiempo con todo aquello que sus padres y abuelos construyeron con el fruto de su disciplina y trabajo.
Esto lo tienen claro quienes, a su antojo, los usan como carne de cañón en protestas, marchas y estallidos, primero para afectar la gobernabilidad sembrando caos, anarquía y zozobra, que permiten vender sus promesas y propuestas de cambio, todas ellas incumplidas al llegar al poder, al que se pretenden atornillar con la ayuda de esa ingenua e ilusa carne de cañón dispuesta a dar tantas oportunidades como frustraciones siembren sus mesías, los “líderes” del Socialismo Latinoamericano.
El libreto se ha cumplido en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Perú, Nicaragua, evidentemente en Cuba e infortunadamente en Colombia.
Resulta evidente que, salvo con algunos pocos aspectos del Socialismo Utópico adoptados por la narrativa Progresista, no estoy de acuerdo con esa ideología y menos aún con su praxis.
Sin embargo, me resulta más censurable el comportamiento de los graucho marxistas criollos que, siendo líderes de partidos políticos, se vuelven cómplices de la hecatombe por un plato de lentejas.
Colombia no sucumbirá y en rechazo o castigo a tanto político sinvergüenza, se levantará fortalecida para dar la mano a los pueblos de América en nombre de la libertad y la democracia.
En 1948 llegamos a ser considerados la ATENAS Latinoamericana y, al sobrevivir a la intentona Socialista y políticos corruptos, lo seremos de mejor manera probando incluso ser la TENAZ Latinoamericana.
Debemos reaccionar antes que políticos y gobernantes nos lleven al fango. Así como los elegimos, podemos descartarlos.