Por: Fernando Torres Mejía
En mi concepto, creo que Cali no volverá a tener un candidato de los quilates de Wilson Ruiz. La comunidad perdió la oportunidad de tener una ciudad segura, de poner orden en la casa, esta casa que amamos todos.
Una de las medidas de Ruiz, era vigilar con lupa cada una de las Secretarias de la Administración Municipal, con el fin de acabar con los nidos de corrupción que están enquistadas, sin excepción.
A Wilson, le duele la ciudad. Quiso trabajar por la seguridad, la justicia, por recuperar y sacarla del atraso, del caos en que se encuentra. La autoridad es una burla, no es respetada, la movilidad es un desconcierto total. Ni que decir de las basuras, se tragan la ciudad. Otro tema sensible son los carriles del MIO, no hay exclusividad, motos, carros avanzando a velocidad, desafiando la autoridad. Igual sucede con las rutas de la ciclovía. La malla vial es otro dolor de cabeza, es un “rosario” de huecos; basuras por doquier. Habitamos una ciudad antiestética , rodeados de delincuencia. La corrupción hizo metástasis.
En mi opinión, hemos perdido a un gran candidato y a una persona idónea. Wilson ha desempeñado cargos importantes en el Gobierno, fue Ministro de Justicia, hizo parte del equipo que firmo la extradición de más de cuatrocientos delincuentes, con convicción y firmeza, con una hoja de vida impecable, salió limpio, sin investigación alguna.
Cuando Wilson llegó al Ministerio, le asignaron quince camionetas blindadas para su protección. Él, un hombre austero, desposeído de pretensiones y opulencia, ordenó devolver doce de estas, del mismo modo, devolvió equipos y líneas celulares. En otro contexto, dio la orden a los subalternos, que a partir de ese momento, cada quien asumía los costos del plan de telefonía que tenían asignado, teniendo en cuenta que el Ministerio entraba en reducción de gastos.
Sí, este es Wilson Ruiz, un hombre intachable, honesto, sencillo, integro; un funcionario público que sale del ejercicio sin investigación alguna, ejemplar para un país con malos manejos de los recursos públicos.
Recientemente, tuve la oportunidad de conversar con Wilson, quien me comentó la decisión de declinar como aspirante a la Alcaldía, una determinación bastante difícil de asumir, entendí las razones inteligentes para hacerlo. Me hablo de su futuro inmediato, y de lo nuevo que viene para él. Este es el coraje y el denuedo que lo caracterizan.
El pasado miércoles, en rueda de prensa, anuncio la adhesión a la campaña de Alejandro Eder. En ese momento, colaboradores y seguidores expresaron tristeza, impotencia, rabia, lágrimas, aceptaban la derrota. Inconcebible que un candidato con las calidades que Ruiz tuviera que declinar sus aspiraciones, porque los empresarios lo dejaron solo, le dieron la espalda. Por esta razón, Wilson decide declinar.
Es bien sabido que toda la campaña es muy costosa, más aún en su recta final. El día de las elecciones circulan ríos de efectivo, miles de millones de pesos requeridos para la logística: testigos, movilizar electores, transporte, refrigerios, almuerzos, comidas, etc.
Como lo habíamos advertido, hay dos candidatos fuertes, con duda para algunos, contrario a lo que significaba y representaba Wilson Ruiz, su participación generaba tranquilidad, sin sombra alguna por su trayectoria, forma de actuar, y de pensar, sin engaños, un hombre serio, aterrizado, decantado, nada similar con los otros candidatos.
En esta recta final se define el ganador a la Alcaldía, quizás para algunos no cumplen las expectativas, no despiertan simpatía total, que si lograba Wilson Ruiz, su amor por Cali, así las “encuestas” no lo mostraban con el 1% de intención de voto, aunque en el territorio (la calle) venía creciendo de manera significativa, lo reconocían como la persona que Cali necesita para su transformación.
Hoy toma fuerza lo que he venido manifestando referente a que el Estado debería financiar las campañas políticas; se necesita gran músculo financiero para competir con las grandes maquinarias y estructuras, circunstancias que impide competir bajo las mismas condiciones. Es un gran desgaste económico y emocional participar en campañas de elección popular, lo que le sucedió a Ruiz.
Para finalizar, retomo al gran ser humano, Wilson Ruiz, buen amigo, quien hoy nos deja un gran legado y lección de honestidad, de entereza y amor por Cali. Hoy decide adherir a la campaña de Alejando Eder, para aportar conocimiento y experiencia al programa de gobierno que se identifica con el propio; juntos le apostaran a una mejor Cali, para que regresemos a los estándares de competitividad y desarrollo, que otrora nos caracterizó.
Infortunadamente, en esta ocasión tuvimos una gran oportunidad de transformación, pero, Cali, ha perdido