Por: Andrés Villota
La irrupción violenta de una horda de manifestantes en un barrio residencial, con la aparente intención de buscar en su casa (violando los datos privados, la vida privada y la propiedad privada) a Lyda Krewson, la Alcalde de St. Louis, Missouri, Estados Unidos para hacerle un “juicio sumario” y “destituirla”, por haber hecho publica una lista de personas que había solicitado realizar cambios en la Policía local; aparte de dejar serios interrogantes sobre la verdadera intención del comando que realizó el intento de toma de rehenes, dejó entrever un afán del ala terrorista del grupo Black Lives Matter, por legitimar su accionar violento bajo el rótulo de la “auto defensa”. Alegaron que tuvieron que “defenderse” de personas como Mark y Patricia McCloskey, una pareja que sintió amenazada su integridad física cuando vieron a un grupo de gente que había ingresado de manera ilegal al jardín de su casa.
La auto defensa fue la justificación para crear el grupo terrorista Black Panther Party (de orientación comunista-maoista), durante la segunda mitad de los años sesenta en los Estados Unidos de América. Un grupo de terroristas que legitimaba el uso de la fuerza y de la violencia por tratarse de un grupo de “auto defensa” que, debía proteger de la brutalidad policial a los miembros de la comunidad afroamericana, promovía el mismo proceso de aculturación y destrucción de la memoria histórica de la “Revolución Cultural” de Mao Tse Tung, y trataba de evitar la acción de la justicia sobre los miembros del grupo que transgredían la ley con su actividad criminal, cuestionando a las Instituciones encargadas de mantener el orden público.
El saludo del Black Panther Party, conocido como el símbolo del Black Power, apareció de nuevo. El saludo con el que se violaron, en las Olimpiadas de México 1968, los principios del olimpismo moderno al promover la supremacía racial y hacer proselitismo a favor de un grupo terrorista. Pero esta vez no lo hacen deportistas amateur, lo están haciendo los deportistas profesionales (inmensamente ricos) que militan en las grandes ligas del deporte de los Estados Unidos. Para ponerlo en perspectiva, es como si los futbolistas blancos de la Liga de Futbol alemana hicieran el saludo nazi para mostrar la supremacía de la raza aria. El discurso de odio y de polarización social de la Izquierda, se propaga sin límite y sin pudor alguno.
Posterior al fracaso de los movimientos revolucionarios juveniles de 1968 surgieron grupos terroristas de orientación comunista, en varios países del mundo libre. En Alemania Federal, por ejemplo, apareció la Fracción del Ejército Rojo que usó un acto de brutalidad policial ocurrido durante una protesta violenta contra la visita de Estado del Shah de Irán, Mohammad Reza Pahlavi, como la “disculpa” principal para su aparición. Sus integrantes se dedicaron a asesinar a empresarios y funcionarios públicos en sus casas, a secuestrar a miembros importantes de la sociedad alemana, a detonar artefactos explosivos, y a provocar incendios y la destrucción de la infraestructura civil.
Los ancianos que dirigen desde la sombra al grupo terrorista Black Lives Matter, utilizaron a un joven abogado egresado de la prestigiosa Universidad de Princeton, (Colinford Mattis) y a una joven abogada egresada de la no tan prestigiosa Universidad de Fordham (Urooj Rahman), para realizar una operación comando con el objetivo de destruir una de las estaciones de la Policía de Nueva York. Fueron atrapados en flagrancia en el momento que se disponían a lanzar un artefacto incendiario. Afortunadamente se frustró un acto terrorista en el que probablemente hubieran sido quemados vivos integrantes del cuerpo de la Policía.
La frustración de los comunistas de la tercera edad tras fracasar en su juventud tratando de imponer una dictadura comunista, podría estar mutando hacia el terrorismo de los años setenta, a través del uso de jóvenes fácilmente manipulables por su ignorancia y fanatismo. Lo que esta ocurriendo en la coyuntura actual, puede ser la reaparición de grupos terroristas como consecuencia del fracaso de las marchas y revueltas violentas ocurridas en algunos países del mundo. Toda bajo el manto del concepto de las “autodefensa”.
En Colombia las verdaderas intenciones de esos autodenominados grupos de autodefensa, quedaron en evidencia el 5 de diciembre del 2019 cuando la “Guardia Indígena” (grupo de autodefensa indígena) y el grupo “Primera Línea de Defensa” (grupo de autodefensa de estudiantes universitarios contra el ESMAD), atentaron en contra de la integridad de un grupo de manifestantes que se encontraba ejerciendo su derecho constitucional a la protesta social, frente a la Embajada de Cuba en Bogotá. Los manifestantes pacíficos se salvaron de ser linchados, gracias a la oportuna intervención de la Policía Nacional. El mensaje es claro: nadie puede pensar diferente a los comunistas, nadie se puede manifestar de manera pacifica en contra de la Dictadura Comunista Cubana. Socialismo o muerte, es la consigna.
El renacimiento del Black Panther Party, bajo el nombre del grupo de “autodefensa” del Black Lives Matter, financiado con recursos de George Soros y por varias de las grandes empresas norteamericanas que quieren hacer un acto de “face wash” para tratar de tapar la violación sistemática de los derechos humanos que ha sucedido en sus fábricas en la China Popular, augura una larga vida a sus actos de aculturación, terrorismo y barbarie. Lo mejor que le puede pasar a la democracia, la libertad y el respeto por los derechos humanos, es la reelección del Presidente Donald Trump. O de lo contrario en manos de Joe Biden (apoyado por el marxista anciano, Bernie Sanders), lo que le espera a los Estados Unidos de América, puede ser el final de su hegemonía y de su existencia como país democrático.