Por: Julio Cesar Leal Duque
El JP Morgan Chace & Co. compró el banco FirstRepublic Bank en Estados Unidos luego de que éste último no hubiese presentado un plan de rescate y las autoridades digan que no hay como atender las necesidades de liquidez para responder a los ahorradores que pierden todo su dinero; con autorización de las autoridades bancarias compran el banco y tratan de responder a los ahorradores. Aparentemente es un anuncio bueno para apaciguar las aguas que muestran a todas luces la debilidad de los sistemas financieros y sobre todo de los gobiernos para atender las quiebras de este sector.
Desde mi punto de vista esa decisión no es las más adecuada, primero porque las autoridades bancarias mostraron debilidad frente a la vigilancia de este tipo instituciones; segundo porque el impacto de las pérdidas arrastra un montón de sectores; tercero la medida -permitir la compra- lo que hace es diluir las pérdidas, es decir, un banco que tiene un patrimonio sólido y utilidades del año (además de las utilidades retenidas), al comprar otro banco quebrado que seguramente tiene en su patrimonio pérdidas y pasivos, al ser absorbido el efecto es que las utilidades de un banco como JP Morgan Chace & Co. se las “chupan” las pérdidas del otro banco, fiscalmente se baja la utilidad y el gobierno no recauda, y patrimonialmente es posible que se vea disminuido el patrimonio del que absorbe, por lo tanto, el perjuicio puede ser extendido a los ahorradores del JP Morgan Chace & Co.; esto desde el punto de vista societario y fiscal.
En Colombia están pasado cosas bien particulares, la primera es que los bancos decidieron no atender las directrices del Banco Central, que desde mi punto de vista es grave -posiblemente delictivo porque atenta contra la estabilidad macroeconómica-, dijeron que no se acogen a la subida de tipos de interés -para control de la inflación- y que van a bajar las tasas; pero claro como todo en Colombia es paja, bajaron la de captación, pero las de colocación por lo menos yo no he visto que las bajen. Hacen jugaditas tratando de arreglar su problema, pero el de la Nación poco les importa.
Lo más grave que veo es el enredo que nos dejó “el salvador de la Amazonía”, el Presidente Duque, junto con su despampanante ministro de vivienda que ahora trabaja para los bancos, pues bien, durante el año 2020 en el país se vendieron 176.157 viviendas (VIS y No VIS) según algunas cifras publicadas por el Ministerio de Vivienda «En el segmento VIS se vendieron 125 mil unidades, siendo el mejor año en ventas VIS del que se tiene registro, con un aumento del 11% frente a 2019. Por su parte, en el segmento No VIS se vendieron 51 mil unidades, un crecimiento de 0,3%», afirmó Jonathan Malagón, Ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio.
Después en el 2021 dice la misma entidad “…En tan solo 11 meses, 2021 se convierte en el mejor año en la historia en comercialización de vivienda con más de 209 mil unidades vendidas, según datos revelados por Galería Inmobiliaria. “La vivienda pasa por un momento excepcional, el mes pasado anunciábamos que ya superábamos el récord del año 2020, y noviembre suma 19 mil unidades vendidas adicionales ratificando que hoy en Colombia se está comprando vivienda como nunca”, puntualizó Jonathan Malagón, Ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio.”.
Y así sucesivamente crecieron las ventas de VIS hasta el año 2022, muy bueno ese crecimiento, mucha confianza de los inversionistas y un gran síntoma de crecimiento de la economía, el problema es que a los legisladores y al gobierno del “Salvador de la Amazonía” se les olvidó asesorarse para no afectar a miles de compradores de este tipo de viviendas. Las viviendas no pueden estar amarrados los precios a la inflación (Salarios Mínimos) del último año de entrega, debe estar amarrado a la UVR o determinar otro mecanismo, pero para eso los ministerios tienen un montón de asesores en los despachos que bastante nos cuesta mantenerlos.
Este año después de ver que la inflación está disparada, la sorpresa de miles de compradores es que las constructoras no están entregando los inmuebles ya terminados, -están alargando descaradamente las entregas y las autoridades como en Colombia no vigilan- sobre los cuales compraron los materiales para la construcción en años anteriores y están llamado a que firmen un “otro sí” con un ajuste casi de $24.000.000 por vivienda, muchos de los inmuebles ya terminados como dije antes, donde solicitaron devoluciones de impuestos a la DIAN etc. Desde mi punto de vista es lamentable que constructores se quieran aprovechar de las burradas del gobierno de “el salvador de la Amazonía” que diseñó esa ley -supongamos que no la diseñó, debió arreglar el problema- y que ahora ahorca a millones de Colombianos, no solo por los $24 millones de este año, algunos constructores ya están diciendo que este año no entregan, que el año entrante -para cobrar otros millones-, y el ministerio de vivienda… ¡bien gracias!
Entonces, las tasas de colocación sin autoridad porque los bancos ya dijeron que les importa un “pito” lo que diga el Banrep, las constructoras sin autoridad porque el MinVivienda no las audita, y el Plan Nacional de Desarrollo con un orangután terrible que es de donde se pegan las constructoras para cobrar con la Ley por delante, ellos dicen que están cumpliendo la Ley.
Aprovecharse o echarse la cuerda al cuello, porque si la gente no puede pagar se va a desatar una crisis terrible. El señor orangután del PND es el siguiente:
“…PARÁGRAFO SEGUNDO. Todos los negocios jurídicos tales como adhesión a contrato fiduciario, contrato de leasing habitacional, promesa de compraventa, compraventa y otros asociados a la adquisición de viviendas de interés social y que hubieren sido iniciados con anterioridad a la entrada en vigencia del presente artículo, podrán terminar su ejecución con el precio máximo contemplado para ese tipo viviendas en la normatividad anterior.”.